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La cara oculta.

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Cuenta la historia de un joven alfa de 17 años, llamado Matías Weston Ivanov. Que a temprana edad vivió una traumática situación en la que perdió a su madre Alisa Ivanov. Al no poder superar su perdida, su padre el alfa Scott Weston decide que es hora de cambiar de aires y empezar de cero. Trasladando se desde Rusia con sus dos hijos Eloy de ocho años, Matías y toda la manada Luz De Luna, hacia la zona norte del tranquilo pueblo de Camden, Maine.

Donde ya residía una manada llamada Colmillo Blanco, originaria de Camden. Se habla de un tratado de paz entre las manadas, para poder vivir en armonía. No contaban con que un día, esa paz se acabaría. Un mes antes de tomar su cargo como Alfa, la vida de Matías dará un vuelco significativo. Un tercero en discordia, con ansias de poder buscará cualquier oportunidad. Para arrebatarle todo cuanto Matías ama. Entre tanto caos y así de repente. Desde Nápoles, una humana llamada Alessandra Bianchi Giordano, llegará al pueblo junto a su madre Anna. Buscando vivir tranquilas y en paz. ¿Qué las traerá tan lejos? Sin saberlo la vida de Matías y Alessandra se verán entrelazadas gracias al vínculo entre un alfa y su luna. Pero no todo es lo que parece, la vida de Alessandra esconde una cara oculta que hasta ella misma desconoce.

Sin embargo a este Alfa y su Luna les espera una larga y difícil trayectoria en busca de su felicidad. Pero eso se verá interrumpido por culpa del pasado, y del presente.

No se puede huir para siempre, el pasado siempre te alcanza, pero el presente puede ser peor.

¿Conseguirán Matías y Alessandra obtener la felicidad que tanto desean? ¿Serán capaces de superar todos los obstáculos que la vida les interpondrá con el único afan de matarlos?

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Ethan
Me llamo Matías Weston Ivanov, voy a cumplir 18. Resido en Camden, Maine; vivo con mi padre y mi hermano pequeño de 8 años. Perdimos a mi madre Alisa cuando nació Eloy, él sobrevivió, pero a ella no pudieron salvarla a tiempo. Papá no logró adaptarse a su ausencia, todo le recordaba a ella; así que ocho años después, mi hermano pequeño, la manada, papá y yo nos mudamos para poder buscar un nuevo comienzo. Soy un hombre lobo, soy un alfa, y mi manada se llama Luz de Luna; la cual ha sido liderada por la familia Weston desde generaciones. Mi padre Scott Weston sigue siendo su alfa, porque todavía me falta un mes, para cumplir la mayoría de edad; y relevar a mi padre. Me siento ansioso porque ese día llegue, siempre quise ser como él; y será todo un honor, ocupar su lugar. Dado que nos gusta disfrutar de la naturaleza, y en caso de perder el control nos ayuda a no exponernos ante los humanos; hemos construido una aldea, en el bosque zona norte de Camden. Hoy ha comenzado el nuevo año escolar, algo que no me agrada demasiado; pero no me malentendáis, me gusta estudiar de hecho me queda un año para terminar. Pero es por una mala experiencia en el año anterior, debido a que tengo una eterna rivalidad con uno de los estudiantes; este chico es el hijo del alfa de la manada Colmillo Blanco, y tenemos la misma edad. Eso quiere decir, que el será nombrado en un mes líder de su manada; no me molesta, pero es de ética cuestionable. Nuestros padres han estado de acuerdo de firmar un tratado de paz; con la esperanza de así, poder vivir tranquilos, sin conflictos, ni heridos o muertos inocentes; y poder proteger a toda nuestra gente. Pero algo me decía, que esto no duraría, ¿habéis visto al hijo de ese alfa? Es alguien quisquilloso, embustero, inhumano, antipático, rencoroso; cree que por haber nacido en una familia alfa, es de la realeza y todos deben doblegarse a sus pies. Le divierte el sufrimiento ajeno; juega con las chicas, es guapo y la gran mayoría lo siguen, como si fuese el único hombre en este mundo. Engrandecen su ego, y él lo disfruta. Muchas otras de