bc

Los Años Jóvenes de una Reina

book_age16+
245
FOLLOW
1.2K
READ
independent
decisive
brave
self-improved
prince
heir/heiress
bxg
campus
city
crown prince
like
intro-logo
Blurb

Sue solo quiere ser libre y viajar por el mundo ¡Enamorarse no estaba en su plan! ¡Y menos del mismísimo Príncipe Heredero de la Corona! ¿Podrá adaptarse a su estilo de vida? ¿Podrá hacerle frente a todas las reglas y protocolos? ¿Será capaz de soportar la lengua venenosa de las personas? Pero, sobre todo, ¿Podrá renunciar a sus sueños por amor?

Esta es la precuela de "WTF! Soy una Princesa!"

chap-preview
Free preview
Capítulo 1
Capítulo 1      — No te muevas… — extiendo mi cámara hacia el ave que se posa en la rama — No te… — escucho un crujido — Oh no… — el ave se va volando — ¡Ah! — la rama cede ante mi peso, rompiéndose — ¡Au! — caigo encima de mi mochila, raspando mi brazo en proceso — Estoy bien… estoy bien… — miro a las personas que se me han quedado viendo — Maldición… — miro a la copa del árbol, anoto lo ocurrido en mi bitácora, me limpio el pasto de la ropa y me cuelgo la mochila al hombro — Puta rama…  — ¿Mala suerte, Sue? Ríe Carl, un señor en sus cincuenta que vende helados en el parque.  — Sí… — me dejo caer en la banca a su lado, refunfuñando — Creo que tantos helados ya me están pasando factura  — ¡Ja! — ríe el hombre — Mis helados son sanos, niña — sonrío ante sus palabras — Ten… de chocolate, tu favorito  — Gracias — le recibo el cono de helado — ¿No ha pensado en vender en otras partes del parque?  — Quisiera, pero los meniscos no me dejan — se lamenta, hago una mueca — Además… ¿Quién me ayudaría?  — Yo podría — sonrío, el hombre suelta una risita — Podría ayudarlo después de clases  — Tú dedícate a estudiar niña — Carl coloca otra bola de helado sobre mi cono — Deja a este hombre a quien obligaron a jubilarse, vender tranquilo sus helados  — ¿Y si hace eso?  — ¿Hacer qué? Lamo mi helado y sonrío.  — Contratar a otros jubilados que aún quieran trabajar — me encojo de hombros — No solo sería una buena idea de negocio, sino también una ayuda humanitaria — vuelvo a lamer mi helado — No todos los jubilados perciben lo suficiente como para vivir cómodamente, les serviría un ingreso extra  — Podría funcionar…  — ¿Quién sabe? — me encojo de hombros nuevamente — Hasta podría abrir una pequeña cafetería llamada “Heladería Abuelitos”  — ¿Heladería Abuelitos? Ríe el hombre.  — ¡Imagíneselo! — exclamo con emoción — Y algún día una celebridad la declarará como la mejor heladería del país y usted será recordado para la posteridad — sonrío — Como el Coronel Sanders  — Eres una gran soñadora Sue Ríe el hombre, dándome otra bola de helado.  — Todo es posible si solo lo crees, pero debes de decidir hacerlo  — Está bien, lo tendré en mente — vuelve a reír — Y no se vale pedir derechos por el nombre — me apunta con su cuchara — “Heladería Abuelitos” está patentado a partir de ahora  — Trato — extiendo la mano, sonriente — Ya me tengo que ir, quedé con Lily para cenar  — Salúdamela de mi parte, dile que Carl ya tiene listo su helado de pistache que tanto le gusta  — De acuerdo — sonrío, acomodándome la mochila al hombro — ¡Adiós Carl! — grito, extendiendo los brazos, el hombre solo ríe — ¡Te amo!  — ¡Yo también niña! Ríe el hombre, agitando su mano. Estoy segura de que el señor Carl me hará caso algún día e inaugurará su heladería, dándole trabajo a cientos de hombres y mujeres jubilados que aún desean trabajar y sentirse útiles ¡Y quién sabe! Algún día una celebridad junto con su novia con apodo de roedor podría hacerle publicidad gratis. Si yo fuese famosa lo haría. Alzo mi cámara y fotografío a los autos pasar, espero a que la imagen salga del aparato y contemplo la escena inmortalizada. Amo la fotografía, algún día haré exposiciones y publicaré libros. Iré a todas partes del mundo ¡A todas partes! Visitaré las maravillas más importantes, veré los paisajes más hermosos y experimentaré la libertad más grande que la vida pueda darme. No sé qué sería de mi vida si no tuviese una cámara entre mis manos ¡Probablemente una muy aburrida! Y agradezco al universo por darme la vida que tengo, una donde mis padres no me ponen peros ni trabas para seguir mi verdadera pasión. Sí, a mi padre le gustaría que siguiera con el negocio de los bancos y a mi mamá le gustaría que algún día me case y tenga familia, pero respetan mi decisión de querer vivir mis años de juventud con una cámara en las manos y una maleta de viaje. Jamás olvidaré el día en que me regalaron mi polaroid, fue mi abuelo, quien era piloto de la Fuerza Aérea. Ese día nos subimos en una avioneta y miramos el paisaje otoñal de Vermont. Fue la experiencia más significativa de mi vida, en el aire, libre, sin ataduras, viendo las copas anaranjadas de los árboles, respirando profundamente, apuntando con mi lente. Ese día descubrí mi propósito en la vida, ese