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Muérdeme

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Blurb

Archie solo era un humano promedio, claro que uno con un pequeño problema de toc, que raramente pensaba antes de hablar y con un gran cerebro que iba de la mano con su inteligencia y memoria.

Para ser un humano común, cualquiera que lo conocía por menos de cinco minutos se alejaba diciendo que era extraño, o se quedaba diciendo que era extrañamente tierno a su manera.

A Archie realmente no le importaba mucho, su vida básicamente se trataba de trabajar desde casa, comer, dormir y trabajar otra vez para ganar dinero.

Pero aun viviendo en su pequeño mundo, Archie sabía muy bien que los humanos coexistían con los vampiros, aunque claro, él nunca había tratado directamente con ninguno, hasta ese trabajo.

Archie solo había tenido que presentarse a una empresa para arreglar un computador, pero nunca había pensado que conocería a un sexy hombre con aura peligrosa que lo… Reclamaba como suyo.

Si antes Archie no había tenido interés en aprender sobre los vampiros, ahora era un buen momento para intentarlo, porque claramente Cedric Bozeman no se iba a rendir tan fácilmente con él y su pequeña peculiaridad.

Los lazos de sangre son demasiado fuertes para ignorarlos, al igual que las parejas de sangre, y ciertas personas tendrán que aprenderlo a las buenas o a las malas, incluyendo a Archie.

