Quería desconfiar de Sarah, después de todo su actitud en el consultorio me había extrañado viniendo de ella, que era entre las personas que conocía y admiraba, una de las más serenas e inteligentes, pero no parecía ser ella misma, sino que estaba preocupada por algo.
—¿Qué tienes?—me atreví a preguntar luego de salir del consultorio, estábamos en el interior del auto, con dirección hacia el hospital.
—¿De qué hablas?—cuestionó girando en mi dirección con el ceño fruncido.
—Estabas nerviosa. ¿Porqué?—pregunte con severa seriedad, un tono de voz hacia mucho tiempo que no utilizaba.
Se quedo en silencio mientras miraba al frente y luego encendía el auto, quizás para ignorarme, pero mientras salíamos del estacionamiento, finalmente soltó un suspiro.
—Lo que estoy haciendo no esta bien precisamente……
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