Andrew y Angy salieron con rumbo a un bar, ambos charlaban en el camino, él parecía tan cómodo a su lado, era tan extraño para ambos, pues apenas se conocían, no sabían nada el uno de otro, pero a pesar de ello estaban ahí, juntos rumbo a beber una copa.
— La verdad es que confié en él, ahora comprendo que fue un gran error, mi padre me comento que él no era bueno para mí, quizá el sabía algo que yo ni siquiera me preocupe por investigar, sobre la verdadera persona que era Graham Basco.
Andrew le contaba lo poco que sabía sobre él, el tipo era nefasto, sin decir que no tenía idea de sus propios negocios.
— Su asistente me entrego unas cifras, estaba claro que en esa empresa no saben como trabajar, ni siquiera tenía congruencia.
Pero Angy frunció el ceño ante las palabras de Andrew.
— Me ofende mucho que digas eso, de hecho mi departamento es la contaduría, y créeme cuando te digo que sabemos hacer nuestro trabajo, el problema es que Graham no tiene idea de lo que sucede en su propia empresa, su asistente toma las cifras como si supiera realmente lo que hace, mi jefe se lo ha repetido en más de una ocasión, pero Graham parece no comprender que un profesional es la única persona que puede ayudarlo, está cegado con la supuesta ayuda de esa mujer, ahora comprendo el porqué, odio haber sido su burla, él no merecía....
Pero Angy se quebraba una vez más, un nudo en la garganta se formaba haciendo que Andrew se sintiera mal, ¿Por qué una hermosa mujer como ella sufriría así por un tipo como él?
— No debes sufrir por el de esa manera, él no merece tus lágrimas, es una mala persona que solo jugo con tus sentimientos, mereces algo mejor, y darle una lección Angela.
Pero Angy no lloraba por amar a Graham, había sido muy poco tiempo de conocerlo y haberse comprometido, sus lágrimas eran por la furia de saber que él la había engañado de esa manera, era una buena chica, ¿Por qué burlarse así de ella? ¿Por qué utilizarla?
— No es por eso que me siento tan frustrada y triste, si no por permitir que él jugara de esa manera conmigo, me siento tan estúpida, ¿cómo podría creer que un hombre se enamoraría así de pronto?
Andrew limpio las lágrimas del rostro de Angela, le partía el corazón verla así, al menos sabía que no lo amaba, parecía solo haber aceptado a ese tipo por alguna extraña razón, había mucho que saber sobre esta historia, pero tenía tiempo.
Ambos pidieron una bebida para comenzar, Angela le contaba a Andrew lo que había sucedido desde el principio, como a pesar de no estar segura de lo que hacía acepto comprometerse con Graham por sentirse mal y negarse, se casaría por las razones equivocadas, y quizá lo que él hizo más que afectarla le había hecho un favor.
— Por lo que dices, no pareces ser una chica tonta, sinceramente no comprendo como es que te unirías a un tipo solo por no poder negarte, por sentirte mal por él, la verdad no entiendo eso.
Las bebidas llegaban una tras otra, ambos estaban sonrientes y pasaron de los sollozos de Angela a las risas de ambos por la extraña historia de como ella aceptaría casarse con Graham así como así.
— Lo sé ahora que lo pienso no comprendo.... hip!
Decía ella con hipo que se apoderaba de ella, estaba ya bastante bebida, sobre todo por alguien que no estaba acostumbrada al alcohol, pues era muy sana, poco necesitaba para sentir que flotaba en el aire.
Andrew soltaba una carcajada, hacía tanto tiempo que no salía así con una chica, siempre era la seducción, pocas palabras y más acción en su cama, pero esta vez estaba tan cómodo que no quería que el tiempo pasara tan rápido, esta preciosa rubia frente a él lo hacía sentir tan cómodamente que no deseaba alejarse de ella, Angy deseaba ir al tocador de las chicas, pero no pudo sostenerse en pie, Andrew supo que era hora de ir a casa, no deseaba que esa hermosa chica estuviese en peligro.
— ¡La cuenta por favor!
Pedía Andrew, para salir de aquel lugar, Angela pidió otra bebida, pero él se negó.
— No hermosa, es hora de ir a casa.
Ella se negó, no quería salir de aquel lugar, y para asombro de Andrew se negaba a ponerse de pie, sin contar que realmente no podía hacerlo.
— No pienso moverme de este lugar hasta que me traigan una copa, no.
Andrew sonriente por la peculiaridad de aquellas palabras y los brazos cruzados junto a un gesto de una niña malcriada de Angela, lo hicieron sonreír y tener una idea, la tomo entre sus brazos después de pagar la cuenta y con ayuda de uno de los camareros que abría la puerta incluso del vehículo para ayudarlo a meter en él a una Angela que hacía acto de rebeldía al no desear irse.
