Esclavizado al vínculo

Descargo de responsabilidad: Este libro no promueve el engaño ni las relaciones incestuosas. Noah Hace dos años y medio —Oh, Jace... —gimió, arrojando la cabeza hacia atrás—. Se siente tan bien... oh, así está bien... Creo que he muerto. Porque no había otra manera de explicar lo que sentía mientras estaba parado afuera de su puerta. La chica a la que amaba más que mi propia vida. La chica que fue hecha solo para mí, mi compañera y la mujer que sería la señora Noah Gray en menos de doce horas. La chica que ahora sostenía a su hermanastro, desnuda y cubierta de sudor mientras lo cabalgaba. Sabía que tenía que hablar, tenía que decir algo, pero... estaba en blanco. Todo lo que podía hacer era quedarme allí y mirar como un tonto mientras ella se inclinaba y lo besaba. Sabía que debía sentir un dolor aterrador, pero todo lo que sentía era... nada. Absolutamente nada. —Oh, Val... eres perfecta —Jace siseó, agarrando un puñado de su cabello y tirando de su cabeza hacia atrás mientras la besaba en el cuello—. Olvida a Noah... quédate conmigo, cariño. —Oh, sí... —Valerie gimió, sus dedos enrollándose en su cabello exactamente como lo hacía conmigo. Así era exactamente cómo gemía mi nombre, exactamente cómo me besaba, pero yo no era su hermanastro. Yo era el hombre que dedicó toda su vida a ella, la adoraba y amaba incondicional y locamente. Era su compañero. —Val... Valerie. —Las palabras finalmente decidieron salir de mi boca. En el momento en que lo hice, ambos se detuvieron y ella giró sus ojos azules hacia mi rostro. Se abrieron de par en par en shock y, mientras nuestros ojos se encontraban, fue entonces cuando me golpeó el dolor. Porque finalmente pude presenciar la realidad, la verdad reflejada en sus hermosos ojos. Conocía y comprendía cada respiración suya, así que todo lo que necesitó fue una mirada para saber que, a diferencia de lo que mi corazón amaría creer, esto no fue solo un error de su parte, un desliz momentáneo o una pesadilla. Fue exactamente lo que fue y ninguna excusa que pueda hacer en su nombre cambiará eso. Estaba engañándome. —¡Noah! —Valerie exclamó, bajando rápidamente del regazo de Jace, quien todavía estaba en shock. —Estaré abajo —dije en voz baja, incapaz de mirarla mientras ella intentaba desesperadamente cubrirse con la colcha. He visto ese cuerpo innumerables veces. Conocía cada curva y hoyo de ella, cómo se sentía su piel, cómo sabía y, sin embargo, ya no podía mirarla. Sentía como si estuviera mirando a un extraño desnudo y no a la mujer que estaba marcada por mí. Mis pies se negaron a moverse mientras me daba la vuelta y me obligaba a bajar las escaleras. Solo estábamos nosotros aquí porque sus padres y los míos estaban fuera discutiendo algunas cosas después de la cena de ensayo. Se suponía que yo iba a salir con mis hermanos para mi despedida de soltero, al igual que ella con sus amigas, pero Valerie dejó su bolso en mi casa y cuando no contestó mi llamada, decidí dar la vuelta rápidamente y entregárselo. Mis hermanos todavía estaban esperando afuera. —¡Noah! —Valerie exclamó, bajando las escaleras a toda prisa. Ni siquiera podía voltear para enfrentarla. De repente tenía tanto miedo de lo que podría ver en sus ojos, miedo de que la realidad me golpeara y que el dolor se metiera en mi pecho finalmente y me golpeara de lleno, miedo de saber que todos estos meses, los momentos y recuerdos que compartimos... todo era una mentira. Que todo fue solo yo y nunca nosotros. —Noah, por favor... —Valerie susurró, sus dedos entrelazándose lentamente con los míos. Cerré los ojos y Noel, mi lobo, gimió mientras una ola de dolor me atravesaba, el mismo toque que ansiaba como un hombre hambriento haciendo que todo mi cuerpo se queme como si alguien lo hubiera encendido en llamas. —Lo siento tanto —continuó, envolviendo sus brazos alrededor de mi pecho mientras presionaba su rostro en mi espalda. —Noah... lo siento mucho. —No me toques —quise gritar, pero como dije... no tenía palabras. —Fue un error... no sé qué estaba pensando —continuó con voz temblorosa—. Noah, por favor... tienes que creerme. Sabes que te amo... simplemente... Noah... lo siento mucho. Cada parte de mí quería creerle, sin importar cuán estúpida y débil fuera la excusa. Desesperadamente quería creerle, creer que cometió un error por miedo, pero al final, fui yo por ella. Que ella me amaba, pero cuando finalmente me obligué a darme la vuelta y enfrentarla, y miré directamente a sus ojos, supe que no era así. No fue un error y no me amaba de la manera en que imaginé que lo hacía todos esos meses. Todo era una mentira. Todo... nosotros... éramos una