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Ulfhednar: El guardián de la roca y la Ninfa Oscura

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Blurb

En las altas montañas sagradas, uno de los guerreros de Ulfhednar; Aleksanteri, mantiene su lucha como hijo del líder de su grupo. Como guerrero vikingo de élite, es un berserker que vivirá un acercamiento especial con una criatura perversa desatandose un romance oscuro. El éxtasis y el poder serán inevitables en ese encuentro. Pero no será tan sencillo lidiar con el caos y el poder del destino antes de que sea elegido como el guardián de un Reino Místico y legendario.

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Aleksanteri
No muy lejos del litoral, al pie de un castro que era sacudido por las aguas frías y turbias de la costa, uno de los hijos de Henryk observaba los navíos que se alejaban de sus tierras. Como hacía ya varios días, los cuervos aparecían en sus sueños. Por orden de Haakon, esperarían a que los intrépidos aventureros y conquistadores volvieran de un viaje por el mar del norte. Pero Aleksanteri, sabía que los cuervos presagiaban algo diferente, tal vez muy pronto estaría en una nueva conquista con sus hermanos, los guerreros fieros Ulfhednar.   En el lugar que se habían asentado, los recursos empezaban a escasear, lo cual los forzaba a buscar una vez más un nuevo asentamiento. Aleksanteri sabía que, si ellos no iban en busca de nuevas tierras, otros vendrían a ellos con el mismo ideal, por lo que la guerra era necesaria para cualquier pueblo que quisiera expandirse, crecer, y existir. Caminó sosteniendo firmemente su lanza, yendo en dirección al templo de madera. Muy lejos de donde se encontraba viendo el mar.  Al ingresar se inclinó ante la figura tallada del poderoso guerrero y dios Odín. Cerró sus ojos, deseando encontrar el significado de los cuervos que aparecían en sus sueños, llenándole el alma de cierta intranquilidad. Abrió los ojos de golpe al sentir una mano tocarle el hombro, miró por el rabillo del ojo la figura de una mujer, se volvió seriamente. La sintió pequeña y frágil como si un ave se hubiera posado en vez de una mano. Miró únicamente una tenue niebla en forma de mujer que iba hacia la salida. No pudo seguir inclinado, caminó de prisa tras ella. Pero la figura se perdió en el bosque, tras los muchos árboles. Contuvo el aliento un momento antes de seguirle, pero de pronto escuchó risas, voces femeninas, cantos alegres y el tambor sonar con fuerza. Siendo tan temprano dudó que se tratara de un festejo en su pueblo, por lo general se hacía de noche, donde el misterio y el frío de la oscuridad era interrumpido por el fuego y el calor de su gente que se juntaba cerca de la hoguera. Sigilosamente se movió, pero tras un roble, a la distancia únicamente observó la laguna. Por estar varias horas forjando metal; desde mucho antes del amanecer, tenía el cuerpo cubierto de sudor, con el pecho al descubierto. Respiró el aire, y se quitó el resto de sus ropas, dejando muy cerca de su vista y de la orilla su espada, y la lanza. De un salto se zambulló a las cristalinas pero frías aguas de la laguna.  Nadó un rato, hasta sentir que algo a la distancia por el frente de donde él había ingresado al bosque lo acechaba. No era primera vez que él sentía eso al nadar en la laguna. Hundió la cabeza con el resto de su cuerpo, dirigiéndose a lo profundo para salir del otro lado. Asomó la cabeza y miró por fin como a la distancia tras varios fresnos, una mujer cubierta por un manto oscuro miraba con impaciencia hacia el lado de la laguna donde él había estado antes. Dejó las aguas rodeando la laguna tras varios arbustos y robustos pinos, llegó tras la figura femenina sin hacer ruido. —¿Por qué me espías, mujer? —Dijo él, sin saber si ella hablaría su mismo idioma. La delgada y fina figura femenina se estremeció ante su voz. Se volvió a él y el horror y el temor fueron evidentes en sus delicados ojos verdes. Ella retrocedió varios pasos, mientras él avanzaba hacia ella cada vez más fiero y desconfiando. —¿Hablas mi lengua? Ella siguió dando pasos torpes y lentos hacia atrás, pero asintió con la cabeza. Él la sujetó sagazmente de un brazo; la mano fuerte y grande de él se lo envolvió fácilmente. —Por favor, no me hagas daño—Suplicó ella al fin, sin despegar la mirada de los ojos bravíos de él. Pero para Aleksanteri, algo en el trasfondo de esos ojos verdes le hipnotizó el instinto guerrero. Había visto y conocido a muchas mujeres, pero ninguna mirada lo había dejado un poco lejos de su espíritu en el *Berserkergang. Ella mantuvo su vista en él, pero de pronto sus ojos se posaron curiosamente en su cuerpo. Entonces Aleksanteri recordó que estaba desnudo. Ella se perdió en él por un instante. Él alzó una ceja, observándola fijamente. —¿Nunca has visto un hombre? Ella elevó la mirada, y notó que el miedo en ella se convertía en algo parecido a la fascinación. Pestañeó un par de veces con la expresión en blanco. —Vete, estos no son lugares para una mujer. La soltó bruscamente. Para Aleksanteri no fue alguien que le causará esa sed de lucha, le parecía insignificante, casi absurdo luchar contra algo a lo que él podría destrozar con sólo sujetarle firmemente la garganta; se resquebraría en sus manos como lo hace una hogaza de pan. Se dio media vuelta, yendo hacia la orilla de la laguna, rápidamente se vistió. Al alzar la vista ella había desaparecido. Recordó los relatos de su padre, sobre ninfas y mujeres sagradas de la naturaleza. ¿Y si esa criatura de hermosos ojos era una? Respiró hondamente, echando una mirada a su alrededor. Sujetó con fuerza su espada y la lanza en la otra mano, con intención de volver al campamento. Posiblemente sus hermanos de batalla ya lo esperaban, tendrían que estar preparados para el rito antes del sol de mediodía. La imagen de la misteriosa mujer lo había dejado fascinado, ni siquiera pudo concentrarse de nuevo en lo que tan pensativo lo había mantenido momentos antes. Antes de salir del bosque escuchó la melodiosa risa de una mujer. Una que parecía hechizarlo, y atraerlo de regreso. Pero al frente miró a Gunnar. —No te pierdas hermano en los bosques tan temprano, que las mujeres de los árboles sagrados caminan despiertas. —¿También has escuchado sus risas o sus voces? Él asintió con la cabeza. Aleksanteri al notar la expresión aturdida de Gunnar, no quiso seguir hablando de eso, pues si no eran mujeres de carne y hueso que sentido tenía quedarse a mirar, o permitirles que los incitaran a la tentación.   —Volvamos, tengo hambre —Dijo Aleksanteri con gesto sombrío. De inmediato ambos guerreros iban de regreso al campamento. ***** Hola bienvenid@ Te informo que se estará actualizando uno a dos capítulos diarios a partir de noviembre. Esta historia involucra contenido +18, violencia moderada. Está ambientada en una antiguo reino nórdico en el cual abunda la mitología y la intervención de seres antiguos y sagrados como magia y acción. Así que significa mucho para mí que estés aquí y te dispongas a ser parte de esta aventura  :) *Berserkergang: Estado de conciencia en el que un guerrero está complemente sometido al instinto fiero de lucha, no siente dolor ni miedo.

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