Andrew le coloco el cinturón de seguridad, ella intentaba zafarse, pero estaba mareada, no podía ver bien y no logro quitarlo.
— Esto está ajustado, me oprime el pecho, esto no era parte del trato, ¿ahora vas a maltratarme?
Andrew reía al ver el rostro molesto de Angela, y tomo el cinturón para ayudar a zafar un poco su pecho, Angela era una mujer bien dotada, y él no era ajeno a ello, era hermosa y con preciosos atributos que sin poder evitarlo acaricio al ayudarla a estar cómoda.
— Eres tan fastidioso, ya no me caes bien, quiero irme a casa.
Decía Angela entrecerrando los ojos mientras Andrew conducía, él se giró para hacerle una pregunta, pero se dio cuenta de que Angela se había arrullado con el movimiento del auto, se quedó profundamente dormida por un momento, él no podía llevarla a casa, no sabía donde vivía la joven, así que termino por decidir ir a la suya, al final ella estaría a salvo de cualquier peligro, él no era un lobo, si no un cordero que se había sentido mal por la forma en que Angela había sido tratada por ese infeliz, ahora pensaba siendo más consciente que quizá los negocios con Graham no habían sido tan mala idea, pues quizá conocer a Angela sería algo bueno en medio de todo lo negativo que sucedía en su vida.
Andrew llego a casa, su fiel amigo lo recibiría con su cola moviéndose de un lado al otro, al ver a Andrew sostener en brazos a una hermosa chica se quedó inmóvil, como si supiera que no debía hacer ruido para no asustar a la chica.
Andrew la llevo a su habitación, Anita estaría ya durmiendo en su habitación, así que nadie excepto su amigo fiel estaba esperando por su dueño.
— No debes hacer ruido amigo, ven, vamos a llevarte a la sala, debes descansar también tú.
Andrew le dio a su hermoso Taurus, un precioso pastor, sus galletas preferidas, coloco un poco más de agua en su bebedero, el perrito comía apresurado, era bastante glotón, pero muy consentido por Andrew.
— Iré a dormir, no hagas ruido, te veré por la mañana.
Andrew entro en la habitación donde Angela estaba profundamente dormida, le quito las zapatillas que llevaba, un broche en su cabello que parecía estorbarle para dormir, el trato de no despertarla, ella parecía haber sufrido mucho ese día, solo deseaba que descansara un poco, por la mañana la llevaría a casa, pero ahora mismo agradecía no tener su dirección, no deseaba alejarse de ella por alguna razón.
Cuando se puso de pie para ir a la habitación de al lado, sintió como algo, o más bien alguien lo tomaba del brazo.
— ¿Podrías quedarte?
Decía Angela sin abrir sus ojos, él no comprendió si ella era consciente de que era el quien estaba a su lado, si a él le pedía no dejarla sola.
Andrew se acercó a Angela y le pregunto.
— ¿Sabes quien soy? Estas a salvo en mi casa, soy Andrew, mañana te llevaré a casa, descansa, nadie va a molestarte.
Pero para su sorpresa Angela se incorporó entrecerrando los ojos y sorprendiéndolo al acariciar su rostro.
— Eres mi salvador, mi héroe, eres Andrew, y quiero que te quedes aquí junto a mí esta noche, no deseo estar sola, no quiero tener miedo, ¿puedes quedarte esta noche?
Angela acaricio el rostro de Andrew, el cerro los ojos al sentir la calidez de las delicadas manos de Angela que sin saberlo se apoderaba de el de una forma en la que jamás nadie lo había hecho.
Las mujeres no lo acariciaron jamás solo por necesidad, sino por buscar algo de provecho de él, ahora era distinto, esa chica parecía frágil, ¿cómo la dejaría sola? ¿cómo alejarte de alguien a quien no deseas dejar sola?
Angela era hermosa, Andrew era débil, y sin poder evitarlo se acercó al rostro de Angela lentamente, no sabía si era el alcohol, o si en verdad esa chica le atraía tanto como para hacer lo que hacía.
Sus labios acariciaron los de Angy, quien sin poder evitarlo respondió a un dulce beso que sentía apoderarse de ella, un calor infernal comenzó a apoderarse de ella, de él, ambos cuerpos latían con fuerza uno junto al otro, Andrew recostó a Angela y se colocó sobre ella para besarle mientras Angela entrelazaba sus dedos en el cabello rubio de ese apuesto y perfecto hombre, ese aroma de un hombre, ese que la había hecho incluso estremecer ahora entre sus brazos, pues Andrew no podía evitar acariciar su rostro, su cuello, esa diminuta cintura que ahora descansaba sobre su cama, el dulce aroma de Angela se impregnaba en sus fosas nasales haciéndolo consciente de que esa preciosa rubia estaba ahí a su lado, ambos eran inconscientes de lo que sucedería esa noche, solo sabían que no deseaban estar alejados el uno del otro....
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