Por ti...Todo

El gran magnate está enojado, al recibir la llamada del instituto de la escuela de su hija. —Si ella no empieza a comportarse el próximo año, la expulsaremos, así que tiene 3 meses de verano para hacerla entrar en razón. No podemos seguir soportando sus cosas, solo porque usted sea un gran donador del instituto—Le dice la directora. —La controlaré, no se preocupe señorita Heard—Esta tan molesto con su hija, que pide que la traigan para hablar con ella, pero ¿Cómo una niña de 16 años, logró meter una motocicleta al jardín de la escuela? Una hora después su hija Aike está en su oficina, sentada y mirándolo con algo de sorpresa, por mucho que este enojado con ella, no puede evitar sonreír mentalmente, porque verla es como ver a su madre, aquella chica que lo enamoró y que era tan rebelde, como lo es ahora Aike. —¿De dónde carajo conseguiste la moto? —Le pregunta Leartes a su hija, al no recibir respuesta, su padre supone que es de donde saco las otras 3, ha estado corriendo carreras clandestinas—Aike, te he dicho mil veces que dejes de ese mundo. —Lo dejo, si me dejas correr de manera profesional —No, y ya no es una petición Aike, es una orden, no quiero que vuelvas a entrar a ese mundo, tendré que ponerte guardias —Papá, no es necesario… —Lo es, estoy cansado, de que siempre es lo mismo, estas a nada de que te expulsen de la escuela. La chica se levanta enojada, sale furiosa azotando la puerta de la oficina de su padre. De inmediato le pide a su secretaria que le consiga candidatos dentro de la empresa de seguridad que tiene. Unos días después del incidente de su hija, Leartes está entrevistando candidatos entre 19 y 22 años, y otros de 30 y 40, pondrá 3 hombres de confianza, a que la sigan día y noche, pero conoce a su hija, y sabe que se escapará de ellos fácilmente, así que necesita uno más, uno que sea más su amigo que su guardia. —Bien Andrew, empiezas el día de mañana, ella sabrá que eres su guardaespaldas, pero gánate su confianza, y parte de ahí. —Si señor, lo mantendré informado—Le da la mano. Leartes llega a su casa y se encuentra a su ama de llaves en un mar de lágrimas. —Paulina, ¿Qué sucede? —Pregunta él a su trabajadora más antigua y que es más su familia, ella siempre vio por Aike, cuando su esposa Mia murió, y eso que no fue fácil tratar con su pequeña de 1 año, que desde siempre fue un torbellino. —Es mi muchacho—Por lo que a Leartes respecta tiene dos hijas, y una murió hace 15 años, así que no sabe a quién se refiere. —Aiden Y entonces el señor lo recuerda, Aiden era un chico ejemplar, solía llevarse bien con Aike, pero algo paso entre ellos que se dejaron de hablar, los 3 años que se llevan al final afectó a su amistad, pero Aiden empezó a meterse en problemas, y su abuela lo mandó con sus tíos para que trabajara y se enderezara un poco. —Llegó hace un par de días, y choco un carro, y ahora lo tienen arrestado, porque el amigo iba alcoholizado. —¿Él no tomó Paulina? —Pregunta Leartes, que antes de ayudarlo, quiere saber todos los hechos. Leartes decide ayudarlo, y cuando habla con él, se da cuenta que el chico esconde algo, y después de presionarlo con preguntas, lo descubre, pero es algo que Leartes decide usar a su favor. —… Entonces así que damos, compórtate, Aiden, porque aprecio a tu abuela, y quiero ayudarte—Le extiende la mano a Aiden que sonríe de manera creída de medio lado. —Si señor, no lo defraudaré. Salen juntos y lo lleva a casa, donde se quedará con su abuela.