día descubrí quien era Sue Barcley. Llego a los terrenos de la universidad. No puedo evitar sonreír, es mi primer semestre en la Royal University of América y cada día encuentro algo nuevo con lo que quedar impresionada. Es como otro mundo, como su al atravesaras un portón hacia otro universo, uno estancado en el tiempo, justo es medio de la Gran Ciudad. La universidad es un conjunto de edificios de bella arquitectura que contrasta con los modernos edificios de Manhattan. Siempre quise estudiar en este lugar, mi padre lo hizo y mi madre también, además, quería vivir en Nueva York, tiene muy buenos escenarios y las fotografías que he logrado tomar han sido de mis favoritas. Camino por los jardines, viendo a los demás estudiantes escuchar música en sus radios, intercambiando casetes y discos compactos, charlando y fumando, riendo a carcajadas, disfrutando de la vida. La universidad es la mejor etapa de todas, es el primer paso a la independencia total, a la libertad. Sonrío alegremente, con la nueva canción de Cindy Lauper sonando en mi cabeza, saludo con la mano a varios de mis compañeros de clases y sigo mi camino hacia la residencia estudiantil. Alzo de nuevo mi cámara, fotografiando a las personas, los edificios y el cielo. Las fotografías son la única forma que existe para inmortalizar un suceso. La vida puede ser eterna a través de las fotografías. Algún día seré anciana y podré recordar toda mi vida a través de las fotografías que habré tomado a lo largo de mi vida. Amo Nueva York, estar en la universidad y la libertad que siento, lejos de casa, armando mi propio futuro, mi caminando por mi propia carretera llamada “Destino”. Cada paso que doy es un paso más cerca de mi meta y mi meta es ser feliz, libre…  — ¡Cuidado! Escucho gritar. Caigo al suelo, todo a mi alrededor ha quedado a oscuras y un fuerte dolor en mi cabeza me impide ponerme de pie ¿Qué me acaba de suceder?  — Oh mierda… Escucho una voz, seguido por unas manos sosteniendo mi cuerpo.  — ¿Está usted bien? — siento mi cuerpo ser zarandeado con delicadeza — Señorita… ¿Está usted bien?  — ¿Qué mierda…? Abro lentamente los ojos, todo a mi alrededor se ve borroso.  — ¿Está usted bien? Pregunta la misma voz, parpadeo varias veces, desorientada.  — ¿Qué…?  — ¿Está usted bien? Intento fijar mi mirada en el sujeto que me sostiene, es un muchacho de ojos cafés y cabellos rubios.  — Carajo… — suelto, llevándome una mano a la cabeza — ¿Qué me hiciste?  — Disculpe usted — le miro, hay mucha preocupación en su rostro — No debí de lanzar la bola tan fuerte…  — ¿Bola…? — miro a un lado, una pequeña bola de baseball está abandonada a nuestro lado — ¿Me golpeaste con una pelota de baseball? — no sé si reír o llorar — Mierda… — le miro — Tienes buen brazo  — Creo que se encuentra algo aturdida Asiento con la cabeza, así me siento.  — Oh… mierda… El chico me sostiene con fuerza.  — Permítame usted, la llevaré personalmente a un hospital para que le revisen  — ¿Qué…? — niego con la cabeza — Estoy bien, me caigo de árboles a diario — me tambaleo, el joven me sostiene, nos miramos a los ojos — Oh mierda… — me precipito hacia adelante, el joven apenas es capaz de sostenerme, por lo que termino en un extraño abrazo con este desconocido — De acuerdo, quizá no estoy bien y… — mis ojos captan un objeto en el suelo — No…  — ¿Está usted bien?  — Mi cámara… Contesto en un susurro.  — Oh… — el joven se gira hacia su acompañante, quien rápidamente toma el objeto del suelo — ¿Esto es suyo?  — Por supuesto que es mío — se lo arrebato con brusquedad, el dolor de cabeza acaba de desaparecer — No… no puede ser… — el lente de mi cámara, al igual que el flash y otras partes, están rotas — Mi cámara…  — Señorita, disculpe usted, no fue mi intensión y…  — Rompiste mi cámara… Siento un vacío en el estómago.  — Le prometo que se lo compensaré… — miro al chico rubio de ojos cafés — Me comprometo con usted a comprarle otra, lo juro…  —¡Rompiste mi cámara! — repito, apretando el objeto entre mis manos — ¡Imbécil…! — escucho un par de risitas de parte de las personas que lo acompañan — ¡Rompiste mi cámara!  — Señorita…  — ¡Cállese! — me separo del chico, tambaleándome en el proceso, más risitas se alzan a nuestro al rededor — Esto no me lo vas a poder compensar, imbécil…  — Señorita… El chico se ve consternado, tiene el rostro de alguien que no puede creer que le estén hablando de esta forma.  — Vete a la mierda Le doy un empujón al chico de ojos cafés y continúo con mi camino…

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Casado con la ¿Gordita?

read
312.3K
bc

Efimero (Devil's touch)

read
372.7K
bc

AMOR CON ODIO

read
12.8K
bc

UN TOUCHDOWN A TÚ ❤️

read
225.6K
bc

En los Zapatos de Renatas

read
1.3K
bc

Mi jefe esta paralitico

read
3.2M
bc

Una esposa de mentira. Saga familia Duque.

read
8.3K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook