"Anhelos De Luna"

Capítulo 1: Manada en la Oscuridad El viento soplaba susurrando secretos mientras la luna se alzaba en lo profundo de la noche. En medio del oscuro bosque, ocultos entre los árboles, se encontraba la manada de lobos. El líder, un majestuoso lobo gris llamado Orion, se alzaba imponente frente a los demás miembros de su clan. Sus ojos dorados brillaban con intensidad, reflejando la fuerza y el poder que poseía. El recuerdo de aquella terrible batalla contra una manada rival aún estaba fresco en sus mentes. Habían defendido su territorio con valentía, pero a un alto costo. Varias vidas habían sido perdidas, y aunque habían salido victoriosos, Orion sabía que la pérdida había dejado una marca en cada uno de ellos. El viento susurró de nuevo, trayendo consigo el eco de una melodía lejana. Los lobos se tensaron, atentos a cualquier señal que pudiera indicar peligro. Orion levantó su cabeza, el pelo en su lomo erizándose, y sus sentidos se agudizaron. Sabía que algo estaba sucediendo. Siguiendo el sonido, la manada se adentró más en el bosque, avanzando con cautela. A medida que avanzaban, los olores del aire se volvieron más intensos y distintivos. El aroma del musgo húmedo se mezclaba con el olor dulce y terroso de la tierra. Pero lo que realmente llamó la atención de Orion fue un olor suave y embriagador que flotaba en el aire. Era un aroma que nunca había experimentado antes, pero que despertó en él una sensación de curiosidad y deseo. Finalmente, la manada llegó a un claro iluminado por la luz de la luna. En el centro se encontraba una hermosa loba de pelaje blanco como la nieve. Su mirada era intensa, llena de misterio y poder. Orion quedó hipnotizado por su presencia, su corazón latiendo con fuerza dentro de su pecho. La loba blanca se acercó lentamente, deslizándose a través de los rayos de luz lunar. Su elegante andar mostraba la gracia y la inteligencia que había detrás de esa apariencia tan cautivadora. Se detuvo frente a Orion y ambos lobos se miraron fijamente, sus almas entrelazándose en ese instante eterno. "¿Quién eres?" preguntó Orion en un susurro ronco de incredulidad y fascinación. "Me llamo Luna", respondió la loba blanca con una voz suave y melodiosa que parecía cargar con un mensaje oculto. Orion se dio cuenta de que esa era la misma melodía que había escuchado en el viento. Luna tenía un aura de magia y enigma que lo envolvía, atrayéndolo hacia ella como un imán. A medida que la manada observaba el encuentro, un silencio expectante llenó el claro. Todos podían percibir la tensión palpable entre Orion y Luna. Parecía como si el universo hubiera conspirado para unirlos en ese preciso momento, en esa tierra de lobos y lunas. Orion extendió su cabeza hacia Luna, inhalando su aroma con avidez. El olor de su piel despertó en él una pasión desconocida, una sed de amor que anhelaba saciar. En ese instante, supo que nada sería igual después de ese encuentro. Sus vidas estaban destinadas a entrelazarse, pero también sabía que su camino estaría lleno de desafíos y sacrificios. El viento susurró de nuevo, esta vez lleno de promesas y desafíos por venir. Orion y Luna se miraron, sus ojos transmitiendo todo el amor y el deseo que se había despertado en sus corazones. En ese momento, ambos lobos supieron que estaban dispuestos a enfrentar cualquier obstáculo para estar juntos. El primer capítulo de "Anhelos de Luna" había sido escrito en el lienzo del destino. La manada en la oscuridad se preparaba para el arduo camino que les esperaba, pero en sus vientres ardía la esperanza de un amor eterno entre un lobo y una loba bajo la luz plateada de la luna.