mentira. —Fue un error —susurró, sus ojos vidriosos mientras tomaba mis manos en las suyas—. Sabes que te amo. Eres solo tú. Eres mi compañero... mi líder... siempre serás tú. Por favor, Noah... lo siento mucho. Por favor, olvidemos esto y comencemos un nuevo capítulo mañana. Castígame si quieres, pero por favor, perdóname. Por favor... —¿Dónde me equivoqué? —le pregunté en voz baja—. Por favor, dímelo... ¿dónde me equivoqué? —Los ojos de Valerie se abrieron de par en par y sacudió rápidamente la cabeza antes de envolverme en sus brazos y enterrar su rostro en mi pecho. —No, no... —Sollozó—. No, Noah... es culpa mía. Soy yo. No sé por qué hice eso... eres perfecto. Eres el amor de mi vida... Noah... —Necesito irme —susurré, apartándola suavemente. —Noah, por favor... —lloró Valerie, aferrándose a mi mano—. Una última oportunidad... Noah... tú me amas —afirmó, asentí lentamente. —Y por eso te dejo ir —respondí, limpiando sus lágrimas con mi pulgar—. Ahora eres libre. —No... No... Noah, por favor... —Ella apretó fuertemente mi mano y me causaba dolor ver las lágrimas en sus ojos, pero el dolor de su traición que poco a poco se estaba construyendo dentro de mí ganó sobre el suyo. Sabía que podía perdonarla y terminar el capítulo aquí mismo. Nadie los ha visto o presenciado lo que sucedió. Nadie lo sabrá nunca y podemos continuar con la boda como si nada hubiera pasado, pero también sabía que ya no podía volver a ser como éramos hace media hora. Cuando estaba felizmente encerrado en mi hermosa burbuja donde me amaba tanto como yo a ella y estábamos listos para embarcarnos en este increíble futuro que había imaginado para nosotros. Un futuro donde ella iba a ser completamente mía, donde tendríamos dos hijos hermosos, y la familia más perfecta que nadie haya presenciado, pero la burbuja había estallado ahora y ese futuro ya no existía. —Nos encontraremos en el altar mañana —susurré, y supe que ella era lo suficientemente inteligente como para entender que no era para casarme con ella. —Noah... por favor... —Valerie lloriqueó, aferrándose fuertemente a mi mano—. Por favor... —Me aparté suavemente y, sin decir una palabra más, salí, sin volver atrás nunca más. —Noah... —murmuró Logan, golpeando suavemente la puerta. Aparté la vista de la ventana para mirarlo. Se veía angustiado, sus ojos oscuros sombríos. No creo haberlo visto nunca tan perturbado antes—. Están listos —dijo en voz baja—. Todos están esperando en el altar. —Voy para allá —respondí. Logan asintió y, girando sobre sus talones, comenzó a salir, pero luego se detuvo y volvió hacia mí. —No estás solo —dijo, abrazándome—. Nos tienes a nosotros. ¿Sabes eso, verdad, Noah? —Asentí lentamente. Él me dio su sonrisa fraternal, esa que solía dirigirme cuando éramos niños y me lastimaba antes de irse. Lo vi desaparecer, aun esperando que el dolor insoportable me golpeara. En su mayor parte, solo me sentía adormecido, pero también sabía que venía. Y esto era solo el silencio antes de la tormenta. —Por favor... solo hazlo de una vez —susurró Noel—. Nada está cambiando. —Asentí y, tomando una respiración profunda, salí. Todo lucía perfecto. Las decoraciones, las flores, el tema, el altar... todo era perfecto. Exactamente como imaginé que sería todo. El altar estaba decorado con hermosas rosas blancas, las favoritas de Valerie. Y allí estaba ella... pero no como lo había imaginado. Ambas familias se habían reunido, solo que no para lo que se suponía. Todos los ojos se posaron en mí mientras me acercaba y Valerie me dirigió una mirada suplicante, su rostro rojo al igual que sus ojos. Jace no estaba presente, pero el alfa Edward y la luna Carissa, el padre y la madrastra de Valerie, estaban junto a ella con la cabeza gacha, sin mirarme a los ojos. Mi madre sollozaba incoherentemente en los brazos de mi padre mientras mis hermanos se mantenían en silencio, ambos luciendo sombríos, pero Asher no hacía ningún esfuerzo por ocultarlo mientras fulminaba con la mirada a Valerie. Los ancianos estaban ahí, los ministros del Consejo como testigos, en resumen, todos los que eran importantes. —¿Comenzamos? —preguntó el ministro Jackson, sin mirarme. Nadie lo hizo. Como si desviar la mirada pudiera hacer que esto fuera menos humillante, menos real. —Hazlo rápido, ministro —siseó Logan. —Por favor, acérquese... señorita Valerie Briars —murmuró el ministro Jackson, lanzándole una mirada sucia. Valerie se arrastró hacia el frente, sus ojos suplicando misericordia mientras la miraba impasible. Traté de echar una última mirada a su hermoso rostro porque, después de hoy, nunca nos veremos nuevamente. —¿Acepta las acusaciones que hizo el alfa