las chicas, volteaban a verme, se insinuaban; pero con la educación que en mi casa se me enseñó, me rehusaba a seguirles el juego. Digamos que soy de una sola mujer, la cual no he encontrado todavía por supuesto; así me lleve una vida dar con ella, esperaré a mi alma gemela todo el tiempo que crea la diosa luna que me corresponda esperar. ********** ~Matías~ Agradecía el sol que asomaba por la ventana de mi habitación, respirar el aire puro, la agradable humedad del bosque; de un salto, con una amplia sonrisa me levanté de la cama. Un poco de música para comenzar el día, ya vestido y con la mochila a la espalda; bajaré a la cocina. –Buenos días, papá ¿cómo estás?–pregunté, dando el primer bocado a una manzana que tomé de la bandeja. –Buenos días, hijo muy bien. ¿Cómo has dormido hoy?–respondió, antes de dar su primer sorbo a su taza de café. –Bien, ¿Eloy duerme todavía?–respondí. –Sí, iba a subir a levantarlo ahora; creo que se le pegaron las sábanas.–respondió. –No te preocupes, iré yo.–respondí. –Muy bien, pero no lo hagas enojar; está comenzando su cambio y aún no sabe controlarse. –Descuida.–respondí, terminando de subir las escaleras. Entré a su dormitorio, y este dormía a pierna suelta; se me pasó por la cabeza hacer una maldad, y la hice. Vertí sobre la cara de Eloy, una jarra de agua helada que había hurtado de la nevera. –¿Qué pasó?–preguntó al sentarse en su cama, sobresaltado. –Se te hará tarde el primer día de clase, levántate.–respondí saliendo de su habitación muerto de la risa. –¡¡Matías, estas me las pagarás!!–respondió colérico, gritando a todo pulmón. Yo, ya entraba de regreso a la cocina; papá seguía en su silla, soltó su teléfono y me escrutó con una mirada interrogante. –¿Qué le hiciste? ¿No te dije que no lo enfadaras?–preguntó con una sonrisa ladeada. –Yo no hice nada papá, es él que tiene un mal despertar.–respondí con inocencia fingida, se río a carcajada limpia. –Sí, claro...no lo provoques más; termina tu desayuno, llegarás tarde, yo me encargaré de llevar a tu hermano.–respondió. –Seguro los chicos, ya me estarán esperando.–se trata de mis mejores amigos, Connor de 16, Áurea de 15 años, Kenai de 17 y Anakin de 17. Tomé mi mochila de nuevo, e inmediatamente salí de mi casa; antes oí a Eloy bajar los escalones de dos en dos, echo una furia.–Esta vez, te toca lidiar con el pequeño papá.–pensé. –Hola, chicos.–los saludé chocando los cinco y abrazando a Áurea; todos ellos son lobos como yo, y Connor es mi beta. –Ey, pensamos que tendríamos que ir a buscarte dentro.–respondió Kenai. –Estaba despertando a mi hermanito.–respondí. –Cualquier día te acabará pateando el trasero si sigues haciéndolo enojar.–dijo Connor, haciéndonos reír a todos. Continuamos nuestro camino al instituto, cuando Anakin se le ocurrió recordarlo. –¿Crees que ya estará allí?–nos detuvimos, me volteé hacia él y le di una respuesta serena. –Supongo que sí, pero no me importa. –¿Pero qué vas a hacer si intenta hacer que te expulsen como el año pasado?–preguntó Áurea con preocupación, la observé, agachó la cabeza con tristeza, tomé su quijada para que me mirase directamente a los ojos; y lo más sincero posible, respondí: –No lo logrará, no le daré esa satisfacción; seré el nuevo alfa, y debo comportarme como corresponde, seguiré el consejo de mi padre, no entraré en su juego. –No queremos que te dé problemas, como los del año pasado.–respondió Connor. –Toda diferencia entre manadas se solucionarán diplomáticamente como mi padre ha hecho por estos años; no permitiremos que perturben la paz que tanto tiempo nos ha permitido vivir tranquilos.–asintieron, y continuamos el resto del trayecto que nos quedaba hasta el instituto. Y ahí estaba Ethan Johnson, a primera hora junto a sus amigos; ¿no podría haber esperado un poco más? –Como detesto a este tío.–dije a mi lobo Look, y este le gruñó molesto.–Grrr. –Tranquilo alfa, solo entremos.