Aquella noche Andrew sintió como algo dentro de él cambiaba, como si las cosas se hubiesen colocado en su lugar de una manera asombrosa.
Observo dormir tan profundamente a Angela que sintió el deseo de protegerla de todo, de cualquiera, no sabía porque las cosas habían sucedido así, pero tuvo a una chica maravillosa a su lado, alguien que no esperaba nada de él, solo estaba en problemas y la encontró en el momento preciso, jamás la lastimaría, aun que sabía que quizá solo era el alcohol lo que hablaba, era extraño, pero solo deseaba seguir en ese momento y lugar para siempre, como si aquella chica a la que apenas conocía le daba esa tranquilidad que tanta falta le hacía en la vida.
Hasta aquel momento no se había dado cuenta de la paz que su alma necesitaba, por alguna extraña razón la vida había unido a esos dos extraños, aun que tal vez solo sería esa noche y mañana ella solo le pediría que la llevase a casa, era algo que le ponía melancólico, pero que estaba dispuesto a afrontar si sucedía.
Se quedó junto a ella, completa y profundamente dormido sintiendo entre sus brazos el cuerpo al que había acariciado por completo.
Incluso soñó nuevamente aquellas caricias, la forma en la que ambos se entregaron el uno al otro.
Andrew sintió la luz en su rostro, intento abrirlos, pero estaba cansado, normalmente tenía mucha energía, pero la noche anterior había sido bastante interesante, sin contar con todo lo que había bebido, perdió el control y eso era algo que no sucedía a menudo.
Pudo ver a Angela aun durmiendo recargada al otro lado de la cama, la espalda de la chica, su cintura estaban al descubierto, las mantas solo la cubrían de sus preciosas caderas hacia abajo, parecía tan tranquila, así que Andrew decidió tomar una ducha, se puso de pie sin hacer ruido, pensó en pedirle a Anita el desayuno para ambos en la habitación, pero al salir de la regadera descubrió que su acompañante ya no estaba, busco en su habitación y de inmediato bajo las escaleras, cuando vio a Anita le pregunto si no vio salir a Angela.
Anita sonrió y asintió.
— Veo que ahora tiene mejor gusto señor, pero su acompañante parecía tener prisa, salió y solo se disculpó, la verdad es muy bonita.
Andrew se apresuró a salir a buscar a Angela, sin darse cuenta de que solo tenía los pantalones puestos, cuando abrió el portón de fuera busco alrededor, pero no vio nada, parecía que se la había tragado la tierra, ¿dónde demonios se había metido? No tardo tanto en la ducha, ¿por qué se fue así? Él la llevaría a casa, no tenía necesidad de salir de aquella manera como si hubiese hecho algo malo.
— Debería ponerse esto señor.
Anita le entrego una camisa a su jefe, quien hasta ese momento había sido consciente de que no llevaba encima casi nada.
— Venga, le prepararé su desayuno, ya tendrá tiempo de buscar a su cenicienta, señor.
Andrew con un poco de confusión y quizá tristeza entro en casa, su fiel amigo lo esperaba emocionado.
— Eres un mal guardián, ¿por qué la dejaste escapar?
Decía Andrew jugando con Taurus, que no tenía idea de lo que hablaba su dueño, simplemente se dedicaba a dejarse consentir por su tan amado cuidador.
Andrew tomo su desayuno con algo de ansiedad, no tenía su número telefónico, no sabía donde vivía, solo sabia que tenía en su maletero aun la ropa que había comprado Angela la tarde anterior, pero enseguida recordó algo, sabía donde trabajaba, así que una sonrisa se asomó por sus labios y supo lo que tenía que hacer.
— Nos vemos más tarde Anita, cuida a este guapo muchacho, compórtate con Anita, ¿entendido?
Taurus jugueteaba con Andrew, quedándose en compañía de Anita que siempre lo cuidaba mientras su jefe estaba metido en sus obligaciones.
Andrew salió con rumbo al único lugar donde sabía podría encontrarla para hablar sobre lo que había sucedido.
Recordaba que había utilizado protección, pero aun así sabia que había riesgos de que un embarazo no planeado pudiese suceder, deseaba decirle que todo estaría bien, que él la ayudaría en esta difícil situación por la que atravesaba, y que él se hacía responsable por lo que sucedió, solo quería verla y saber que todo estaba bien, aun que una parte de él no solo deseaba dejarla tranquila, lo que había sentido la noche anterior era maravilloso, no podía dejar de recordar los besos, las caricias, y sobre todo el haber sido su primero, quien le mostró por primera vez lo que significaba tener intimidad.
Su móvil sonó mientras conducía, así que activo su bluetooth para atender la llamada.
— Vaya, hasta que atiendes el móvil, ¿por qué demonios lo tienes apagado?
Preguntaba severamente su padre.
