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HAY UNA MALADAD DENTRO DE TODOS.

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Blurb

Regina una adolescente común, que descubre desde pequeña la realidad de las cosas que pude ver a los ojos de las personas, la maldad que un ser humano puede poseer, mientras que ella hace su vida normal se encontrara a personas por la calle, que tal vez en su vida cambie repentinamente por esa maldad que ella logra percibir, te cuenta lo que sucede con esas personas.

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Capítulo 1
PREFACIO Para empezar me llamo Regina soy un adolescente, pero...hay algo que quiero saber sobre mí, si es que realmente sé que si puedo percatarme de la realidad de las cosas que pasan, a la vista de mis ojos o mejor dicho de las desgracias que pueden pasar con solo ver a las personas. Los asesinos han sido parte de la historia de la humanidad, lo cual me lleva a esto sé que suena raro, pero eso "raro"; desde que tengo memoria me han mencionado "rara" desde pequeña. Siempre he tenido una imaginación o algo por el estilo, ya que me gusta interpretar personajes en mi imaginación, pero siempre con un asesinato, crimen, pero digamos que cuando se sobre un asesino, puedo sentir que si antes lo hubiera visto con mis ojos, podría asegurar que algo malo podría cometer. No todos pueden admitir un verdad que todos tenemos en nuestro interior, siempre lo neguemos tener ya que nos asusta de alguna forma u otra, todos tenemos maldad dentro de nosotros; más que yo siento que tengo esa maldad pero para detectarla en otro individuo, que la tenga a punto de salir a frote de su ser. Dígame tener niveles de agresividad altos en carácter y de amabilidad de un momento a otro ¿Es normal?, por supuesto que no, pero da la casualidad que eso muchos lo presentan en su día a día, y no saben que si no se controla, es un línea delgada entre la cordura y la perdición. En mi vida no he tenido un pasado difícil ni fácil, pero siempre hay algo raro en él. Por qué siempre he tenido una compulsión de hacer daño, como todos en algún momento lo sentimos en nuestra vida. De niña si sentía enojo o mejor dicho "irá", pensaba dañar algo, pero no lo hacía; ya que sabía que estaba mal, pero desde ese entonces sé que hay algo de maldad dentro de mí, ¿Eso está bien?, pensé desde entonces en eso y era claro que por supuesto que no, pero tal vez para otra persona sí, hay que recordar que todos en el mundo somos diferentes y únicos. En mi caso, mi subconsciente intenta borrar todo pensamiento que sea negativo cuando estoy dominada por la ira, pero de cierta manera lo intento mantener y darme cuenta de lo que soy capaz, eso se llama control, algo que muchos no pueden controlar en un cierto tiempo o en un simple segundo. Ahorra te preguntarás, ¿Por hablo sobre esto?, porque todos los asesinos tienen cosas en común, cosas que puede que sea una o la mayoría, que las personas tienen como parte de su personalidad y no lo saben, pero por suerte hay algo más preciso para saberlo, la ciencia con estudios a demostrados que todos los que tienen el receptor de dopamina D4, que es más conocido como el gen de los asesinos seriales, pueden ser causantes de algo. No es que yo lo tenga, porque no lo sé, pero puede ser que sea poseedora de ese gen o tal vez alguien de mi alrededor, podría ser también alguien que este a lado de ti justo este momento y tú no lo sabes; casualmente cuando algo pasa siempre hay un indicio, pero no muchos le ponen la atención que realmente merece, casualmente si se hubiera percatado ese indicio se hubiera precavido varios hechos fatales. Algo que siempre me he percatado es que la mayoría de asesinos surgen o simplemente ya lo son, son personas de nuestro entorno que aparentan tener una vida normal como yo o tú, estudiar, ver series, hacer deporte, etc., puede haber un asesino serial entre nosotros sin darnos cuenta, ya que tienen un vida cotidiana, común y corriente o eso es lo que nos quieren dar a pensar, no par algo se estima que mínimo una vez en la vida vez aún asesino sin saber que lo es. Ahora la gran pregunta es ¿Por qué escribo todo esto? , simple ver por la calle a las personas viendo un vida nada fuera de lo común tal vez con alegría y felicidad, pero pude ser que quien vez hoy como un simple persona, mañana la puedes en las noticias como el monstruo que es o tal vez puede que lo veas como villano, cuando en realidad puede ser lo contrario. Todo los asesinos tienen una doble cara y que tal ¿Sí yo tengo una?, o si ¿Tú tienes una?, pero algo es cierto ante todo esto, todo asesino es atrapado por que dejó un cabo suelto que dejaba ver sus culpabilidad y ese error reveló lo que realmente son. ¿No te gustaría saber sobre esto?, porque a mi si, ya que no es algo que no muchos logran percibir a simple vista cuando en realidad lo es. Pero haya que admitir que la maldad que hay en nosotros es la culpable de lo que hacemos.   