Los diez mandamientos de la villana

Cyrus Siempre fui débil a su aroma, todo aquello que se asemejara al chocolate, yogurt y coco, me hacía querer cerrar los ojos y transportarme a ella. Apreté la mandíbula cansado, puse mis manos en los hombros de Anastasia y la empujé con sutileza. —detesto estas actitudes... —un resoplido molesto escapó de mi boca.—no necesitas ser tan vulgar... La mujer con la que estaba en una reunión junto a tres personas más, aparte de haber estado manoseandome por debajo de la mesa descaradamente, ahora me había seguido al baño. —vamos... —acarició mi entrepierna con la palma de su mano, no me excitaba estar en el baño de hombres con esta mujer, sentí sus besos en el cuello, quise ir rápido a limpiar mi piel pensando en el labial. Por suerte el lugar estaba vacío, sin embargo no era lo mismo para el baño de mujeres a solo una pared de distancia. A su espalda podía ver toda la ciudad aunque por la altura dudo que alguien notará lo que arriba se suscitaba. ¿No son demasiados pisos? —¿en serio puedes estar pensando en otra cosa? Hablo con tono osco mientras levantaba una ceja, se cruzó de brazos y se volvió a mover rápido sin perder la compostura, o lo que ella cree es mantener la compostura. ¿Por que algunas personas piensan que estas cosas te incitan al algo? —cualquier cosa es más interesante que estar aquí contigo. —conteste cabreado y sin interés, saque mi teléfono y comencé a revisar r************* . —vamos, no seas aburrido, un rapidito y nadie lo sabrá... Estoy muy excitada, puedes comprobarlo... Comenzó a hacer sonidos bastante desagradables. —vine por trabajo, y no me interesa comprobar nada que tenga que ver contigo. Empujé de nuevo su cuerpo cuando comenzó a tocarme una vez más, ella insistía en intentar bajar el zziper de mi pantalón. No es que no fuera "bonita" una vez ya había caído con ella, un poco mayor que yo más varias botellas de vino, sin embargo no era de mi gusto y tenía muy pocos grados de alcohol encima. Se apartó contoneando sus caderas de manera exagerada, toda ella era demasiado exagerada y exasperante para mi gusto, el aroma del perfume mezclado con maquillaje me revolvía el estómago. El aroma y sabor de su labial, se asemajaba a la sensación de tener detergente cerca de la boca. Levantó el tajo de su falda y separó el plice hasta sus caderas, apartó la ropa interior mostrando toda su intimidad sin vergüenza alguna, bastaría con que alguien viniera al baño de mujeres o fuera directo al ascensor, solo eso y la verían, yo sería el pervertido y ella, bueno, eso. No observe lo que hacía con sus manos, levante mi teléfono y le di un vistazo, di algunos pasos fuera para alejarme de la mujer, de repente un jadeo acompañado de un gemido largo y nuevamente, exagerado, escapó de sus labios. —Cyrus, no me ignores... —dijo con una voz molesta y aguda. —¡Cyrus! "¡Maldición!" Unos tacos se escucharon livianos, se detuvieron y alguien lanzó una maldición con una voz extremadamente bonita, pero anastasia continuó autocomplaciendose. Desvíe la vista suavemente porque un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar esa maldición, unas piernas largas y bonitas, su tez dorada qué resaltaba con ese vestido color n***o entallado y sugerente, el cabello de un lado cubriendo el único lado descubierto de sus hombros. "¿que diablos le pasa a las personas? Independiente de todo, al menos el baño de un hotel pero el de un restaurante..." "uf... Aquí huele muy maaaal, quiero ir a mi cuarto rápido" El sonido se transfería perfectamente de un baño a otro. Esa pared realmente no protege nada. Siempre pensé que tenía unas curvas perfectas, no era demasiado delgada, su cuerpo se asemejaba a aquellas mujeres que vi bailar en el viaje al Cairo con mis padres alguna vez cuando niño y eso siempre me gustó. Quede hipnotizado, me molestaba escuchar el sonido de la mujer frente a mi y ahora sus quejas por no prestar atención, quería seguir oyendo sus pasos, sus maldiciones en medio del pasillo. Agarre nuevamente los hombros de anastasia, la sacudí suavemente como intentando despertarla de esa fantasía que solo ella disfrutaba, el aroma a desinfectante, su perfume y maquillaje, acompañado de ese nuevo aroma a sexo, me desgarrado el estómago al punto de querer ser cruel. —No me interesas, nunca me interesaste y con mucho alcohol solo paso, odio estos espectáculos vulgares, no me incitan a nada, no son excitantes y lamento que te cruzaras con alguien que te dijo que era sexi pues no lo es, dejame en paz o tendré que hablar con tu superior. La mujer me empujó avergonzada y se fue arreglando su ropa. Pegue mi espalda a la pared divisoria, escuche como el agua comenzó a correr y apreté los ojos. Me interne en el pasillo hacia el baño de mujeres quedando de pie en la puerta, el aroma a desinfectante no era tan malo, mezclado con coco y chocolate, sé bien que solo era su shampoo sin embargo parecía contener su aroma corporal natural en el. Me quede de pie observando como distraída se mojo bastante la cara, por supuesto, ella necesita muy poco maquillaje, su piel es perfecta, con un poco de labial... "ahí esta" pensé cuando aplicó un poco de labial con la yema de su dedo sin siquiera verse al espejo. Arreglo su vestido que solo pendia de un hombro en una delgada tira de tela, se acomodo la tela en la cintura y tomo una toalla de papel. Sus ojos destellaron algo cuando me vio a través del espejo pero fue un segundo, al otro su expresión de desinterés apareció. "¿fue sorpresa por ver un hombre en el