Para Dante y Vanessa había pasado inadvertida la extraña interacción entre las dos chicas.
—¿Así que te quedarás con Vanessa un tiempo? —preguntó Dante, no sabía porque le generaba cierta incomodidad el hecho.
—Así es, me quedaré —contestó Tanya mientras se dejaba caer sobre un sillón, tomó un almohadón y lo colocó sobre sus piernas.
Dina la observaba y a Vane, esas chicas sí que eran tan iguales, poco les faltaba para ser gemelas idénticas, podía ver que provenían de una familia con muy buenos genes.
—¿Por qué nos observas de esa manera? —preguntó Tanya, la mirada insistente de esa chica la estaba incomodando.
—Lo siento, no pretendía molestar, es solo que ustedes dos son tan parecidas.
—Vane es mi hermana pequeña, pero como ves, Dios nos regaló la misma belleza.
—……
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