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Clandestino

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Blurb

Dicen que hay un hilo rojo que une a las personas que se aman de verdad, a través del tiempo y la distancia. Y eso debe ser real, pues pareciera la única forma de explicar que dos personas que se aman profundamente, vivan caminos distintos por un error y se vuelvan a juntar una y otra vez.

Dicen que cuando eso sucede, hay uno que ama más que el otro… y que por eso no será capaz de romper ese hilo, devenido en cadena de condena al fracaso en cualquier amor, distinto al que perdió.

Dicen que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. Pero… ¿qué sucede con un amor que se ha vuelto ilegal? ¿Un amor clandestino puede ser considerado un mal que no durará cien años? ¿De verdad hay cuerpo que no resista a ser el clandestino de la persona que le llena el alma y que lo eleva al mismo cielo cada vez que se ven, para regresarlo a la tierra en cada despedida?

Franco y Eva eran novios en la Universidad, pero ella se decidió por un amor de conveniencia y ahora viven un amor clandestino. Ella está casada y lo desea más que a nadie. Él… él está condenado a esperarla y a fracasar en sus intentos por escapar… ¿Los acompañamos a comprobar si un amor ilegal puede durar toda la vida?

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Capítulo 1
Madrid, marzo de 2019. Mi nombre es Franco Martínez, tengo 30 años, y soy uno de los socios del estudio jurídico más importante de Europa. He ganado una infinidad de premios anuales como el abogado más destacado del año, pues soy quien lleva los casos más importantes tanto en España, como en el exterior, e incluso me han contratado de grandes multinacionales de otros continentes y he trabajado como asesor para varios gobiernos y hasta para casas reales. Soy sumamente feliz con todo lo que he logrado a nivel laboral, pues el derecho internacional ha sido mi pasión desde muy pequeño y por eso no me importó en lo absoluto dejar tiempo de fiestas con amigos e incluso con la familia para estudiar y graduarme con honores, como lo hice, luego de hacer valer con sudor y lágrimas una beca que me fue otorgada por mi excelente desempeño en el secundario y sin la que jamás habría podido ser quien soy hoy en día, pues por mi origen humilde, debí trabajar desde temprana edad para ayudar con los gastos en casa y jamás me hubiera alcanzado para financiar mi educación universitaria. Pero cada uno de esos esfuerzos, los que recuerdo día a día, hacen que todo lo que hoy tenemos mi familia y yo tenga un valor muchísimo más grande que el propiamente material. Tanto mis padres como yo pasamos hambre muchísimas veces. Sin embargo, nunca faltaron el amor, el cariño y los valores que me inculcaron solamente me incitaban a esforzarme cada día más para lograr mis objetivos, para llegar a ser el abogado de éxito que hoy soy, feliz del camino recorrido y de ejercer la profesión que siempre me llenó el alma y el corazón. Podría decirse que soy la típica persona que hace real la frase de Confucio acerca de: "elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día en tu vida". Mi trabajo me consume muchísimo tiempo, pero me hace inmensamente feliz. Tanto, que puedo no tener otras cosas que deseo en mi vida, pero si no tuviera mi trabajo, perdería completamente mi norte. Es mi prioridad absoluta, incluso por encima del ámbito personal, donde ya mi vida no es tan ordenada como en lo laboral. Y es que estoy casado hace dos años con Malena, a quien conocí en una fiesta de Navidad de una de las empresas a las que me tocó defender, con quien tuve un vínculo muy fuerte desde el primer momento y con quien tengo un hijo llamado Mario, de apenas un año, que es la luz de mis ojos y uno de mis grandes orgullos. Malena es una mujer muy dulce y sumamente bella, a quien quiero y mucho. Pero desde que nació nuestro hijo, mi momento más feliz junto a ella es cuando me ausento de casa para ir a trabajar, y sobre todo, cuando lo hago por largo tiempo por un viaje al extranjero. Podría repetir esa conocida frase de “no eres tu, soy yo”, pero no es necesario. Malena ya sabe que efectivamente no es ella el problema, y que por mucho que se esfuerce en mostrarme lo mucho que me ama y lo excelente persona que es… soy yo. Lo sabe y lo supo y lo aceptó así desde el primer día, cuando a pesar de lo mucho que llamó mi atención y de los buenos momentos que pasábamos juntos, no podía disimular que mi corazón y muchas veces mi mente, estaban en otra cama. Malena solía pensar que seguía enamorado de mi ex esposa, con quien estuve casado tres años hasta que se fue de la casa y me pidió el divorcio porque ya no me amaba, entre otros motivos de los que había decidido no hablar con nadie a partir de la firma de aquel papel. Esa era la historia que Malena conocía y a partir de la cual me constaba que se había creado muchas conjeturas tratando de justificar mi desamor.   Pero con el correr del tiempo, cuando nuestro matrimonio avanzó un poco, tuve el coraje de confesarle la verdad: mi ex esposa no se alejó de mi porque me dejó de amar, ni porque me engañó con el primero que se le cruzó. Ella me dejó porque no soportó el amor que yo sentía por Eva. Pero se preguntarán…  ¿quién es Eva? Eva es el gran amor de mi vida. Eva es la mujer que se apoderó de mi corazón y de todo lo que soy desde el primer día que entramos a la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, hace más de diez años. Hoy recibimos la noticia de que la Corte de La Haya falló a favor de uno de los clientes más importantes que tenemos en el estudio, cuyo caso fue llevado por el equipo de trabajo que yo lidero y por eso, hay fiesta en la azotea del piso diez del Hyatt Centric de la Gran Vía de Madrid, en El Jardín de Diana. Y yo estoy, pero no estoy, como cada vez que celebro una gran victoria pero no la tengo cerca a Eva para contárselo... muchos piensan, como tantas veces, que mi mente está en Cádiz, junto a mi mujer y mi hijo, pues ella siempre aprovecha mis largos días de ausencia en casa para llevarlo a visitar a su madre. Pero la realidad es que a Mario lo extraño, pero desde que él nació, a Malena no la extraño tanto. Mi cabeza no está allí con mi familia, sino aquí en Madrid y no tan lejos de nuestra ubicación actual… Escucho el bullicio, muevo la cabeza cuando me hablan como restando importancia a todos los elogios que le hacen a mi trabajo constantemente cada uno de los presentes, pero la realidad es que ni siquiera presto atención cuando me hablan… y me alejo, como ahora, que permanezco sentado solo en una de las mesas con una cerveza en la mano, observando el corazón de la hermosa ciudad que me vio nacer y recordando la primera vez que vi a Eva, como si hubiese sido ayer…

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