Amor y odio: el internado

Hoy por fin regreso al internado, es mi primer año en especialidad, son 3 años y por desgracia debo entrar a mitad del semestre escolar, estuve tomando las clases vía remota, por problemas de salud, y aunque me dieron de alta, debo seguir la indicaciones al pie de la letra y lo haré. Pero lo que pasé no me detendrá para convertirme en la mejor doctora, como lo fue mi padre. La escuela fue muy flexible respecto a mi estado, considerando que tengo beca. Y aquí vamos llegando mi madre y yo, en el auto, con todas mis cosas en el. Aunque nunca lo demuestra, se que siempre es duro dejarme en cada ciclo escolar. Siempre fue así desde que mi padre vivía, y yo entre al internado de alto prestigio Hellen Keller, los 8 años. Y aunque suene algo feo, o que mis padres no quisieran líder conmigo, la verdad es que me gusta esta aquí, y al estar aquí, estudiando y viviendo, me doy cuenta de que tengo más probabilidades de entrar con una beca a cualquier programa de medicina quirúrgica al terminar los 3 años de internado. Entramos al castillo, y nos dirigimos al área central, este año, me corresponde quedarme aquí, al pasar al internado de especialidad, nos juntan hombres y mujeres en lo residencial y en los estudios. Honestamente pasamos entre 10 y 12 años conviviendo con puras mujeres, porque así lo estipula el reglamento, aunque esto no impide que varias de mis compañeras se escaparan a tener sus aventuras. Al juntarnos con los hombres, es de esperarse que algunas de mis compañeras terminen embarazadas. Mi madre ya me amenazó de que no quiere ser abuela tan joven. Como lo dije, no es que mis padres no me quisieran con ellos, cada que tocaba descanso o receso escolar, me la pasaba con ellos, y ellos dejaban todo para pasarla conmigo, mi padre era un mes o dos qué dejaba el hospital, mi madre es azafata y no pedía vuelos, y pasábamos todo tiempo de calidad. Las cosas cambiaron desde que mi padre murió, mama ya no puede pedir días de vacaciones qué no corresponden, porque debe pagar las facturas, el hecho de que yo esté en el Internado, le ayuda a ella. Pero con mi enfermedad, se que fue difícil, en un año, creo que envejeció 10 más, pero siempre estuvo ahí, nunca falto a ninguna quimioterapia, tomaba mi mano los días que estaba mal, y con las operaciones se terminó endeudando mucho. Afortunadamente este año nos mandan a hacer practicas de especialidad pagadas, y ese dinero se lo daré a ella, para lograr salir lo antes posible del problema. —¿Lista? — Pregunta mi mamá —Si—Respondo con una sonrisa, pero la cara de preocupación de mi madre, es tan obvia—Ma, esto bien, te prometo seguir las instrucciones médicas. —Lo sé lo se, es solo que... Te amo mi niña, y verte ya en esta etapa, más lo que te ha tocado pasar. Sus lágrimas comienzan a salir, siempre ha sido muy sensible. —Lo se—Respondo y la abrazo, bajamos del auto y no traigo tantas cosas, porque mi madre las envío antes. Solo me cuelgo mi mochila y cargo una maleta en la mano, me despido de mi madre, tiene que irse a trabajar. Su abrazo es amoroso. La veo subirse al carro y alejarse. Llegando a mi dormitorio veo que una parte de el ya esta ocupada y para mi sorpresa es Laura, una chica con la que solía pasar el tiempo en la secundaria. —¿Laura?—Pregunto y ella me mira confundida, se que un año no es mucho para olvidar a alguien, pero en mi caso, digamos que si estoy algo cambiada.—Soy yo, Allison Sus ojos pasan de confusión a alegría, sonríe de oreja a oreja y me abraza. —Niña, ¿Nos toca compartir cuarto? —Eso parece —Genial—Me dice con gran entusiasmo, me ayuda a acomodar algunas de mis cosas—Vayamos a desayunar —Ve, ahora te alcanzo Sale por la puerta y yo saco mis pastillas, para tomarla, son 3 las que debo de tomar con el desayuno. Y por si acaso saco mi inhalador, lo meto en mi bolsa y voy hacia el comedor. Antes de llegar saco mi celular de la bolsa para ver un mensaje de mamá "llegue nena, todo bien" Cuando choco con alguien y mi celular cae. —Fijate por donde vas niña—Una voz muy conocida me habla. Después de recoger mi celular y ver quien es, sonrío de medio lado. Liliana, mi terror de toda la vida. Siempre me ha molestado, y creo que el hecho de ignorarla empeoró si forma de odiarme —Deberías disculparte con mi hermana, ya sabes por ser tan torpe—Dice el chico a su lado, alto, fuerte, cabello castaño no muy largo, bien peinado, sus facciones son suaves, finas, y sus ojos son color miel, o aceitunados, algo así, tiene parecido con Liliana asi qué es fácil imaginar quienes son —No tengo que hacer un carajo, fue un accidente—Le respondo mirándolo fijamente a los ojos, el parece molestarse. Sospecho que no esta acostumbrado a recibir respuestas así. —¿Quien te crees para hablarme así? —¿Y tu? —respondo de nuevo. Mira a su hermana, que parece más bien divertida por la situación—Tu eres Liliana... Supongo que entonces tu eres Fili El se enoja más y se pone rojo, y creo que no le gusta que lo comparen con un personaje de rugrats —Me llamo Damian—Me corrige. —Ya, no me importa—Me encojo de hombros y salgo hacia el comedor, donde me uno a Laura. Laura me explica como usar la tarjeta, ya que las cambiaron. Cuando termina la explicación, me dirijo a la barra de alimentos y de camino me topo con unos ojos cambiantes. Lo ignoro y sigo mi camino.