En la oscuridad susurró su nombre, deseo probar sus labios, este pecado que cargo en mi ser, mi alma no lo para de querer, me pide a gritos tenerlo otra vez
El sabor de sus labios de mi mente no se va, mi cuerpo clama el suyo. Es mi droga, la medicina que necesito para que mi sed disminuya para que esté pecado caiga, porque el exige su esencia.
Codeo a Bia y la sostengo antes de que se vaya de frente, ella parpadea varias veces y bosteza.
—¿Ya terminó la clase? —Niego mientras sigo apuntando todo lo que él profesor dice —¿Cuánto falta? —Coloca su cabeza sobre sus manos cerrando los ojos.
—Diez minutos señorita Denigues.—Escucho como Bia maldice—Como tan interesante te parece mi clase, para la otra clase me traes una ensayo sobre todo lo que dije hoy —
—Pero .-Sutilme……
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