Esa mañana Eliot fue a la oficina extrañamente más feliz de lo habitual, le había dicho a Alizeé que le llevaría todas las pruebas y todo lo que tenía acerca de su padre, en el pasillo se le borró la sonrisa cuando encontró a Robert y Barry afuera de su oficina, demasiadas personas para su gusto.
–Buenos días señor Brander –se levantó su secretaria –. El señor Anderson y el señor Stand lo están esperando.
–No tienen nada de buenos Marlen –gruñó –. No, si estos dos están aquí.
Siguió su camino y los dos abogados lo siguieron adentro, ellos lo conocían lo suficiente para saber que nadie podía entrar a esa oficina a menos que él lo ordenará.
–¿Qué quieren?
–Eliot, es que…
–Estás en peligro, te quieren muerto –soltó Robert.
–¿Qué?
–Robert, no era así como íbamos a decirle –regañó Barry.
–Al……
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