HAY UNA MALADAD DENTRO DE TODOS.    1 Como todos los días, me levanto, me arregló y me preparo para el día, cuando son las ocho de la mañana salgo de mi casa hacia el mismo rumbo, pero sé que al ver a los ojos alguien pude ser que no percate o si de algo que puede pasar. Salgo de la residencia donde vivo, camino para tomar el transporte colectivo, la subir tomo asiento a lado de una de las ventanas del transporte, en el camino veo la ventana sin nada en sí que llame mi atención, hasta que mi transporte para en un alto por la luz roja del semáforo y veo por la ventana aún hombre en su automóvil. Va de traje gris, en el saco sale a sobre salir un botón de otro destino de los demás, un pañuelo de color lila, va bien peinado, lleva gafas algo grandes de circulo, tiene un bigote pequeño estético y peinado, se ve recién afeitado por el pequeño punto de sangre rezagado en su barbilla; el cual se percata por su espejo retrovisor, saca un pequeño pañuelo blanco de un su bolso y se limpia minuciosamente, al verse satisfecho con la limpieza del pañuelo sin ese punto en su barbilla, dobla el pañuelo blanco y lo vuelve a guardar de donde lo había sacado, volteé a ver su reloj, mostrando una mueca de disgusto al ver la hora, con la misma volta a ver el semáforo y sigue manteniendo la mueca en si rostro esperando que cambie el semáforo; el hombre se ve que no pasa de los cincuenta años, con rumbo tal vez a su empleo el cual debe ser gratificante para él o tal vez un martirio, antes que el semáforo cambie la luz de alto a verde, se percata de mi mirada, la cual se detiene un segundos a ver y de inmediato se voltea sin darle importancia a ese pequeño encuentro donde pude verlo a los ojos, el semáforo cambia a la luz verde de avance y él solo enciende el motor de su automóvil para seguir y perderse entre el tráfico. Ahí fue donde sentí algo extraño al verlo por unos instantes a los ojos, porque se en verlos lo que sentí, un escalofrío que recorrió mi espalda, el transporte avanza de una rota contraria al hombre que vi en su automóvil, mientras sigo a bordo de mi transporte trato de pensar en otras cosas mientras sigo viendo el paisaje por la ventana, para relajarme del sobresalto que sentí y tratar de olvidar lo sucedido mientras llegaba a mi destino; unas semanas después vi al mismo hombre pero ahora en el periódico matutino sobre con fue hallado en una carrera tratando de huir de un crimen que cometió, el cual por la culpa se intentó quitar la vida, pero la ley logró llegar antes de eso. Según con lo que vi en el encabezado del periódico es que era un hombre trabajador de una empresa importante con familia, una persona común que nadie pensó que sería capaz de lo que cometió, era conocido por su zona donde habitaba, según el periódico siempre los vecinos los saludaban y se le reconocía como el señor Jacob.   El señor Jacob. Cada mañana era ser despertado por una alarma que yacía a un lado de una mesita de noche, a la do de su cama que compartía con su mujer, cada día era lo mismo despertar de un profundo sueño donde se soñaba él así mismo lleno de lujos y sin responsabilidad donde era solo él, sin ningún empleo y sin ninguna familia, que exigiera de él. La alarma sonó despertándolo de ese encanto que tenía su sueño, abrió los ojos y los entre cerro, se llevó sus yemas de sus dedos  de su mano a sus cines para frotarlo; posteriormente se incorporó de su cama y vi a su alrededor, contemplar con desilusión su realidad, miro a su esposa y suspiro con cansancio. Se sentó en la cama tocando las llenas de sus dedos de los pies el frío suelo de madera que contenía su casa, se paró del sitio que se encontraba y se dirigió adormilado todavía hacia su cuerpo de