Le dirigi una mirada de desprecio, no dije nada. ¿De qué servía?
Las señales habían sido claras, solo que yo me había querido dar cuenta de ello, ahora lo entendía. Me di media vuelta y entre de nuevo a la casa con mi Hijo en brazos.
Aquella tarde Michael ya no me molesto, pero sabia que esa tranquilidad no duraría demasiado porque abajo se estaban llevando a cabo los preparativos de la cena, así que tarde o temprano tendría que bajar, ya fuera qué lo hiciera por mi propia voluntad o que el mismo Michael viniera a buscarme.
Decidí evitar el conflicto, hasta pensar como escapar de ahí, hasta que mi niña estuviera en plenas condiciones para irnos de ese sitio, obviamente sin qué Michael sospechara nada.
Antes de bajar a la fiesta me dispuse a visitar a mi pequeña, tenia mejor semblante, estaba m……
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