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Capítulo 1
Sentado frente a su computador, Archie revisó su correo no menos de cuatro veces, lo que era bueno porque era un número par aceptable, antes de aceptar finalmente que no tenía ningún nuevo trabajo. Soltando un suspiro, Archie se quitó sus lentes y masajeó el puente de su nariz, luego tomó la cajita donde los guardaba y sacó el pañito para limpiarlas. Lo hizo dos veces en cada vidrio antes de volver a colocárselos y guardar todo. Observando nuevamente la pantalla de su computador, revisó su correo otra dos veces más antes de chasquear su lengua al no encontrar nada nuevo. Su mirada se desvió al pequeño calendario que reposaba en una esquina de su escritorio y luego abrió el primer cajón, sacando su libreta Archie revisó las fechas. —No está bien, no lo está —murmuró observando como la fecha de pago de su pequeña casa ya estaba por vencer, al igual que las demás cuentas tales como la luz, el agua y el internet. Él no podía quedarse sin ninguna de ellas. El agua la necesitaba para vivir, ya que un humano promedio podía pasar más días sin comer que sin beber algo de líquido. La luz era necesaria desde que trabajaba desde casa y cada aparato aceptable y funcionable trabajaba con luz. Y por último el internet, si no tenía internet no podía trabajar, y si no trabajaba no generaba dinero para pagar sus cuentas. Aunque, considerando que no había tenido ningún trabajo nuevo desde hacía un par de semanas, tal vez el internet no era tan necesario en ese momento. Si pagaba las otras cuentas, podría ir a la tienda de café que se encontraba en la esquina de la calle, la cual tenía un wifi abierto para los clientes. Si, tal vez él realmente no era un fan de ir a cualquier tipo de tienda o restaurante, pero con las medidas necesarias perfectamente podía ir y pedir un café mientras utilizaba de su bendito internet. Había ido un par de veces antes después de todo, por culpa de Lily, la rara adolescente que tendía invadir su casa y que consideraba una amiga independientemente de la edad que los separaba. Fue por insistencia de esta que la había invitado a tomar un café, y sorprendentemente quedó satisfecho por el cuidado con el que el personal había preparado su pedido, teniendo cuidado de respetar cada ley de salubridad. Y claro, que hubieran preparado su pedido frente a él había sido un punto extra porque había logrado no solo observar todo el proceso, sino que también asegurarse de que todo estuviera absolutamente limpio. Sí, esa parecía ser una buena solución por el momento. Terminando un trabajo pendiente, apenas tendría para pagar su casa junto a las demás cuentas, estaría algo justo para reponer sus alimentos, pero había estado peor antes y se las había arreglado de igual forma. Tomando uno de sus cuatro lápices rojos, Archie tachó con una línea el internet y volvió a guardar el lápiz junto a los demás, acomodándolos para que estuvieran alineados correctamente. Abriendo el cajón, guardó su libreta y la cerró solo para volver a abrirla y ordenar los otros objetos que se habían desordenado en el interior ante el brusco movimiento y entonces lo cerró nuevamente con más cuidado. Su mano estuvo tentada a abrir el cajón otra dos veces para hacerlo un total de cuatro veces, un numero par casi perfecto, pero lo dejo así simplemente, después de todo dos era también un número par igual de aceptable. Volviendo su atención a la pantalla de su computador, reinició su correo otras cuatro veces antes de finalmente ponerse a analizar los problemas de caja que estaba teniendo una reciente tienda de ropa. Siendo un analista de soportarte informático, para él era fácil memorizar, arreglar y modificar cualquier cosa que estuviera relacionado con la tecnología, aunque claro, su punto fuerte eran las computadoras. Antes, había trabajado para una empresa que le enviaba directamente el trabajo de distintos lugares, ya sea registros de caja, sistemas de seguridad y sus derivados, registros y seguridad. Había trabajado bien en aquel lugar, por algo había encontrado algo para él mismo y trabajó felizmente por cinco meses antes de que Ian llegara a su vida y se arruinara todo. Y lo que más le molestaba, era que no había sido capaz de completar los seis meses de trabajo, siendo este un número par aceptable antes de que tuviera que renunciar por culpa de Ian, ¿o tal vez lo habían despedido? Archie no estaba muy seguro, él solo simplemente dejó de ir a trabajar y listo. Odiaba la actitud que Ian había adoptado poco después de haber comenzado a salir con él y no tuvo problema en expresárselo directamente, junto a otras actitudes que le molestaban de él, lo que, por supuesto no se tomó nada bien y siendo su superior, no hayo mejor forma que intentar controlarlo en el trabajo si ponía peros en la casa, lo que eventualmente provocó que Archie dejara de ir simplemente. La nariz de Archie se arrugó con disgusto al pensar en su ex y sus dedos se detuvieron sobre el teclado de su computador. Soltando un bufido, empujó más arriba sus lentes dos veces y contempló la hora cuando su estómago rugió. Archie parpadeó un par de veces al contemplar que ya eran pasadas las nueve de la tarde, el cielo en el exterior ya se había cubierto totalmente de n***o y solo las farolas iluminaban las solitarias calles llenas de nieve. Pero por supuesto, ¿quién querría estar afuera en la noche y con nieve aun cayendo y cubriendo las calles casi con resentimiento? Desviando su mirada nuevamente a la pantalla de su computador, terminó de revisar el documento no menos de cuatro veces antes de enviárselo a su empleadora. Volviendo a su correo, lo actualizó dos veces antes de levantarse de su escritorio. Archie lo rodeó y se aseguró de que la ventana estuviera bien cerrada antes de correr las cortinas, impidiendo que el exterior espiara el interior de su casa y luego se