Un par de horas después, la sobrecargo salió de la habitación acomodándose la ropa, por la sonrisa que mostraba, era fácil adivinar que había pasado un muy buen rato.
Dante salió minutos después, volvió a ocupar el lugar frente a Vane, colocó su laptop sobre una mesilla que lateral que movió hasta quedar sobre sus piernas.
El hombre empezó a trabajar sin reparar en ella, Vane se sintió ignorada, molesta, pudo notar que su jefe aun traía el cabello mojado, era un fresco y un descarado, después se reprendió mentalmente, le estaba dando demasiada importancia a lo que había pasado.
Horas después llegaron a su destino, la chica no tenía idea en que parte de Italia estaban.
—Bienvenida a Sicilia, señorita Sanders, hoy es la boda de mi primo, usted será mi acompañante.
Vane se ……
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