baño, hizo lo que cada mañana hacía tomar un ducha con agua fría, para posteriormente afeitarse, en un descuido se hizo un pequeño corte en la barbilla, se lavó el rostro para proceder a secarse con una toalla, después se vio un momento en el espejo. Se veía todo lo que era su rostro un hombre de familia con empleo estable, la edad y el tiempo de todo lo que había logrado reflejado en si rostro, no era un joven ni un anciano, era simplemente un adulto más entre muchos, eso era lo que era al espejo y en la vida, pero todos nos diferencia algo que no está a la simple vista de los demás. Los pensamientos es lo que nos hace mucho más diferentes a los demás, pero los pensamiento que tenemos que se ligan con nuestras emociones se pueden ver a través de los ojos de una persona. El señor Jacob tenía algo peculiar de los ojos que se veía en el reflejo de ellos sus profundos pensamientos, sueños, miedos y la verdadera realidad de lo que era como persona. Se miró así mismo una vez más en el espejo de su cuarto del baño, para dirigirse a colocar uno de sus clásicos trajes algo desgastados para el trabajo, entre ellos su favorito es el gris ya que da un reflejo de lo que vive día a día, sale del dormitorio rumbo así las escaleras para poder pasar antes a la cocina, pero antes de bajar se da cuenta que en uno de sus zapatos perfectamente voleados pisa un carrito de juguete, del cual era dueña el pequeño de la casa, su hijo, con solo ver ese objeto cerca de las escaleras le provocaba cierta molestia al seños Jacob, ya que pensar en su hijo era algo que detestaba al igual que en su esposa o algo relacionado en esa casa que vivía, pero trataba de disimular lo que realmente sentía, siempre que los veía o tenía que convivir con su familia era lo mismo, ser el papel del padre ejemplar ante ellos y los demás, rodearlos de comunidades y gustos, aunque él no le gustaba eso. Bajo por las escaleras y fue a la cocina, para proceder abrir la nevera buscando algo para poder digerir para comenzar el día, pero solo había lo mismo de siempre en la nevera, cosas para preparar, leche, fruta, vegetales, carne cruda y el plato de la cena de ayer que se le fue preparada para cuando llegara del trabajo como de costumbre, el cual siempre que veía ponía una cara de disgusto y lo guardaba para la mañana siguiente tirarlo si no se le hacía apetitoso, así fue como tomo el plato y tiró su contenido al bote de la basura, ya la comida de esa casa hecha por su esposa con amor, le parecía algo molesto de ver y mucho más de digerir, después de dejar ese plato en lava loza, saco un poco de leche de la nevera para proceder a servirse un poco en un vaso, pero como cada mañana ya siendo un pequeña costumbre de él secreta y algo rara al principio, pero ahora normal para él, saca un pequeño pedazo crudo de carne, el primero que ve, que sea apetitoso antes sus ojos, el cual toma y se lo come directamente, el sabor se le hace muy agradable en su boca y la digerir era un sensación única, para cuando acaba con el pedazo de carne se toma el vaso de leche para sentir más fresca su garganta, después de vaciar el vaso y dejarlo junto a lado del plato antes mencionado, se va de la cocina para tomar su maletín y acomodarse por última vez su reloj o algo del traje, en el pequeño espejo colgado junto a la puerta, donde se ve una última con aprobación para poder salir, no sin antes de ver con disgusto como todas las mañanas, la pequeña foto colgada del espejo de él junto con su familia sonriendo, sin más sale de esa casa donde solo piensa en volver cuando su turno de trabajo termine y que se lo mayormente largo para no ver a su familia al llegar. Al salir de su casa, como era costumbre encontrase uno que otro vecino rumbo a su empleo como él. - Buenos días señor Jacob. - Buenos días también a usted, que tenga un buen día. Decía eso siempre a los vecinos con un sonrisa cada mañana, aunque era mentira lo que reflejaba, realmente le molestaba tener que ser siempre un persona ejemplarmente normal, sin que lo vieran a simple vista suspiro de frustración para proceder subir a su automóvil, volvió a suspirar con calma para controlarse, sin más puso en marcha su vehículo rumbo a su trabajo, ¿Era un escape de su familia?, si, ¿Amaba o le agradaba su trabajo?, no aún que fuera bueno en el, en cierta forma le frustraba