baño de mujeres o por verme a mi?" pensé, cruce mis brazos por el pecho. "Cyrus, hazte ver interesante, no te interesa que te estremezca todo con verla después de seis años y quieras hacerle el amor en este baño con aroma a desinfectante, eres tu, estas bien y ella es quien se debe arrepentir" repase en mi cabeza. La vi inhalar y volver a su bolso. —el baño de hombres está del otro lado. Me descompuse. ¿No me reconoció? Arreglo su cabello con mucha calma, deslizando los dedos entre las hebras de manera sutil, no necesita coquetear para ser sensual, es algo que trae en cada fibra de su cuerpo, cerró su bolso y volvió a acomodarlo en su hombro. Me ignoró. . . . *************************************** . . . Alexis "Me gustaba tanto..." desde mi mesa tenía una perfecta vista de la torre Eifel. Pensé en él de manera fugaz, parecía que cuando estas en lo que llaman "la ciudad del amor" es imposible no pensar en el primer amor. El primer amor debería ser bonito pero mi primer amor es de película de horror. "No te quiero ver más..." "Me mentiste todo este tiempo. " "¿como puede existir una basura como tú?" Apreté mis ojos. Miré mi copa y como mágicamente estaba llena de nuevo. Ya me había acostumbrado y no me sentía incomoda pero detesto profundamente la forma en que los hombres ven a una mujer exitosa, al parecer sus piernas y la delantera siempre serán más importante que el contenido de la conversación ya que nunca miran a los ojos, como si yo por estar frente a él estuviera analizando lo que traen entre las piernas. Miento, antes había alguien que realmente escuchaba incluso con su rostro de don juan que cargaba, todo lo que quería decir, me ponía atención y podía expresar su opinión libremente o incluso corregirme. Aunque quizás era otra forma de llegar a estar cerca del objetivo, vaya a saber. Cuando era joven era inocente e ilusa, quería demostrar siempre que era más que una cara bonita así que me esforzaba el doble que los demás logrando siempre resaltar inclusó sobre las personas que se creían más inteligentes y poderosas en círculos tan pequeños como la universidad, en un salón de 50 hombres habíamos dos mujeres porque "era una carrera de hombres". Ironico es que las personas siempre crean que por ser mujer nunca lograría más que ser la esposa de un hombre exitoso, todos decían que me había metido a la universidad a estudiar ingeniería y luego derecho para encontrar un marido rico pero eso se les olvidaba al poco tiempo basándose en mi éxito pero así como se les olvidaba algo, volvían a empezar con nuevos rumores. —Alexis— Llamo mi atención Franco que frente a mi parecía nunca mirar mis ojos aunque es increíblemente atractivo y agradable.— te preguntaba si tienes planes después de esto. ¿Harás algo en la noche? Una sonrisa de trabajo se instaló en mi rostro, había sonreído tanto desde las 15 hrs. Qué ya se me estaba entumeciendo la boca. Desde el día que nos conocimos con franco, insiste con la idea de invitarme a salir y ya me canse de insistir que era un viaje de negocios. —Lo siento franco, sabes que debo negarme, tengo más trabajo que hacer y mañana mi vuelo sale temprano. —Algún día tendrás que darme una cita— mostró sus dientes, la curva de sus labios es igual de atractiva. —Pensé que está cena era una cita, lo que menos hicimos fue hablar de negocios. —mentí, era un almuerzo al que no pude negarme cuando los inversionistas se negaron por sus citas previamente pactadas, quedamos solo él y yo, él único que acepto aparte de él, se fue más temprano porque ya tenía planes, yo había aceptado sin un plan de respaldo. No vi una cita. —Si, pero tu abogada nos persiguio todo el tiempo... —Aylin es una excelente abogada, pero si, es verdad que somos un poco, ambas realmente, sobreprotectoras.— lo miró con expresión neutra sin borrar mi sonrisa. —Se conocieron en la facultad, ¿verdad? si también estudiaste derecho, para que quieres una abogada externa. —Bueno, mientras estudiaba pensé que sería mi tío quien se haría cargo de las empresas de la familia pero él quiso ser fotografo y viajar, yo cambie mi carrera, estudie ingeniería informatica y quise especializarme, tome este camino, se me dan mejor los negocios. — ¡y qué bien se te dan! Estamos muy felices, la mejor decisión de tú abuelo fue darte el mando de las empresas, el mundo de los negocios contigo en el tiene ese respiro de aire fresco e innovador que hace tiempo no sentia. —Él también está muy feliz de que me recibieron tan bien como la nueva presidenta, muchas personas no se toman muy bien que sea una mujer la que está enfrente de los negocios. — ¿Y una mujer como tú, no tiene tiempo para el romance?—salto abruptamente de un tema a otro. —Ni siquiera en la ciudad del amor tengo tiempo para el romance, además Aylin está en cada lugar al que voy, somos un par de nerd del trabajo, unas verdaderas adictas, con ella a mi lado posiblemente solo puedo pensar en la legalidad de mis pasos. . Esta conversación era tan circular, volviamos a cada rato al tema de las parejas, ya había bajado tanto el sol y estaba casí de noche, un almuerzo se había vuelto una cena y aylin aún no se pronunciaba, habíamos estado bebiendo la noche anterior en la habitación de hotel mientras ella lloraba por un chico francés con el que posiblemente vuelva a salir hoy y ella como siempre se había excedido así que tenía una resaca del infierno. Me disculpé un minuto para ir al baño y lo escuché a mis espaldas pedir otra botella de vino. “Tendré que tener cuidado con mi proxima copa” Pensé.