Principe heredero: Lucha y amor

El lejano reino de Éclatant es un país próspero, con aproximadamente 50. 22 millones de habitantes. Rodeado de densos bosques y laderas inclinadas, en cuyo vasto territorio se despliegan las aguas limpias de los cauces de los ríos. Los cálidos rayos del sol iluminan la mañana de fiesta, el día de hoy, por motivo de la celebración del sexagésimo cumpleaños del rey Hal III, una ostentosa caravana recorre las calles de la capital. La gente se reúne alrededor, formándose dos improvisadas filas en forma vertical. Los pequeños niños admiran el desfile de caballería con emoción. Las jóvenes doncellas, poniéndose de puntas, elevan sus cabezas para lograr ver a los dos guapos príncipes del reino, quienes viajan en corceles de gran alzada en el lado derecho del carruaje real, donde el rey esbozando una gozosa sonrisa, saludaba con solemnidad a su pueblo. De repente, una gran cantidad de pólvora fue lanzada hacia el cielo y un grupo de músicos con tambores y trompetas se unieron al desfile. No mucho tiempo después se desplegaron unas hermosas bailarinas que dieron vida a la celebración. En medio del fulgor del momento, una extraña situación comenzó a desarrollarse con prudencia entre los guardias reales y el rey. Un hombre con una gruesa armadura negra se acercó con sigilo hacia donde estaba el príncipe heredero. —Señor, me temo que su hermano, el príncipe Finn, se ha escapado. El rey pide que se apresure a traerlo de vuelta. El sucesor en el trono no puedo evitar fruncir el ceño ante las palabras de su caballero, guardaespaldas y también íntimo amigo Ray. Tomo una imperceptible bocanada de aire un poco exasperado e hizo una seña con sus manos y dos caballeros más, junto con Ray lo siguieron dentro de la multitud, posteriormente se escabulleron de manera muy reservada. Mientras estos se alejaban, el rey los observó en silencio y continuo disfrutando del espectacular desfile. Para no llamar la atención, dejaron los caballos en un área apartada de la ciudad y uno de los guardias tuvo que ir a conseguir ropa más discreta. Pues de por sí, el gran príncipe llamaba demasiado la atención solo con su aspecto: Cabello n***o como el carbón, ojos azules claros que brillan como un magnífico lucero, piel blanca y de pómulos sonrojados. Una maravillosa figura donde la definición abdominal se acentúan, producto del ejercicio frecuente y de la práctica con la espada. El atractivo de ambos príncipes era muy bien conocido, no solo en la nación, sino en los países extranjeros. De belleza apreciable, eran similares los dos hermanos, sin embargo, de personalidades y actitudes muy diferentes. —Señor, ha pasado alrededor de media hora desde que perdimos a su excelencia, Comentó Ray, el robusto caballero conocido también como la mano derecha del príncipe heredero. El príncipe observó la bulliciosa ciudad. En el centro de esta, la vocería y el alboroto se extendían por doquier. Por otro lado, en la zona comercial una gran cantidad de humo se esparcía y la música muy animada se escuchaba a lo lejos. Después de admirar estos escenarios, recordó el festival de comida que se celebraría hoy entre los plebeyos. Levantó una de sus manos y señaló el distrito comercial donde se encontraban los restaurantes más populares de la capital. —Allá debe estar. No perdamos más el tiempo y vayamos de inmediato, no vaya a ser que cuando lleguemos ya sea demasiado tarde. Ante esta última frase, que resonó como un mal presagio, los caballeros se miraron entre sí y asintieron. Y es que aunque el príncipe Finn es apreciado por toda la población por su nobleza y buen corazón, también es conocido, o mejor dicho, descrito entre los nobles y plebeyos con una corta palabra: “Problemático” Cuando los problemas no lo buscan a él, Él siente la necesidad de ir hacia ellos. Luciendo camisas de manga larga café, ceñidas con un cinturón del mismo color y sencillos pantalones de color vinotinto oscuro junto a un ordinario sombrero, El grupo de hombres pasa desapercibido como unos Humildes jornaleros que caminan por las estrechas calles del área comercial. —¿Señor, Estás seguro de que lo encontraremos en este lugar? Preguntó uno de los subalternos de Ray. —No hay nadie que conozca también al Príncipe Finn como lo hace Su Majestad. El sujeto no encontró manera de contradecir las palabras de su superior, así que, asintiendo, toma una pequeña distancia y empezó a buscar con diligencia. Al cabo de dos horas, y luego de haber recorrido la mayor parte del distrito, examinando cuidadosamente los distintos establecimientos, el futuro monarca observó el cansancio en el rostro de los caballeros que lo acompañaban. Desde la madrugada habían estado trabajando arduamente para la protección en el desfile real y ahora se habían visto envueltos en una persecución para hallar al caprichoso segundo príncipe, que solía hacer de las suyas cada vez que podía. —Nos tomaremos un descanso y retomaremos la búsqueda en 10 minutos. Salieron, pues, del camino y recostaron sus cuerpos en las descuidadas paredes de un oscuro callejón. —Alteza, por favor, beba un poco de agua. No tiene por qué preocuparse. Lo encontraremos pronto. El futuro monarca tomó la botella y expresó con indiferencia. — ¿Quién está preocupado? Esta no es la primera vez que algo como esto pasa. Si debo preocuparme por alguien, ¿no debería hacerlo por aquellos guardias que custodiaban a mi hermano y lo perdieron? Tú y yo sabemos que no es algo que el rey vaya a dejar pasar fácilmente. Ray, extendiendo una de sus manos y colocándola en el hombro del próximo gobernante, persuadió. — A un sí reciben un castigo no será nada mayor, ya que el Rey también conoce la personalidad tan especial de su alteza. No había terminado de hablar cuando un ruido ensordecedor sonó justo al frente de donde ellos se encontraban. De un restaurante de comida exótica, dos personas salieron del sitio corriendo afanosamente. Con tan solo un breve vistazo, el heredero al trono y sus acompañantes pudieron reconocerlos de inmediato. El príncipe Finn sujetaba descuidadamente la mano de su guardaespaldas, Él también caballero Rowan. —Señor, es un acto deshonroso huir. Por favor, déjeme… —Es un acto más deshonroso pelear cuando no tienes ninguna oportunidad. Corrigió el príncipe a su guardia personal. Manifestó, mientras se apresuraba a escapar. Detrás de ellos, una banda de diez hombres que, por su aspecto, parecían ser campesinos, los perseguían sin intención de dejarlos escabullirse. Y como si se tratara de un juego inocente entre jóvenes, la gente que miraba la escena comenzó a reír. Encabezando la carrera estaba el arbitrario príncipe junto a su centinela, a punto de alcanzarlos los seguía la asociación de individuos y a una distancia prudente acechaba el príncipe heredero con los caballeros. Luego de unos minutos de carrera, salieron del sector mercantil ingresando a un terreno de agricultura. Como ya era muy tarde, el sitio se encontraba deshabitado. Poco dispuesto a seguir perdiendo el tiempo y después de ver el lugar donde se encontraban, el futuro monarca tomo una roca entre sus manos y la aventó hacia el grupo de campesinos, que para entonces ya habían acorralado a su hermano. —¿Qué les parece si terminamos con esto de una buena vez? Quiero irme a descansar … continuará…