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Mi ex esposo millonario

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intro-logo
Blurb

Raúl es el hijo ilegítimo de la poderosa familia Harper, sin embargo prefiere dedicarse a enseñar como profesor en la universidad, pero debido a unas cláusulas estipuladas para recuperar su herencia y vengar la muerte de su madre necesita casarse.

Pamela fue la candidata perfecta, Raúl no tuvo otra alternativa que elegirla a ella, pues en un descuido le confesó que la persona a quién ama es a su cuñada; a fin de ayudarlo Pamela acepta ser su esposa, donde a pesar de la convivencia entre ambos, él se había vuelto frío y egoísta, no creía en el amor y desconfiaba de ella.

Luego de dos años de matrimonio, una mujer misteriosa aparece en sus vidas, quien alega ser ´ ´La mujer ideal para este hombre´´, de inmediato Raúl hace que ésta desconocida ocupe aquel lugar importante a su lado.

Pamela decide marcharse. Arturo, un apuesto entrenador personal, fija sus ojos en ella inmediatamente, aunque él guarda un secreto oscuro.

Cuando Raúl se da cuenta de que prefiere tener cerca a Pamela, él decide buscarla, pero una situación cruel no le permite llegar a ella a tiempo.

¿Raúl podrá contener sus celos y seguir negándose al amor?. ¿Qué podría ser capaz de hacer para retenerla a su lado nuevamente?.