–dijo Áurea tomando mi mano con fuerza, sonreí agradecido y juntos continuamos nuestro camino; hasta el aula de la primera clase. Por fortuna, el día ha transcurrido con rapidez; suerte la mía, al no tener que verlo entre pasillos. Su padre lo había llamado, porque parece que lo necesitaba en su aldea, tenían problemas según murmuraban otros de sus miembros de la misma. Nos íbamos a casa, cuando antes de salir por la puerta principal, percibí un aroma distinto que captó mi atención de inmediato; rosas rojas, y dulces recién horneados como los que hacía con mamá. Cautivado por el mismo, desvíe mi caminar intrigado por saber de donde provenía y si era lo que ya intuía; ¿podría haber encontrado a mi mate? Vi una chica a lo lejos, que llamó mi atención y la de Look; pero antes de dar el siguiente paso, debía asegurarme que era ella la elegida. Lamentablemente no podía demorarme en llegar a casa, ya que debía pronto comenzar con los entrenamientos. –¿Qué ocurre alfa? –preguntó Anakin, divagando en mis pensamientos con la imagen de la chica y la idea de tener ya a mi alma gemela; respondí: –Creo que la he encontrado. –¿A quién? –preguntó Connor. –A mi mate.–ninguno respondió, pero en su intercambio de miradas entre uno y otros; percibí la sorpresa y alegría que sentían. Y es que todo hombre lobo ya sea hombre o mujer, está destinado gracias a la diosa Luna a encontrar a lo que nosotros llamamos mate, también llamado almas gemelas o predestinadas. Todo alfa debe liderar con su mate a su lado, de esa manera nadie se atrevería a cuestionar la fortaleza del mismo; y creo que a mí la diosa luna, me acaba de bendecir al encontrar antes a la mujer de mi vida. Pero me andaré con cuidado, pues no quiero asustarla cuando conozca mi naturaleza. Una vez en casa, comí una pieza de fruta, café que había dejado papá recién echo; y me dirigí a la zona de entrenamientos, en campo abierto. La tarde pasó en un abrir y cerrar de ojos, pero lo que me resultó más chocante era que no podía sacar la sonrisa y mirada de aquella chica; haciéndome perder mi concentración habitual. Mariposas revoloteando en mi interior, recordándola me hizo perder el control por primera vez; acelerando mi pulso, bajo la atenta mirada confusa de mi padre me transformé, en un gran lobo de pelaje blanco y ojos amarillos. –¿Matías que pasa? No es propio en ti, tal descontrol.–preguntó mi padre, por el link. –La he encontrado papá.–respondí, entonces lo comprendió todo y me permitió correr por el bosque con total libertad. Al caer la noche regresé a casa, las luces aún estaban encendidas, mi padre me estaba esperando para cenar juntos y conociéndolo hasta para conversar. Antes de poder pisar el porche de la entrada, sentí que me observaban en medio de la oscura noche; entonces un cachorro de color café, se abalanzó sobre mí, enojado. Era mi hermano, evidentemente me lo saqué de encima; cuando se veía dispuesto a volver a atacarme, nuestro padre intervino con un intenso rugido; que hizo eco en la aldea, y regresó a Eloy a su forma humana. –Tranquilo hermanito, lo de esta mañana solo fue una broma; entremos.–dije amistosamente revolviendo su ya alocado cabello. –Grrr.–me gruñó golpeándome la mano y entró a casa molesto; papá nos observaba con atención. –¿Quieres cenar?–preguntó. –Sí, estoy famélico.–respondí. –¿Cómo estás?–preguntó. –No estoy seguro, nunca me había sentido así antes; al verla era como si el mundo que nos rodea, se hubiese detenido. Mi corazón latía con dureza en mi pecho, fue intenso. –¿Y ella te vio? –No, estaba muy lejos para darse cuenta qué la miraba; se encontraba en el aparcamiento junto a sus amigas.–respondí. –¿Y qué harás?–preguntó, colocando el último plato para sentarnos a cenar. –No lo sé.–respondí alicaído. –Sabes que debes conocerla primero. –¿Y si me teme?