Tarde mucho tiempo en sentir mi cuerpo, quizás horas en las que hice un esfuerzo gigante por intentar mover mis manos para lograr levantarme y llamar a emergencias, pero antes de que logrará hacerlo, la puerta de mi habitación se abrió. Era Sarah quien hablaba por teléfono y por supuesto me miraba con angustia y arrepentimiento.
La vi dejar sobre mi mesa de noche una bolsa con diferentes cosas, como por ejemplo una bolsa con lo que parecía ser suero, solo que esta de diferentes colores a las qué le inyectó más medicamento.
—Aguanta un poco más, Arthur—la escuche murmurar—te sentirás mejor con esto.
El suero lo coloco en el interior de mi vena, ajustándolo con un par de cinta y luego simplemente se sentó a mi lado y tomo mi mano.
—Perdóname—musito con mucho do……
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