— Buenos días, padre, no me di cuenta de que estaba apagado, anoche llegue algo tarde y...
Pero Roberto no dejaría que terminara de contar sus aventuras, él solo necesitaba verlo para ver algunos detalles sobre los negocios.
— Necesito que vengas a mi oficina ahora mismo, tenemos que arreglar algunos asuntos importantes.
Pero Andrew deseaba ir en búsqueda de Angy, necesitaba hablar con ella antes de hacer alguna otra cosa, pero su padre no estaba dispuesto a esperar.
— No hay nada más importante que esto, así que te quiero aquí en 20 minutos, apresúrate, sabes que odio la impuntualidad.
Andrew sabia que por el momento no quería tener problemas con su padre, recién estaban comenzando a tener una buena relación porque pudo cerrar las negociaciones con Samuel, así que tendría que dejar el tema Angela por el momento, pero no por mucho, necesitaba hablar con ella.
— Está bien, iré hacia allá.
Su padre colgó el teléfono dejando a Andrew un poco molesto por su insistencia, el hombre siempre exigía, las cosas tenían que hacerse como él decía, no había más opción a menos que desearas verle furioso, algo que Andrew sabia afectaba a su madre.
— Esteban, necesito un favor, puedes esperar en la planta baja.
Esteban era su asistente, un tipo gentil que siempre ayudaba a Andrew con cualquier problema, incluso en alguna ocasión lo había ido a buscar a un bar, Andrew estaba tan bebido que no podía sostenerse en pie, era el único amigo que tenía, pues no solo era su empleado, si no un buen sujeto al que le depositaba la confianza al contarle cosas íntimas sobre él y su familia.
— Claro jefe, ahora bajo.
Andrew se despidió, estaba a pocos minutos de la compañía de su padre, al llegar vio a Esteban de pie en su espacio de aparcamiento, bajo del auto y le tendió las llaves a su amigo.
— Necesito un enorme favor, solo tú tienes mi absoluta confianza, esto es lo que harás.
Andrew le dio instrucciones a Esteban que él seguiría al pie de la letra sin hacer una sola pregunta en ese momento, pues sabia que el padre de Andrew lo esperaba, y ese hombre era bastante impaciente, Esteban sentía lástima por Andrew, sabía que su padre era un tipo que no valoraba la familia que tenía, pues en su propia empresa tenía a su amante, un secreto que Andrew le había revelado tiempo atrás a su amigo.
— Bien, ahora mismo me pongo a ello, ahora ve con tu padre, te busca desde hace algunos minutos.
Andrew se despidió por el momento de su amigo, tomo el ascensor y subió al piso donde estaba su padre.
— ¿Puedo pasar? No esta tu asistente así que....
Pero antes de continuar Andrew vio con desprecio a la mujer que salía del sanitario privado de su padre.
— Pasa, pasa hijo, que nadie nos moleste por ahora, retírate.
Le decía a la mujer que se acomodaba un poco la falda, haciendo que Andrew se pusiera furioso, pues imaginaba lo que había sucedido momentos antes de entrar en ese despacho.
— Sabes una cosa, al menos deberías tener la decencia de hacer tus.... Cosas en otro lugar, mi madre podría venir a visitarte y encontrarse con esa escena, al menos ten algo de respeto por ella.
Pero el hombre poca importancia le dio a los comentarios de Andrew, por el contrario lo invito a tomar asiento, deseaba hablar de un tema que le interesaba.
— Toma asiento, necesito que firmes estos documentos.
Andrew tomo la carpeta con los documentos y observo algo que no le agrado mucho, y que sabía no era correcto.
— No puedo firmar esto, ¿estás consciente de que me pides que cometa un fraude padre?
Pero Roberto con una sonrisa asintió, restándoles importancia.
— Solo firma, ya me encargaré yo de todo si hay algún problema legal, pero no te preocupes, Samuel solo desea que se conserven las normas y regulaciones que pidió, todo será igual, la única diferencia es el nombre del negociador, eso es todo hijo mío, no te afectara en lo más mínimo.
Pero Andrew sabia que no era lo correcto, así que cerro la carpeta y ante la mirada furiosa de su padre volvió a negarse rotundamente, él no traicionaría la confianza que aquel hombre deposito en él, no era correcto y era muy bajo.
— Lo siento, pero no lo haré, no me interesa que mi nombre se vea manchado por seguir una de tus órdenes, al final de cuentas no fuiste tú quien cerro el trato, sino yo, así que lo lamento pero no.
Pero Roberto no se quedaría con los brazos cruzados, la compañía era suya, y no permitiría que su hijo comenzara a tomar decisiones que no le correspondían, algún día si era digno sería el dueño de todo, pero aún era joven y a su ver ingenuo, esa mañana le dejaría claros varios puntos a Andrew, quien se daría cuenta de que nada había cambiado.....
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