giró. Contando los pasos, Archie se aseguró de que la otra ventana estuviera igualmente bien cerrada antes de volver a correr la cortina y repitió el mismo proceso hasta que cada ventana estuvo cerrada junto a la puerta principal. Dirigiéndose a la cocina, Archie ni saltó cuando se escuchó el primer gritó lleno de enojo del departamento frente a él con una melodía sin sentido, al menos para él claro. Cuando había llegado por primera vez, su casa había necesitado algo de arreglo y una buena limpieza profunda, pero la primera vez Archie había visto más allá de la fachada exterior y quedó encantado con el lugar de sus sueños. Su casa era pequeña a pesar de ser de dos pisos, abajo estaba su cocina, su sala de estar y su pequeño rincón de lectura que era toda una pared completa de sus libros favoritos y un pequeño sofá en el cual acurrucarse para pasar las tardes leyendo. Había eliminado su comedor para obtener su pequeño paraíso, pero valió totalmente la pena y tener una mesa para seis personas no tenía sentido cuando solo se encontraba él para comer. La pequeña isla de su cocina servía perfectamente para poder sentarse y comer cómodamente. Había una escalera en forma de caracol que le llevaba al segundo piso, donde solo se encontraba su habitación y su baño. Había una gran ventana que lo llevaba a unas dudosamente firmes escaleras de emergencia y que Archie había decorado con plantas de plástico verde que aun en ese momento, seguían en el exterior. A Lily ciertamente no le importaba por cual ventana pasar a la hora de invadir su pequeña casa, pero Archie sabía que la adolescente tenía cierto gusto por utilizar las escaleras de emergencias conectadas al edificio departamental de al lado para llegar a él en medio de la noche, por lo que Archie siempre se aseguraba de dejar esa abierta en la noche antes de ir a dormir. Nunca sabía cuándo la adolescente iba a llegar después de todo, más de una vez había despertado y se había encontrado a Lily durmiendo profundamente en el suelo al lado de su cama, abrazando ferozmente un cojín y cubriéndose con la manta que Archie había dejado a los pies de su cama para ella. Abriendo su refrigerador, sus labios pequeños formaron un mohín al encontrar los escasos alimentos en el interior. Lily decía que sus labios eran bonitos, y que al ser el inferior un poco más regordete que el superior, constantemente parecía que estuviera haciendo un puchero, lo cual lo volvía un arma mortal cuando hacía aquellos ojos de cachorro perdido, y él sinceramente no sabía de qué estaba hablando. Él no podía hacer ojos de cachorro, cada animal tenía un ojo único al igual que los humanos, y si ella lo decía metafóricamente, de igual forma no tenía mucho sentido porque él claramente no hacía nada de aquello, no tenía nada de especial realmente sus ojos verdes, aunque Lily aseguraba que sí. Sacando las cosas necesarias para hacerse un sándwich decente, Archie las dejó en la pequeña isla y tomó la botella de leche antes de cerrar la puerta. Sacando un vaso y un plato de la alacena, Archie se lavó sus manos antes de comenzar a preparar su sándwich, quitándole las orillas al pan porque no eran de su gusto. Tomando un cuchillo, movió el plato y calculó que el ángulo fuera perfecto para un triángulo y partió su sándwich en dos. Limpiando el utensilio, guardó todas sus cosas y limpió el mesón de la isla antes de servirse un vaso de leche y tomar asiento. Con la primera mordida, Archie suspiró ante su simple cena. Había veces en las que deseaba pedir algo a domicilio como toda persona normal, pero no lo hacía porque, razón uno, no sabía si los ingredientes que utilizaron eran de buena calidad o siquiera si el cocinero lavó sus manos adecuadamente antes de tocar cualquier alimento. Y razón dos, porque simplemente no podía desperdiciar dinero para ello. Incluso una de las pocas veces que Ian lo había invitado a cenar en una cita, Archie no había sido capaz de callar su boca al notar todas las cosas que le desagradaban del lugar, haciendo preguntas que obviamente incomodaban al personal y acosando a su camarero para asegurarse que tanto los alimentos y los servicios entregados habían sido bien lavados, expresando de todas las bacterias y enfermedades que uno podría contraer por simplemente no cuidar de los detalles pequeños. Ian se había enojado esa noche por sus palabras, las cuales provocaron no que les echaran, pero sí les dieron su comida para llevar y les pidieron amablemente que se retiraran. Archie felizmente lo había hecho, su acompañante en cambio… Cuando un grito muy diferente al estilo de música que emitía el edificio de al frente llegó a Archie, este arrojó un suspiro antes de terminar de comer su sándwich. Limpiándose los labios con una servilleta, tomó su vaso de leche y lo bebió tranquilamente mientras el caos a su costado explotaba con gritos, llantos, lamentos, cosas rompiéndose y botellas estrellándose contra la pared. Terminando, Archie volvió a limpiar sus labios para retirar cualquier rastro de leche y se levantó. Dejó los servicios sucios en el lavamanos y se giró para limpiar el mesón de la isla antes de volver a ellos. Colocándose los guantes, Archie lavó el plato, el vaso y el cuchillo antes de secarlos y volver a guardarlos en sus lugares correspondientes. Saliendo de la cocina, pasó frente a su escritorio y se detuvo un momento cuando contempló en la pantalla el aviso de un nuevo mensaje. Estuvo realmente tentado a sentar y abrirlo, pero hacer aquello significaba que tendría que leer dos veces, analizar lo que le estaban pidiendo, verificar la identificación y otras cosas para las cuales no tenía tiempo en ese momento. Alejándose, subió las escaleras contando los peldaños y luego entró a su baño. Agachándose, sacó la caja de primeros auxilios oculta en el mueble de su lavamanos y se levantó con este. Entrando en su habitación, lo dejó en