–pregunté, pues para alguien como nosotros; no hay un dolor más intenso que ser rechazado por nuestra mate, es como estar muertos en vida, podríamos perder la cabeza. Papá se acercó, con una sonrisa y mirada comprensiva dijo: –Con nuestra naturaleza siempre nos podemos arriesgar a eso hijo; pero tenemos que dar ese paso, sabes que un alfa necesita de su luna, para un buen liderazgo. Ellas son nuestra piedra angular. –Lo sé, papá. –Entonces tómalo con calma, no hay prisa aún queda un mes para tu cumpleaños. Si necesitas hablar, acude a mí; te daré mi humilde consejo y te apoyaré. Pero sé paciente, algo me dice que todo irá mejor de lo que crees. –¿Y cómo me acerco a conocerla? Si solo verla de lejos, me hizo perder el control. –Confió en ti, y sé que podrás con ello. –Gracias, papá.–respondí dándole un abrazo. Durante la cena, le contamos a papá como había sido nuestro primer día; le dije que me encontré con Ethan, y me respondió lo mismo que yo respondí a los chicos esta mañana sobre la diplomacia entre manadas. Dos horas más tarde, ya estábamos en nuestros dormitorios; preparándonos para descansar. ********** Al día siguiente. Aún no había salido el sol, cuando papá me despertaba con suaves golpes en la puerta de mi habitación. –Buenos días, arriba o llegarás tarde tu segundo día.–dijo y siguió hacia mi hermano. –Buenos días, vale ahora me levanto.–respondí estirándome con pereza, recordaba como esa chica había puesto mi mundo de cabeza. Por mucho que intentaba ocupar mi mente en otra cosa, como en las materias que tendríamos hoy; mis esfuerzos eran en vano, debía conocerla. Me vestí con rapidez y algo básico como una camiseta de cuello de pico, unos jeans ajustados, deportivas y una chaqueta de cuero; cogí mis libros y bajé a la cocina, donde ya estaban papá y Eloy desayunando. –Buenos días, Eloy.–no respondió seguía enojado. –¿Café hijo? –Sí, papá gracias.–respondí, cogiendo la taza que me ofrecía. –¿Hoy te acercarás a ella?–preguntó mi padre. –Sí, pero estoy pensando cuál sería la mejor manera para no asustarla.–respondí. –Tranquilo, todo irá bien.–respondió. –Cuando sepa lo molesto que es, al conocerlo huirá marchándose con el siguiente.–intervino Eloy, con una risa incontenible. Solo imaginarla en los brazos de otro, me hizo perder los papeles. –Grrr.–gruñí, y mi pelaje comenzaba a salir; regresé los pies a la tierra al oír a papá gritar furioso. –¡Ya basta!–gritó con autoridad, ya no era mi padre; sino nuestro alfa, estaba muy enojado. Agachamos la cabeza en señal de respeto, y guardamos silencio arrepentidos.–Eloy, ¿estás listo? –Sí, papá.–respondió sin levantar la mirada. –Entonces irás hoy con tu hermano al colegio, a ver si de esa manera se dejan de pelear y empiezan a llevarse mejor.–respondió tajante. –Pero papá, ...–respondió Eloy replicando. –No está abierto a discusión, he dado mi última palabra. Les he enseñado disciplina, pero en cambio; estáis todo el día peleando como niños pequeños y ya son mayores, cualquiera pondría en duda que son hijos de un alfa. –¿Papá y los chicos? –pregunté. –No te preocupes por ellos, yo les diré que has ido a llevar a Eloy al colegio que te coge de camino; así que irás con tu hermano ya te encontrarás en el instituto después con ellos.–respondió airado. –De acuerdo.–respondí. –Debo atender mis obligaciones en la aldea, no demoren en salir; que tengan un buen día. –Tú también.–respondimos antes de que saliese por la puerta, media hora más tarde ya íbamos saliendo. –¿Ves lo que causas al no saber controlarte? Solo bromeaba.–dije molesto, por el camino rompiendo el silencio entre Eloy y yo. –¿Crees que son graciosas? ¿Qué hubieses hecho si yo te hiciera lo mismo?–preguntó cruzándose de brazos. –Tal vez me haya pasado un poco, perdón.–respondí tras pensarlo mejor. –Vale, pero sabes que esto no quedará así; ¿no?–respondió. –Lo sé.–sabía que se vengaría, y me lo tenía merecido. Yo había comenzado, no podía molestarme con él; después de todo, solo son cosas entre hermanos. –¿Tregua?–preguntó, ofreciéndome un apretón de manos. –Tregua.–respondí.–Ya hemos llegado, supongo que papá vendrá a recogerte. –No te preocupes, hay en mi clase chicos de nuestra manada; podría regresar con ellos a casa, si no podéis venir a recogerme.–respondió. –Está bien, pero papá vendrá; que tengas un buen día hermanito.