Obra registrada.Todos los derechos reservados: 2212262967979

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1-No me quiere.
Capítulo 1. No me quiere. Pamela. Recuerdo cuando lo vi por primera vez hace poco más de dos años, dije que sería como un sueño salir con alguien tan dulce, atento y caballeroso, cada mañana llegaba temprano y me quedaba en uno de los banquillos a la entrada de la universidad solamente para verlo llegar. Lo único que escuchaba de él eran adjetivos sencillamente perfectos, él saludaba con una sonrisa, aunque yo nunca respondía a sus saludos, tontamente me avergonzaba que se diese cuenta de mi diaria vigilancia hasta su llegada, me sonrojaba con simplemente cruzarme con él en pasillo, es donde no podía esconder mis nervios. Admiro su intelecto en las clases en las que me infiltraba, pues no me corresponde asistir a las mismas, con las materias que el dictaba; lo hacía porque disfrutaba escucharlo. Siempre fui como un punto entre la multitud, el no volteaba a ver a nadie, en cambio no hacían falta quienes se desvivían por ir detrás de el por doquier, tal vez una de las razones por las que acepté casarme con el fue todo aquello que admiraba, conocía poco de su familia o de su pasado, me propuse enamorarlo una vez que estuviésemos juntos, al principio todo marchaba con normalidad, yo conocía sus verdaderos sentimientos, unos que sería difíciles de borrar en su corazón «¡Pamela!, deja de recordar.» —Hoy ansiaba llegar a la casa y encontrarlo allí, tal vez preparando una de sus clases o simplemente verlo haciendo ejercicio, pero de nuevo no estaba, los ánimos que me había propuesto mostrar ante todos. «Debió salir, últimamente está fuera muy seguido…» —No podía reclamar absolutamente nada, acepté ser su esposa porque así lo quise, desee estar a su lado, al lado de un hombre tan respetable como lo conocí, pero últimamente es más frío que de costumbre. Sí… No es para nada como lo recuerdo, ahora simplemente evita hablar conmigo, pero mi familia no conoce la verdad detrás de aquel acuerdo, ellos siguen creyendo que existe amor entre nosotros… ´´cuánta mentira´´, he fracasado con mi objetivo de enamorarlo. —Suspiré un par de veces antes de llamarlo, pero necesitaba saberlo; sucumbí a la tentación de llamarlo. —¿Pamela?... ¿Sucede algo?. —Su voz gruesa y tan perfecta sonaba un tanto lejana. —Hola Raúl, bueno… quería saber si vendrías porque quiero dormir temprano, y veo que dejaste las llaves en la entrada. —Efectivamente, las olvidó, ahora yo no me quedaría como una celosa, simplemente se lo pregunté. — Y como ya sabes, cuando me quedo dormida, nada puede despertarme con facilidad. —¡Tienes razón!, no traje mis llaves, pero hoy no llegaré a dormir, me las puedes entregar en la universidad mañana temprano. ¿Tienes clases también verdad?. —Apreté mis puños con fuerza, él estaba quebrantando el acuerdo al que llegamos, ambos debíamos comportarnos como si fuésemos un matrimonio verdadero. —¿Mañana?, ¡Raúl debes venir a dormir!... Te lo deje pasar una vez, hace apenas unos días, así que tienes que venir si no quieres verme enfadada. —Escucho una voz de fondo, es de una mujer… Enseguida se quedó en silencio y Raúl siguió hablando. —¡Pamela!, hablamos de esto y tú vuelves… —No dejo que termine la frase— —¡Tienes que venir! De lo contrario, también romperé el acuerdo de una u otra forma!. —Hemos convivido por casi dos años, yo soy impulsiva y siempre cumplo con lo que digo o me propongo, él ya lo sabe. —Bien. —Fue lo último que lo escuche decir. Al poco tiempo que corté la llamada, un mensaje llega a mi teléfono. «Ya deja de intentar fingir que tu matrimonio es perfecto, sabes bien que Raúl no te ama, y nunca lo hará… Fuiste un error en su vida.» —Arrojé mi teléfono en el sofá, esa mujer hasta consiguió mi numero telefónico, es una persona detestable y capaz de inmiscuirse en donde no debería, pero es Raúl quien le da alas para que lo hiciera. No pasó más de treinta minutos y mi esposo llegó, contuve las ganas casi incontrolables de llorar, me sentía traicionada, molesta y hasta decepcionada… Lo había idealizado, y ese fue el peor de mis errores, debí no dejarme llevar por aquella admiración hacia él y su inteligencia indiscutible, escucharlo dar clases es magnífico. —Pamela, ¿por qué te comportas de esta manera?. ¿Desde cuándo crees que puedes manipularme con tus intentos de amenazas?. —Su tono de voz ya no era tranquilo y mucho menos alegre o con al menos una pizca de felicidad. —Porque tú eres quien no está cumpliendo con el acuerdo. ¿Crees que no sé de tus encuentros con esa mujer?, con tu amiga… —Yo traté, ¡juro que traté de contener mis ganas de llorar y darle una fuerte bofetada!, porque se lo merecía. —Pamela, tú conoces a la perfección que este acuerdo fue simplemente por unas cláusulas ridículas de la familia Harper, lo que estoy haciendo es por mis sobrinas, y tú accediste… Ahora no vengas con cuentos de celos o algo por el estilo. —¡También lo sabes Raúl!, acordamos no vernos con otras personas hasta que todo se resolviera, en cambio estás fallando… —Enarca una de sus cejas al escuchar mi reclamo, es como si le pareciera gracioso hacerme enojar. —Esto me pasa por haberme casado con una jovencita, eres inmadura e incapaz de comprender la posición en la que te encuentras. —Sonreí sarcásticamente ante sus palabras, tenía razón en cuanto a llamarme jovencita, apenas tengo veinticuatro años, y él ya ha superado sus treinta y cinco años; sin embargo no me considero en absoluto inmadura. —¡Entonces eres un viejo cascarrabias!, lo único que estoy pidiendo es que respetes este matrimonio, hemos estado juntos por un buen tiempo Raúl, no puedes simplemente acercarte a esa mujer a quien llamas amiga, los amigos no se ven tan seguido y mucho menos duermen juntos!, ¿Ya cambiaste tu favoritismo por Ada?… —Él se acerca a mí y ambos quedamos frente a frente, sabe que no miento… Raúl conoció a una mujer, quien de la nada llegó a la universidad, se trataba de una mujer muy hermosa y se veia con clase, mis compañeros de clases no dejaban de mencionarla en sus comentarios en el receso o a cualquier hora. —Ya no tengo ganas de seguir escuchando Pamela, detesto esta actitud que tienes, siempre he sido complaciente contigo, voy a la casa de tus padres, asisto a las reuniones con tus amigos… —Hace una pausa— Ya no menciones a Ada, es otro punto que acabas de romper. —¡También he hecho muchas cosas por ti, Raúl!, una de ellas es haberte disculpado por llamarme como a… —Si, en ocasiones, cuando teníamos intimidad, él nombraba a su cuñada, eso me partía el alma en mil pedazos. — Olvídalo, este matrimonio que comenzó siendo divertido, se ha vuelto un completo caos. —Tienes razón, es un completo caos… —Tras aquellas palabras se acerca a mí y me toma de la cintura, a los pocos segundos sus labios ya se encontraban pegados a los míos— «¿Por qué lo amo tanto?, me enamoré de él a pesar de conocer las razones de nuestro matrimonio.» Él necesitaba ayudar a recuperar la herencia de sus sobrinas, a quienes quería como a nadie más en este mundo, daría su propia vida por ellas, y también amaba la madre de las pequeñas, aquel sentimiento que lo hacían beber desmedidamente cada vez que intentaba matar esos sentimientos prohibidos, en más de una ocasión dijo que haría lo que sea para olvidarla, pero ha pasado el tiempo y sigue pensando en ella. A Raúl se le olvidó quererme a mí… —¿Por qué haces esto?. —Le digo entre lágrimas, él tomó mi rostro y con sus dedos levanta mi rostro. —Pamela, tú sigues siendo mi esposa, pero detesto que hagas berrinches… Estoy cumpliendo con nuestro acuerdo, la confianza es importante. —De nuevo lograba convencerme con su argumento aparentemente inequívoco. —¿Entonces significa que ella y tú no han tenido ningún encuentro aparte de simplemente hablar?. —Él vuelve a mirarme a la cara, directamente a los ojos. — Soy una mujer transparente y lo suficientemente directa, desde el primer instante en que conversamos fui sincera con mis sentimientos. —Solamente hablamos como amigos, es nueva en la ciudad, además los directivos me pidieron conversar con ella respecto a los horarios y actividades académicas, pero eso no significa que lo nuestro vaya a terminar, aún nos queda un buen tiempo más juntos. «Y de nuevo caí rendida ante él…» —Sus besos llenaban mi cuerpo y mi alma, no podría siquiera imaginar estar de esa manera con alguien más, sentía como nuestros corazones coincidían inclusive en los pálpitos, aunque esa sensación él lo ignoraba. —¿Vas a quedarte conmigo?. —La respuesta era bastante obvia, Raúl quería quedarse a mi lado, de una u otra forma. «No sé qué vio Raúl en esa mujer a quien acaba de conocer y está logrando apartarlo de mi lado, yo pensé que este matrimonio tendría un futuro y funcionaría, pero lo siento cada vez más lejos de mi...»

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