Entre un Italiano y Yo

-Hola- Ese acento italiano, esa voz... la reconocería en cualquier lugar y momento. Y aún si tuviese dudas al respecto. Aún si quisiese hacerme la tonta y hacer de cuenta de que no lo oí, no podría. Mi cuerpo reacciona increíblemente a él, es como si su memoria muscular lo reconociera y recibe ansioso el escalofrío que causa su voz erizando todos sus bellos, como anticipando lo inevitable, en respuesta le da un temblor perenne haciéndole saber a aquél hombre que aunque mi cerebro no quiera, él no le hace caso y siempre lo va a recibir gustoso y nunca le va a ser indiferente. Traté no quererlo, me resigne a creer que éramos un amor imposible, una mera ilusión de críos. Y es que no son cosas mías, el destino se encargó de ponernos tantas trabas. Pero siempre regresábamos, como si del imán más poderoso se tratase, me volvía a atraer hacia él y volvíamos a caer en esa vorágine de sensaciones que nos fundía en uno solo. Pero esta ocasión se sentía diferente o tal vez había pasado demasiado tiempo y los diferentes éramos nosotros. Más maduros, más cambiados, con vidas formadas. Nada que ver a aquellos chicos que fuimos, que se dejaban ganar por el deseo y el amor que se juraban eternamente. Tal vez... si, tal vez era eso. Nosotros habíamos cambiado. Pero ¿porque a pesar de todo, mi cuerpo no le era indiferente? ¿Sentiría lo mismo el suyo? Me doy media vuelta decidida a encarar a aquellos ojos marrones que me miran con intensidad, esperando cualquier movimiento de mi parte. Les mentiría si dijera que no me causó una explosión de sensaciones verlo después de tanto tiempo. Sigue igual, o incluso más guapo que antes, si es que eso es posible. Basta Lía me reprendo a mi misma. No vuelvas a lo de siempre. -Hola- digo, y acompaño el saludo haciendo un ademán con la mano. Me sonríe, y a pesar de que al principio se le nota que duda en su proceder, acorta la distancia y me envuelve en sus brazos. Dudo de igual manera, pero termino correspondiendo y estrecho los míos a su alrededor. Se siente tan familiar y... bien. -¿Cómo estás Lía?- me pregunta, nosotros estamos aun sin soltarnos, aprovechandonos del momento, hasta que un carraspeo nos saca de nuestra burbuja y nos separamos. Mi madre nos da una mirada un poco compungida. Es que sabe de primera mano todo nuestro pasado y lo que este reencuentro significa. -Lía, tu hermano te busca, está nervioso y pidió que fueses un momento a verlo- dice aquello después de escrutarnos en un silencio, un poco prolongado diría yo. Sin pensarlo dos veces ni con palabras de por medio, me dirijo hacia el saloncito donde se encuentra Peter, mi hermano mayor. Antes de ingresar doy un vistazo rápido hacia atrás, dónde veo a mi madre y a Matt fundirse en un tierno abrazo. Sacudo mi cabeza y entro a paso seguro. Lo primero que veo es a un Peter fuera de sí, que va de un lado a otro, quien al verme corre hacia mí. -Lía, por favor ve con Violet y asegúrate de que está todo bien. Que no se arrepintió, que no precisa nada. No sé. ¡ALGO!- grita desesperado y yo solo puedo reírme. Me río tanto que casi se me salen las lágrimas. No me juzguen, tienen que entender que ver al todo poderoso Peter en este estado es algo digno de recordar. Puede ser que les parezca insensible pero, si lo conocieran estarían igual que yo. -Hermanita si ya terminaste de burlarte ¿puedes ir? Gracias- dice exasperado. -Claro, claro estoy en ello. Pero quédate tranquilo, esa mujer debe estar de los nervios por los mismos motivos que tú. Asique ya ve saliendo que voy a ir a asegurarle a mi hermosa cuñada que estás listo y que ya podemos proseguir. Aunque nos adelantemos un poquito. No quiero que te de una apoplejía por el estrés en tu día especial- me burlo y él me regala una mala cara seguida de una sonrisa y un beso en mi mejilla. Voy saliendo cuando me cruzo nuevamente con el hombre que me roba la calma. A paso indiferente paso por su costado y sigo mi camino, es lo mejor, no puedo hacer esto en este momento. Y menos con Peter de espectador. Cuando entro donde está Violet me quedo sin aliento. Decir que parece un hada encantada, es poco. Es bellísima, pero hoy está a otro nivel. Cuando salgo de la ensoñación y veo más allá, comprendo que esta igual o peor que mi hermano. Le regalo una sonrisa tranquilizadora y me acerco. -Estas hermosa Vi, bueno eso es decir poco, estas que pareces salida de un maldito cuento de hadas- -El lenguaje- grita mi madre, y me gano una mirada desaprobatoria de su parte. Mi cuñada se ríe de mí, sabe que odio que mi mamá esté corrigiéndome. Pero a pesar de todo la entiendo, están todas mis tías y familia de Violet. -¿Y qué me dices tú? Estas hermosa, hoy sales con más de un pretendiente de la fiesta, por cierto, ya vino Adam- suspiro -está loco por verte, lo dejaste muy flechado en la cena de ensayo- vuelvo a suspirar en respuesta. Trato de no darle importancia a las palabras de mi cuñada, quien me da una mala mirada y me enumera las mil razones de porque él es tan buen prospecto. Y concuerdo, es cierto todo lo que dice. Pero siento que no hay esa chispa, no hicimos “clic”. Ella sigue hablando y hablando y como fingir demencia no está resultando , y no quiero ser grosera en su día especial, prefiero tomar otra ruta de escape y decido desviar su atención al tema principal y que no me ande haciendo de cupido. Hago que se calle un momento para poder hablar yo y le digo –Cariño, Peter está que camina por las paredes, ya está esperándote y creo que si no comenzamos, terminaremos en emergencias por que le va a dar un pico de estrés. Tiene miedo de que te escapes y ya no quieras estar con él y no sé qué más- ruedo los ojos por lo exagerado que está siendo y Peny quien decide aparecer en ese momento se une a la conversación y le dice - Tengo listo el coche, aún estas a tiempo- le da un guiño y Vi le responde con un golpe juguetón en el hombro. -Mejor, vamos ya, quiero empezar, estoy nerviosisima- me dice y si, es como verlos en un espejo. Es por eso que no entiendo, se aman tanto, son el uno para la otra, están juntos hace mil años, como puede ser que estén tan nerviosos. Pero bueno. ¿Qué puedo saber yo? Una inexperta en el amor que no ha tenido más que algun que otro encuentro amoroso fallido y que solo ha conseguido estar enamorada de un imposible (como le digo yo) del cual, claramente hoy confirme no me he olvidado. Estamos todos ya en posición, listos para hacer la entrada. Los niños ya están avanzando, justo como lo indican las organizadoras. Llega nuestro turno y como si fuera obra del destino, mejor conocido como Violet, a mí me toca entrar del brazo con Adam. La ceremonia concluye sin inconvenientes, lo único "malo" por así decirlo, fue la mirada inquisidora que me regalaban dos de los padrinos. Adam y él… ese italiano loco roba corazones, Mattia. El momento de la fiesta llegó, la pareja ya tuvo su primer baile como esposos y yo creo que voy como por mi quinta copa. Es que estoy de los nervios, Mattia no deja de verme y genera un mar de sensaciones en mi sistema, a mi lado Adam habla sin parar y no quiero ser grosera pero no logro enfocar mi atención a nada de lo que dice. Solo sigo bebiendo quizás así logre desaparecer, no veo la hora irme de este lugar. -Lia, gustas bailar conmigo?- salgo de mis pensamientos, y veo a Adam con la mano extendida. Le regalo una sonrisa y acepto con un asentimiento, qué más da, tal vez así pase más rápido el tiempo. Estando en la pista, nos dejamos llevar por la música, terminamos bailando varias piezas. Lentas, movidas y algunas un poco más romántica que otra. Debo admitir que me estoy divirtiendo mucho. Es agradable y fácil estar con Adam, más cuando logro concentrarme en él, encontramos tema de conversación y nos entendimos bien. Pero sigo pensando en lo mismo, no siento esa chispa. Termina la canción y me dice al oído que va a los servicios y luego por algo de beber para los dos. Sin más, me dirijo a la mesa asignada donde está toda mi familia, incluida Peny que me da una mirada de "hablemos" que conozco a la perfección. Ella ha sido mi mejor amiga desde siempre... pues si, somos primas hermanas y nos criaron más como hermanas que primas. Somos un todo. Y sé de qué quiere hablar, es una fiel admiradora de la no relación que tenemos con Mattia. Me señala el balcón y nos vamos en silencio hacía allí, para hablar con más privacidad. -¿Que se supone que estás haciendo con ese tipo?- me dice apenas cierra la puerta del balcón -Está aquí, tu estas aquí Lía. No pierdas más el tiempo, es tu momento, es su momento. Se lo merecen, más que cualquiera de los que estamos en esta fiesta. ¿Cuándo van a dejar de actuar como idiotas y van a ser la pareja que ambos quieren y merecen ser? Sin darme cuenta ya estoy derramando lágrimas, ella más que nadie sabe todo por lo que hemos pasado, y sé que lo dice desde el fondo del corazón porque desea lo mejor para mí, pero duele. No puedo. Se acerca a mí y soba mi espalda y me repite una y otra vez que está bien sentir miedo pero que lo que realmente vale la pena es lo más que cuesta conseguir, que no me quede en lo "fácil". Y que este tiene que ser nuestro momento. ¿Lo ven? ¿No lo ven? Les dije que con Adam todo era fácil, y ella me lee como si fuese un libro abierto. Sólo de verme bailar con él, supo que me estaba refugiándo en lo fácil y cómodo del momento en vez de afrontar lo que se viene. Porque él lo sabe, yo lo sé, todos lo que están conscientes de nuestro pasado, lo saben. Y es que, el que Mattia esté aquí, significa todo.