–dije despidiéndome con la mano, viéndolo entrar en la escuela, asegurándome de que estaba dentro; seguí mi camino. Divagando en mis pensamientos, caminaba con las manos en los bolsillos de mis jeans; cuando recibí un duro golpe, al ser embestido por un lobo n***o. ¿En serio no podía empezar bien un día? Me puse en pie cambiándome con Look, quien no dudó en defenderme dando un rugido de advertencia al otro lobo; entonces reconocí su aroma. ¿En serio? Se trataba de Ethan. Avisé a los otros dándoles mi ubicación con un gran aullido, no demoraron en llegar; una vez a mi lado, tres lobos color avellana y otro n***o de mi bando me rodearon, para protegerme. Esperaban una orden mía, cuando les dije: –Permanezcan en defensiva, no atacaremos esto es lo que quieren; y no le daremos motivo para comenzar una guerra. –Pero alfa, él se atrevió a lastimarlo.–respondió Kenai. –Estoy bien, Kenai tranquilo.–respondí con serenidad.–Pero no caeremos en su trampa, no somos como él.–respondí. –¿Qué debemos hacer? –preguntó Áurea. –Protegernos, mantengan sus posiciones.–respondí, caminé hacia el frente y me dirigí a Ethan. Y hablé desde una distancia prudente que me dé tiempo a reacción. –¿Qué es lo que buscas conseguir?–pregunté. –Grrr.– gruñó.–¿En serio te crees mejor que yo? ¿Te crees capaz de evitar una guerra por el territorio? –Nuestros padres han permanecido en paz por años, ¿por qué romper la buena racha ahora y declararnos la guerra?–pregunté, realmente nunca entenderé su afán por la destrucción mutua. –Esto es nuestro, mi padre nunca debió ofreceros la mitad de nuestro pueblo; él es débil, pero yo no, en cuanto sea nombrado alfa tendré el poder para destruirte. Seré tu peor pesadilla Matías. –No estoy de acuerdo, tu padre hizo lo correcto al igual que el mío; nunca ha estado mal buscar la paz entre nuestras manadas. Hay muchos inocentes en ellas que no merecen la muerte por una absurda guerra sin sentido. Pero si así lo quieres, estaré esperando para proteger a los míos.–respondí. Parece haberse enojado por mi respuesta, que se abalanzó sobre mí; me rehusé a responder, rebajándome a su altura. Me mantuve firme, esperando el golpe; largos segundos después abrí los ojos, horrorizado reconocí al pequeño lobo malherido frente a mí. Era mi hermano, ¿pero qué hace él aquí? Yo lo vi entrar a la escuela, papá iba a enfurecer. Habían tocado a mi hermano, ya era tarde para detener esto; si atacas a uno de nosotros, atacabas a todos los demás. Rodeamos a Eloy, avanzando los cinco hacia Ethan que estaba solo; quien como un cobarde salió corriendo bosque adentro. En cuanto desapareció, volví a mi cuerpo, me arrodillé junto a Eloy; que con gran dificultad para respirar, me dijo: –Capté su aroma, nos estaba siguiendo a los dos; una vez te fuiste creyendo que había entrado al colegio, te seguí. Juntos somos más fuertes, ¿no?–dijo antes de quedar sin conciencia. Me sentí culpable, y con un estruendoso aullido llamé a mi padre; este no tardó en aparecer, corrió a nuestro lado al ver que sostenía a mi hermano en brazos. –Matías, ¿qué demonios a pasado?–preguntó, evaluando las heridas de Eloy. –Ethan, iba a atacarlo a él; pero Eloy se interpuso.–respondió Connor por mí. –Fue culpa mía, debí asegurarme mejor que había entrado en clase.–respondí. –Grrr.–papá gruñó furibundo.–Súbete sobre mi lomo con tu hermano, llegaremos inmediatamente a la aldea; Nana Rose cuidará de él. Emprendimos un rápido regreso a casa, los chicos nos seguían de cerca; papá se recostó en medio de la aldea, bajo la preocupada mirada de los demás. Bajé con ayuda de Connor a Eloy, papá al regresar a su cuerpo; llamó a viva voz a nuestra Nana. –¡¡Nana!! ¡¡Nana!!– gritó mi padre. –¡¡Ayúdanos Nana, por favor!! –grité. Nana respondió saliendo asustada de una de las casas. –Muchachos, ¿qué ha ocurrido? –preguntó, hasta que vio a mi hermano y lo dedujo sola, sin demorarse más nos dijo.–Seguirme, acostarlo en aquella cama.