Angela estaba por finalizar el día, para su suerte no había visto ese día a Graham, eso era un punto a su favor, pues la mala pasada del día anterior hizo que un fuerte dolor de cabeza se apoderara de ella.
— ¿Estas lista? Quiero que vayamos a beber un trago Angy.
Pero Angela solo quería ir a casa, no tenía deseos de beber, mucho menos después de la noche anterior.
— Lo siento hermosa, pero esta vez debo negarme, tengo que ir a casa, creo que mi periodo llegara pronto, mi estómago no soporta seguir más.
Simy estaba triste, pero comprendía que Angela no deseara ir a beber con ella.
— Bueno, pero cuando te sientas bien tenemos que salir, iré entonces con unos compañeros, ¿quieres que te acompañe a casa?
Pero Angela se negó, ella no deseaba que Simoneta sufriera por lo que a ella le sucedía, al final la joven parecía emocionada de ir a divertirse, así que no lo arruinaría.
Angela fue a casa, estaba tan cansada después de subir todas las cosas que había comprado que solo se dio una ducha y termino tan profundamente dormida, estaba agotada, no supo más sobre nada, ignoro textos, llamadas, en ese momento solo deseaba estar sola, descansar, meditar lo que estaba sucediendo en su vida y con su alrededor, quizá sería buena idea ir a ver a sus padres, charlar con su madre, a quien le tenía mucha confianza, lo que paso era importante, no sabía como seguir adelante sin sentir que quizá había cometido un error, y la única persona que podía levantarle el ánimo era ella, su madre.
— Tuvo aquella noche sueños, siempre con él, no lograba olvidar esas manos acariciando cada parte de su piel, ese reguero de besos que iba marcando por todo su cuerpo, Angela no lograba sacarlo de sus sueños, ¿por qué se había quedado tan presente? ¿A caso era por ser su primero? Quizá él solo estuvo con ella por lástima, porque estaba pasando por un momento de tragedia, y él se sintió mal, Angela estaba confundida, nerviosa, preocupada, por ello creía que lo mejor era no verle de nuevo, alejarse de él, dejar que las cosas fluyeran de forma normal.
Por otro lado haría que Graham pagara por lo que le había hecho, la pregunta era, ¿cómo?
Cuando su alarma sonó por la mañana, Angela despertó un poco más tranquila, entro en la ducha y el agua tibia relajaba todo su cuerpo, frotaba su cuerpo sin poder recordar aquellas manos que se había apoderado de el noches atrás.
Reviso la hermosa ropa que había comprado, un conjunto llamo su atención, una hermosa falda en color café, un top color crema claro, una chaqueta preciosa gris oscuro, peino su cabello, se hizo un hermoso maquillaje, resaltando sus preciosos labios gruesos en color rojo, al verse al espejo le gusto lo que veía, estaba lista, dejaría claro que no estaba derrotada, por el contrario le había hecho un favor, de haber sido su esposa, o tenido hijos con él, eso de verdad hubiese sido una trágica historia.
— Bien, es hora Angela, tienes que ser fuerte y demostrar que no te han derrotado, que lo que no nos mata nos hace más fuertes, respira profundo y sal ahí fuera a ser quien debes, una Fiore, digna hija de tus padres.
Angela tomo sus cosas, antes de salir reviso el móvil y pudo ver llamadas y textos de Simy, parecía haberla pasado bien la noche anterior, luego pudo ver su texto, Andrew deseaba verla, la forma en la que se despedía de ella era adorable, gentil, pero, ¿por qué deseaba hablar con ella? Angela no estaba lista, no sabía que diría al verlo, después de todo, no tenía idea de que era lo que él pensaba realmente sobre ella, su estómago se contraía, ¿qué haría con el tema Andrew?
Bajo saludando a sus vecinos, y subió a su auto para ir rumbo a su trabajo, este día comenzaría a buscar la forma de hacer que Graham pagara, aun que quizá le hacía falta algo de maldad, sabía que era capaz de lograrlo.
Al llegar a su lugar de trabajo, vio como un hermoso arreglo floral decoraba su lugar, Simoneta la esperaba emocionada, pensando que ese obsequio para su amiga era del propio señor Basco.
No cabe duda que ese tipo está realmente enamorado de ti amiga mía, mira, es una ternura.
Angela parecía confundida, ¿por qué Graham le enviaría flores después de lo sucedido? Eso sonaba un poco extraño en su mente.
— Debo ir a mi lugar, pero vendré en el almuerzo para que me cuentes como van las cosas.
Angela recordó que Simy no sabía aun nada sobre lo sucedido con Graham, mucho menos con Andrew, tenía muchísimo que contarle a su amiga.
— Si, claro, nos veremos después.
Angela coloco sus cosas en su lugar, tomo la nota del precioso y gran arreglo floral y comenzó a leerla, pues no estaba firmada exteriormente.
— Espero poder verte muy pronto, y que te gusten las hermosas flores, aun que a lado tuyo parecen feas por tu preciosura, ese tipo fue un imbécil a dejarte ir así como así.
Firmadas con un simple A. B. Supo de inmediato que eran de él, de Andrew y no de Graham, una sonrisa se asomó en sus labios, ella recordó a Andrew sin poder sentir como su corazón latía con fuerza.
Algo en él se había quedado impregnado en ella, no deseaba enamorarse, mucho menos sin conocerlo y saber como era en realidad, sabía que en un día no se conocía a un hombre, y quizá podría ser un gran error confiar en él así como así.
Angy tomo las flores y las coloco a lado, tenía que trabajar, pero no podía dejar de admirarlas.
Pensaba en él, en aquella noche que pasaron juntos, como se sentía tan protegida al lado de Andrew, algo en el hacia sentir segura, quizá era un buen tipo, pero su cabeza estaba hecha un caos, completamente, las dudas se apoderaban de ella, eso complicaba tener un pensamiento normal.
— Angela necesito un favor.
El jefe de Angela se acercó a ella, él necesitaba que Angy le apoyara en algo importante.
— Claro, solo pídalo y lo haré.
El hombre le pidió acompañarlo a una de las salas, Angela no sabía para o porque, simplemente se dispuso a obedecer.
Al abrir la puerta Angela se quedó congelada, pues ahí sentados había dos personajes que la veían con una sonrisa.
— Ella es la chica de quien les hable, Angela a partir de hoy trabajaras directamente, por órdenes del señor Basco, con el señor Andrew Bianco y su asistente Esteban.
Angela se quedó de pie, preguntándose ¿qué era lo que estaba sucediendo? ¿Qué hacia él ahí? ¿Trabajar con él?
Andrew asintió agradeciendo al hombre que salió del despacho cerrando la puerta al salir.
— Tome asiento señorita Angela, tenemos que hablar.
Angela estaba atónita, pero hizo lo que Andrew le pidió, necesitaba una explicación de lo que hacía Andrew en ese lugar.
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