el pequeño escritorio y encendió las luces de la habitación, asegurándose de encender también la lampara pequeña que se encontraba cerca de la ventana, lo que le daría una señal a Lily de que ya le estaba esperando preparado. Archie se sentó en la orilla de la cama, alisó su suéter y luego alzó levemente la manga de su mano para revelar el reloj en su muñeca. Mentalmente contó hasta que el sonido se detuvo y entonces se levantó para abrir las cortas de la ventana frente a las escaleras de emergencia. Volviendo a tomar asiento, repitió el proceso hasta que finalmente su ventana fue golpeada cuatro veces antes de abrirse y un cuerpo cayó hacia adentro rodando en el piso. Archie frunció el ceño cuando la fresca ventisca helada se coló en el interior de su habitación y luego al contemplar manchas de sangre en el suelo. —No fuiste nada elegante, para nada… —comentó levantándose para cerrar la ventana, colocándole el seguro y corriendo las cortinas. En el suelo, su amiga soltó una risita dolorosa. —Perdón por no hacer mi entrada más emocionante, pero me duelen las costillas como para intentar hacer una acrobacia como veces anteriores y terminar con una pose digna del hombre araña —comentó. —No existe un hombre que sea araña —indicó dirigiéndose al baño donde cogió algunos implementos para limpiar su piso. —Por supuesto que sí, aunque en las películas, obviamente —suspiró y le observó volver—. ¿No deberías de atenderme a mí primero? —preguntó. —No te estás muriendo ni agonizando —respondió sin observarle—. Tengo que tratar con la sangre en la alfombra antes de que se seque, no quiero botarla a la basura —explicó. —Ah, claro, y yo puedo esperar —bufó. —Si te doliera mucho estarías llorando como otras veces —indicó y le observó fugazmente—. No estás llorando. —Yo no lloro —gruñó y con algo de esfuerzo se sentó apoyándose en sus manos y con sus pies los empujó entre sí para quitarse sus zapatillas húmedas. —Sí lo haces, todo el mundo lo hace —replicó levantándose, llevándose con él las zapatillas para dejarlas en una esquina en su baño. Volviendo, sacó bajo su cama unas pantuflas y se las colocó a Lily antes de ayudar a levantarse. —¿Te has bañado hoy, cierto? —preguntó antes de tocarle. —Por supuesto que no, mis pulgas son mis fiel compañeras —exclamó. —Los humanos no tienen pulgas, los animales lo hacen, específicamente los perros o los gatos —corrigió y finalmente la ayudó a levantarse y sentarse a la orilla de su cama. Sentándose frente a ella, tomó su caja de primeros auxilios y la abrió. —Quítate la ropa superior —ordenó. —Sabes, si fueras otra persona habría pensado que me lo pides con segundas intenciones y esas cosas —comentó mientras obedecía. —Pero no soy otra persona, soy Archie White, tu vecino —respondió. —Exactamente por eso te obedezco —resopló y tiró la ropa en la cama descuidadamente. La mirada de Archie inmediatamente recayó en ella, ignorando a la joven simplemente en sostén frente a él. Bufando, Lily tomó las prendas y las dobló antes de dejarla cuidadosamente sobre la cama. —¿Mejor? —preguntó irónicamente. —Podrías haberla doblado más adecuadamente, pero es aceptable —asintió y se concentró en ella, realmente observándola bien. Una mueca adornó sus labios cuando contempló las contusiones en la piel morena de la chica, concentrada más en sus costados que en otros lugares, donde anteriormente ya habían estado esas mismas marcas. Alzando su mirada, contempló el rostro de Lily, encontrándose con un labio partido junto a un corte en la ceja que ya había dejado de sangrar. —¿Por qué se enojó ahora tu padre? —preguntó mientras observaba el corte en la ceja y su labio. —Por todo y nada, ya sabes cómo es ese viejo —se encogió suavemente de hombros y siseó de dolor cuando Archie le echó una cosa rara en su labio. —Ninguno corte se ve muy profundo —anunció tras terminar con ellos para bajar a su torso—. Esos se ven horribles. —Vaya, gracias por el cumplido —bufó y gruñó cuando Archie tocó su piel. —No fue un cumplido. —Lo sé. —No pareces tener las costillas rotas —observó—. Esto te ayudará —anunció sacando un pote de crema—. Y esto te calmará el dolor —dijo entregándole dos pastillas. Terminando de revisar los golpes y de tratarlos lo más que podía, permitió a su amiga desaparecer en el baño un momento. —¿Te vas a quedar a dormir aquí? —preguntó guardando las cosas. —Sí, el patán se fue a un bar a beber y mi madre está demasiado drogada como para percatarse de que no estoy ahí, o siquiera para enterarse de lo que acaba de ocurrir —resopló y se sentó lentamente en el suelo, sobre la alfombra. Arrojando a la basura las cosas que ocupó, Archie le entregó una almohada y la tapó con la manta. —¿Has comido algo? —No tengo apetito —murmuró cubriendo con su antebrazo sus ojos. —No es bueno que tengas el estómago vacío cuando tomas medicamentos, no es bueno —pronunció y volvió a bajar las escaleras. Dirigiéndose directamente a la cocina, Archie le preparó exactamente lo mismo que comió él y dejó el sándwich dentro de una bolsita de plástico sellable antes de tomar el vaso con leche. Pasando por la sala de estar, se detuvo al contemplar su computador encendido. Recordando el correo, se acercó y tomó asiento por uno minutos para revisar el pedido que parecía haber caído del cielo justo cuando más lo necesitaba, la paga era buena y el trabajo simple y rápido. ¿El problema? Tenía que ir personalmente a la empresa para arreglarlo. El entrecejo de Archie se arrugó levemente y sus lentes bajaron un poco, aun sí, no se permitió pensar demasiado en ello y aceptó confirmando su cita para el medio día de mañana. Necesitaba ese dinero y algo extra le ayudaría a reponer sus escasos alimentos. Ya mañana se preocuparía de lo qué iba a hacer al respecto, esperaba al menos, pero sabía que pasaría toda la noche pensando en ello.

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