–dijo entrando en el hospital. –Las heridas de los costados, y su espalda son muy feas; joven Matías, necesitaré que vayas por estas hiervas al bosque.–me ofreció un papel, con el nombre de dichas plantas. –Pero, ...–papá me interrumpió. –Hijo, ve ahora mismo con los chicos. –Enseguida.–salí, de la habitación del hospital; los vi en la sala y les dije:–Chicos acompañarme.–no dijeron nada, solo me siguieron. –¿Qué buscamos alfa? –preguntó Áurea. –Tú ve con Connor, deben buscar el Hammamelis.–respondí. –Kenai y Anakin ustedes buscar Avellano, iré en busca de la Centinodia; una vez las tengan, nos reuniremos en la puerta de mi casa. Adelante no ahí tiempo que perder.–nos repartimos las tareas, en poco tiempo ya encontramos lo que necesitábamos. Recolecté dichas hiervas al reunirnos en la entrada de mi casa, me marché rápidamente a donde tenían a mi hermano. –¿Cómo está?–pregunté. –Se desmayó por el dolor, es lo que ocurre cuando alguien tan joven es atacado por un alfa; se pondrá bien, solo necesita descanso.–respondió Nana. –¿Qué debo hacer Nana? –preguntó papá. –Tu hijo se pondrá bien, ayúdame a cocerle las heridas; Matías tú ve machacando las plantas, las necesitaré hacer en un ungüento para taparle las heridas. El resto deberá hacerlo su proceso de curación, en tres semanas estará como nuevo. Así que Scott ve y habla con la manada, necesitan saber por su alfa que ha ocurrido o permanecerán asustados; debes tomar una decisión de que medidas tomarás, sabes bien que esto no puede quedar así.–respondió Nana. –Tendré que reunir a todos nuestros hombres, aumentaré la seguridad en estas tierras; lamentablemente creía en ese tratado de paz, hablaré con el alfa Hank Johnson. Deberá aclarar muchas cosas, no me quedaré quieto y mucho menos siendo el mayor afectado; uno de mis hijos.–respondió mi padre. –Te ayudaré, papá.–dije. –Lo sé hijo, pero deberemos ser más listos que ellos recuérdalo siempre; antes de tomar cualquier decisión precipitada, me reuniré con Hank en una zona neutra, escucharé lo que tenga que decir. Si él es conocedor, de dicha actitud de su hijo; evidentemente, no habrá tratados de paz que lo salven de la que se le viene encima. –Te acompaño.–respondí. –No, ya debes ocuparte de algo; y sabes a que me refiero, tienes qué acercarte a ella. Esa chica será tu fuerza; así que como si no hubiese sucedido nada, irás con los demás al instituto mañana. Y solo aviso una vez, nada de caer en provocaciones; yo convocaré una reunión con su padre. –Vale.–respondí. –Yo cuidaré del joven Eloy, no se preocupen; cualquier novedad serán avisados de inmediato.–dijo Nana Rose. –Muchas gracias.–respondimos. Papá, les contó a nuestra gente lo sucedido, que haría él al respecto; y que Eloy se repondría con tiempo, dicho eso todos regresaron a sus casas papá incluido. –¿Qué harás? –preguntó Connor. –Nada por ahora, papá tiene un plan; y a mí me ocupa otra cosa, conocerla a ella.–respondí. –¿A tu mate?–preguntó Áurea. –Efectivamente Áurea, ahora venir conmigo si queréis; necesito ir a entrenar lo que queda de tarde, para no pensar.–respondí. –¿Podemos ir a correr por el bosque? –preguntó Anakin. –Por supuesto, pero después del entrenamiento.–respondí. Al caer la noche, fuimos a correr bajo la luz de nuestra hermosa luna. Llegando a casa, no lograba encontrar algo de sueño; ¿cómo dormir cuando Eloy está mal? Supe que mi padre, se había reunido con nuestros guardias, y no había vuelto a casa tampoco. Así que a la mañana siguiente, me levanté temprano; antes de ir a clase, pasé a ver a mi hermano. Los chicos ya me esperaban en el hospital, fuera de su habitación; ninguno dijo nada de camino al instituto. En la misma puerta, estaba Ethan riéndose de nosotros; por poco pierdo el control, si no llego a recordar las palabras de papá. –Nosotros, tenemos que ser más listos que ellos; todo a su debido tiempo. Estaba de acuerdo con él, pero eso no saciaba mis irrefrenables ganas; de arrancarle el corazón de una mordida, a ese indeseable.

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