Eres mi Novia.
Todo comenzó un día soleado en el parque infantil cerca de sus casas.
Una Emma de siete años jugaba junto a su vecino Derek de nueve y medio.
-Emma a partir de hoy serás mi novia- Declaró seguro de sí mismo.
-Derek ¿te volviste loco– rebatió ella.
-Un poco tal vez.
-Y ¿por qué sales con esto ahora?-
-Te he visto con Griffin Jhons. No me agrada que esté cerca de ti. Si eres mi novia, lo puedo ahuyentar-
- ¿Qué dices? – Emma estalló en risas. -Eres un demente- declaró.
-Demente o no, a partir de ahora somos novios, y no podrás negarlo ya que te di tu primer beso-
-¿Mi primer beso? – atónita por lo que sucedía, no pudo moverse cuando vio los labios de Derek acercarse. El pequeño dejó un pequeño beso en la mejilla de su ahora “novia” y sonrío triunfante. En respuesta, Emma salió disparada hacia sus madres, quienes contemplaban la escena desde cierta distancia. Derek lejos de dejarse amedrentar, se sintió satisfecho porque ahora podía alejar al apestoso Jhons y todos los chicos que se le acercaran .
Seis años más tarde…
En los pasillos del instituto un grupo de chicas se encontraba viendo al actual capitán del equipo. Quien inconscientemente robaba toda las miradas y suspiros de las jóvenes. Todas, menos la de ella… Emma. Quien, por su parte se hallaba más lejana, envuelta en un nuevo libro que su madre le había comprado recientemente.
A lo lejos divisó, que se acercaba a ella el “idiota Jhons” como solía llamarlo. Lo detestaba, siempre andaba rondando a Emma como un buitre. Ninguna de las advertencias que le daba, lo lograban ahuyentar. Esto a Derek, lo enfurecía en desmedida. Observó la escena en silencio hasta que vió a Emma sonreírle. Eso marcó su límite, ya había tenido suficiente de ese chico, salió en su dirección dejando atrás a su grupo de amigos, quienes lo llamaban apenas comenzó a alejarse y las chicas que esperaban un poco de atención de su parte.
-Buenas tardes ¿Interrumpo?- Sonrío inocentemente, y Emma rodó los ojos.
-Ya te habías tardado- Agregó Jhons, viendo su reloj de pulsera.
-No comiencen por favor...
Es más ¿Por qué no van a orinar un árbol y comparan quien es mejor, así me dejan seguir con mi libro en paz- Declaró cerrándolo y poniéndose de pie para irse.
-¡Emma!- la llamó Derek, pero ella lo ignoro y siguió su camino.
-Eres un idiota Derek. Siempre arruinas mis momentos con ella.
-Eso es porque no existe tal cosa como “Momento con ella” que sea tuyo- Respondió y se dió la vuelta para irse.
Tres años más tarde…
-¡Emma!- gritó su amigo al verla llegar. Mientras salió a su encuentro.
Realmente la extrañaba. No se habían visto prácticamente en todo el verano.
Ella por lo general, solía irse un tiempo a casa de sus abuelos, pero esta vez, se había ausentado más de la cuenta.
Cuando acortaron las distancias, la levantó en el aire con sus fuertes brazos y ella lo abrazo por la cintura con sus piernas.
-Te extrañé- le dijo ella, dejó un beso en su mejilla, y se abrazaron tan fuerte, que casi se quedaron sin aire.
Más atrás venían los padres de la chica con las maletas que había dejado por el camino tiradas cuando divisó a su amigo. Observaban la escena con ojos nostálgicos, no era sencillo, ver como los niñ*s que alguna vez compartieron cuna, habían crecido y se habían convertido en los jóvenes que eran ahora.
Veinte minutos más tarde llegaban a la calle residencial donde vivían.
A pesar de contar con chófer, era una especie de tradición, que Derek los fuera a recoger al aeropuerto cada vez que llegaban de su viaje de verano.
-Adiós Derek, gracias por recogernos- Se despidieron los Cooper. .
-No hay de qué, hasta luego.
Casi les gritó, ya que habían descendido del coche y se dirigían a la puerta.
Miró hacia Emma quien iba de copiloto y agregó.
-Vendré más tarde a buscarte para salir Em.
-De acuerdo- besó su mejilla -Pero nada alocado en lo posible, estoy un poco cansada- Bajó del coche y se asomó por la ventanilla.
-Excusas, apenas tienes dieciséis, tienes que vivir un poco.
Ella se limitó a rodar los ojos, era algo que siempre le decía.
-Lo que digas- Resopló y se dió vuelta para entrar a la casa.
-¡¡¡Sabes que te quiero igual, aburrida!!!- Gritó, asomando la cabeza por la ventanilla donde recién había estado su amiga.
Ella se dió vuelta para mirarlo, su cara estaba de un carmesí intenso y lo fulminaba con la mirada. Los empleados pasaban junto a ella en ese momento con las maletas y sonreían.
Ya todos sabían lo que se formaba poco a poco entre la pareja de amigos, y aspiraban a que algún día, pudieran verlos juntos.
-¡Ya vete! -Le gritó, escabullendose en la casa, antes de que él pudiera ponerla en vergüenza nuevamente.