Noah Gray en su contra? —demandó. Valerie asintió lentamente—. Necesito que lo diga, señora —agregó con acidez. —Sí. —¿Tiene algo más que decir? ¿Algo en su defensa? —Valerie levantó la vista hacia mí, lágrimas bajando por sus ojos. —Fue un error... —susurró—. Por favor, Noah... por favor no hagas esto. Haré lo que me pidas... haré cualquier cosa para redimirme... por favor, solo... por favor perdóname, Noah... tú me amas. Y yo te amo... —¿Estás bromeando? —Asher estalló, sorprendiendo a todos. —Ash —instó Logan, sacudiendo la cabeza. —No puedo... no la soporto —protestó—. Ojalá estuviera muerta... no puedo presenciar esto. —Su rostro estaba rojo mientras se alejaba golpeando el suelo con fuerza. —¿Tienes algo que decir, alfa? —inquirió el ministro Jackson, volviéndose hacia mí. Miré a Valerie y ella me miró suplicante. —Por favor, Noah...por favor, no hagas esto —suplicó ella—. Nos destruirá. No hay un nosotros. —No —respondí en voz baja y Noel soltó otro gemido agonizante, el dolor que sentía se filtraba en mi ser y me hacía cada vez más difícil respirar con cada segundo que pasaba. Necesitaba hacer esto antes de perder la compostura. —Muy bien. —Jackson asintió—. Entonces procederemos con el rechazo y la señorita Briars, lo aceptará de buen grado ya que es culpable y negarse a hacerlo se considerará un delito punible según las leyes establecidas por el Consejo. Alfa, por favor repita después de mí. Yo… —Yo... —Alfa Noah Gray, hijo del alfa Joseph Gray, te rechazo a ti, Valerie Briars, como mi pareja a partir de este día bajo la presencia del respetado Consejo y nuestras familias. —Mi corazón latía fuertemente en mis oídos, mis pulmones luchaban por respirar mientras dirigía mis ojos hacia ella. Todavía quería creer que todo esto era una terrible pesadilla y que cuando despertara todo estaría igual que hace un día, pero cuando Noel gimió, quejándose incoherentemente de un dolor que aún no había sentido, supe que no era así. Esto era tan real como yo. —Yo... Alfa Noah Gray, hijo del alfa Joseph Gray, te rechazo...Va...Valerie Briars como mi pareja a partir de este día bajo la presencia del respetado Consejo y nuestras familias —susurré, cada palabra como un sabor de veneno que quemaba mis entrañas. —Señorita Briars, por favor repita...Yo, Valerie Briars, hija del alfa Edward Briars, acepto tu rechazo, permitiendo que el sagrado vínculo que nos une como parejas deje de existir bajo la presencia del respetado Consejo y nuestras familias. —El rostro de Valerie estaba rojo, lágrimas surcaban sus ojos mientras de alguna manera lograba pronunciar las palabras. Y era extraño, cómo después de todo, odiaba ver las lágrimas en sus ojos—. Muy bien. —Asintió Jackson—. Alfa, por favor, quita tu marca. —Noel gimió de dolor mientras me acercaba a ella. Cerrando los ojos, permití que él se deshiciera de ese último hilo que nos unía. —Realmente te amé... —susurró Noel mientras la miraba fijamente. —Noel...por favor... —murmuró Valerie, cerrando los ojos mientras él mostraba sus colmillos y hundía sus dientes en su cuello. El dolor sacudió todo mi ser, un dolor lento y aterrador a medida que él eliminaba su marca y se apartaba. La cara de Valerie estaba roja, se dobló de dolor, gritando de agonía porque el rechazo era doloroso para ambas parejas, independientemente de sus sentimientos hacia el otro. —Señorita Briars... es su turno. Por favor, quita tu marca —murmuró Jackson. Todo el cuerpo de Valerie temblaba mientras cerraba los ojos y dejaba que Bri, su loba, se manifestara. Nos miró con sus ojos color jade y sentí el dolor invadiendo mi corazón mientras Noel sostenía su mirada. —Lo siento mucho... —susurró antes de acercarse y hundir sus dientes en mi cuello. No podía respirar. No podía aguantarlo más. El dolor lentamente empezaba a apoderarse de todo mi ser y sabía que necesitaba escapar antes de volverme loco. —La ceremonia de rechazo ha concluido. El alfa Noah Gray y Valerie Briars ya no son parejas destinadas —declaró Jackson—. Ante la presencia del Consejo. No perdí ni un momento más mientras giraba sin decir una palabra y me dirigía a mi habitación. Podía escuchar el caos que se desataba detrás de mí y a Logan siguiéndome discretamente, pero en este momento no había nadie, ninguna criatura en este planeta que pudiera ayudarme. O salvarme de la destrucción que me esperaba. —Noah... —dijo Logan mientras entraba a mi habitación, sus ojos oscuros mostraban preocupación. —Necesito estar solo. Por favor —dije y, sin mirarlo a los ojos, cerré lentamente la puerta de mi habitación. Y para Noah Gray, a quien he conocido durante los últimos veintitrés años. Ahora estaba muerto.