siempre hacer lo mismo todos los días, era algo que lo agobia en frustración a conocer aspirar más, lo cual lo unida en su emociones que no podía expresar, eso sin contar que la idea de tener una familia con estabilidad en varias cosas para muchos es un sueño, para el ya no lo era, sino pequeña pesadilla de un pequeño infierno aquí en la tierra que era su vida. Al llegar a un semáforo en rojo se percató a través de su espejo retrovisor un pequeño punto de sangre en su barbilla, procesional sacar el pañuelo que guardaba en su bolsillo, se limpió minuciosamente, vi por el espejo su barbilla y vio que estaba perfectamente limpia para él, guardo el pañuelo en su bolsillo, dirigiendo su vista del espejo hacia su reloj, iba a llegar a buen ahora a su empleo, lo cual eso le molestaba formando un mueca en su rostro, la cual dirige ahora al semáforo en rojo esperando que dure más esa pequeña detención de tiempo, ya que de verdad su vida que podía ser el sueño de cualquier hombre para el era un martirio, sintió un pequeña mirada puesta en él volteó y vi un chica que no pasaba de ser una adolescente, volteó de nuevo la mirada al semáforo no prestado importancia a lo anterior; lo único que quería era lo que quedaba de viaje a si trabajo fuera un poco más largo de lo habitual para así poder controlar más lo que sentía dentro de su interior, pero claro que ese viaje de su trabajo nunca duraba más de lo que esperaba, pero lo menos se podía controlar un poco para poder seguir con el día que él esperaba. Llego al su trabajo, estaciona su automóvil y con pesadez se dirigió al edificio que tenía enfrente, donde están las oficinas y su puesto de trabajo, al dirigirse al elevador se encontró con sus colegas que lo saludaban amistosamente al igual que él, al subir a este, la amistosidad se acabó y todo dentro del elevador estaban igual que es señor Jacob con un rostro de frustración al ver que les espera ese día de trabajo. La puerta del ascensor se abrió dejando el pasa libre a los trabajadores que fueron a colocarse en sus puesto esperando ese pequeño rin de la oficina que anunciaba en comienzo de la jornada; ya en el lugar del señor Jacob se encontró un pila de papeles por hacer para ese día, la ver eso solo redobló para sí mismo y suspiró levemente, así mantendría la calma cuando empezar al fin el martirio de ese día en la oficina, sin más pasados unos minutos ese pequeño rin solo dando inicio a ese día en su trabajo. Era lo mismo para él todos los días solo estar concentrado en el ordenador y en la pila de papeles para ese día, era algo cotidiano y monótono, que le frustraba mi adentro de si no poder hacer nada más que eso; como si el día que firmo su contrato para el empleo se hubiera sentenciado de por vida a algo tan aburrido, consumidor y asfixiante para su vida, la igual que su vida fuera del ámbito profesional. Después del medio día la pila de papeles había reducido a la mitad, como ya era costumbre para él, lo cual sabía que al ser el medio día sí jefe pararía a verlos alrededor de esa hora; cómo por arte de magia paso su jefe estaba pasando por la oficina por cada cubículo y puesto de trabajo para ver el rendimiento de los empleados, como era de esperase una que otra queja pero no pasaba de más si es que un empleado quería conservar su trabajo; no pasó mucho en recorrer a los empleados cuando llego con el señor Jacob, el cual como siempre lo sorprendía su eficiencia en su trabaja y eficacia en ello, como todo los días le dirigió las mismas palabras que ya se estaba hartando oír de la boca de su jefe. - Buen trabajo señor Jacob, hace un espléndido trabajo, siga así. Después de un sonrisa y unas palmadas en la espalda de él, pero ya se había dado cuanta con el tiempo que de ante mano, si jefe fingía interés o algo hacia un empleado, su jefe era una farsa de un líder, que los cumplidos que le daban era solo una falsa acción de él, ya que nunca en los diez años que ha estado trabajando para su jefe se le ha cambiado de puesto o se le ha subido el salario por su esfuerzo, no, solo aumentaba de acuerdo a la ley por los años de servicio que llevara trabajando en la oficina, las grandes bancarias se sabía de ante mando que nunca terminaría ni un centavo en los bolsillos de los trabajadores, solo en los de su jefe.

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