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Alexander Castle

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Blurb

A sus veintisiete años Alexander Castle ya era dueño de su propio imperio, un proyecto que inició con cien dólares y una caja de chicles en el bolsillo, los sinsabores del amor le jugaron una mala pasada cuando encontró a su adorada novia teniendo sexo con su mejor amigo, desilusionado y con el corazón roto se marcho en busca de su éxito, el cual consiguió en poco tiempo, pero los recuerdos que volvían cada noche para atormentarlo, lo convirtieron en un hombre con el corazón de piedra, exigente con todos en su entorno, que consigue todo lo que quiere y que por sobre todo jamás acepta un "No" por respuesta.

Las mujeres morían por estar entre sus brazos, ser vistas con él, y como no desearlo si además de ser el soltero mas deseado de la ciudad y excesivamente apuesto el muy hijo de perra era ridículamente millonario, todas querían darle caza, es por esa razón que nunca repetía la misma mujer dos noches seguida.

Pero la vida en sus incansables juegos de azar le cruza en el camino a la única mujer que lo hará sentirse el hombre mas miserable del mundo, Isabella Turner, una mujer inocente y humilde a pesar de venir de una familia de renombre, con grandes sueños y aspiraciones, que solo conoce el desprecio y la perdida, cae bajo el embrujo de su jefe, el verdugo que la hace desear la muerte.

Agotada de sufrir en la vida ella toma la decisión mas difícil de su vida cuando una vez mas el destino le pone trabas en su camino.

¿Podrán las suplicas de Alexander hacerla volver.?

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Capitulo Uno
Isabella Mi vida se parece mucho a la de cenicienta por loco que parezca, mi madre murió cuando yo tenía cinco años y al tiempo mi padre se volvió a casar con otra mujer de apariencia dulce, aunque cuando me quedaba sola con ella me maltrataba, siempre le suplicaba a mi padre para que me llevara con él al trabajo, poseía una empresa textil, pero siempre se negaba y me decía que no podía, así que solo me quedaba aguantar día con día las humillaciones de esa mujer, un día la note muy contenta de hecho ese día fue de felicidad para mí, ya que parecía haberse olvidado de mi existencia y daba gracias al cielo de que así fuera. Cuando mi padre llego por la noche, sirvió la cena en el amplio comedor formal, el que casi nunca se utilizaba desde que murió mi madre, cosa extraña me pidió que los acompañara a la mesa, asentí en silencio para evitar que su buen humor se esfumara. Cenamos en total tranquilidad, ella muy conversadora con mi padre y yo simplemente en silencio, cuando llego la hora del postre, una chessecake decorada con crema chantillí y fresas que se veía realmente deliciosa, fue cuando mi vida se volvió aún más miserable de lo que ya era, en el momento que mi padre tomo una porción de su chessecake se pudo ver claramente un chupete de bebe en color blanco, a mi padre se le iluminaron los ojos, se levantó en automático de su asiento para rodear la mesa y llegar donde estaba ella ya de pie esperándolo para abrazarlo de la forma más amorosa que existe en el mundo. Es una hipócrita. Para no interrumpir su momento de gloria me levanté en silencio con intenciones de retirarme, pero fue cuando mi padre recordó que ya tiene una hija. —Isabella —Me detuve al escuchar el llamado de mi padre—. Hija ven —Gire sobre mis talones para dirigirme hasta donde se encontraba él con esa mujer, evite mirarla a la cara sé que está más que molesta por qué mi padre me ha tomado en consideración en un momento que debería ser solo para ellos—, Isabella, princesa mira tendrás un hermanito o hermanita nueva— un hijo de esa señora jamás será un hermano mío, a mis cortos siete años ya conozco lo que es odiar a alguien, he tenido que madurar a fuerza de maltrato, mi niñez quedo relegada a ser la diversión de esta mujer. —¡No quiero un hermano de esta señora, no quiero jamás lo voy a aceptar! —Salgo corriendo directo a mi habitación al llegar me dejé caer en mi cama y tomé la única foto que me queda de mi madre—. Te extraño tanto, mamá —susurro. Siento que la puerta se abre, no quiero que esa mujer me vea llorando, así que me hago la dormida para no tener que verla. —Isabella, princesa, ¿Estás despierta? —me quedo muy quieta sin emitir ningún sonido—. Sé que te estás haciendo la dormida, eres igual a tu madre cuando se enfadaba —hace una pausa mientras su mano acaricia mi cabeza—, sabes yo también la recuerdo muchísimo la necesito tanto, jamás amaré a ninguna otra como la amé a ella, ella fue y es el verdadero amor de mi vida, igual que tú, no debes sentir celos ni miedo, el amor que yo siento por ti nadie puede reemplazarlo, ese bebe que viene en camino será tu hermanito o hermanita y tu deber es protegerlo por ser la hermana mayor, algún día todo lo que tengo será tuyo y me haría muy feliz saber que no le negaras nada a tu hermano —dice dejando escapar un suspiro. Mis traicioneras lágrimas empiezan a correr por mis mejillas con la sola mención de mi madre, siento tanto dolor en el corazón, me giro buscando refugio en los brazos de mi padre mientras lloro la ausencia de la mujer más importante en mi vida. —Ya cariño, todo estará bien —siento la mirada persistente de alguien, sé de quién se tratan, pero de igual forma levantó la vista para mirarla fijamente, su mirada es de odio hacia mí, un odio que jamás he entendido, nunca le he hecho nada malo, me pegó aún más al pecho de mi papá buscando sentirme segura aunque sea por un momento, veo que cambia la expresión de su rostro por una más sonriente y entra a la habitación interrumpiendo la paz que sentía en mi interior. —¿Amor ya le explicaste a esta pequeña princesa, que ahora deberá cuidar de alguien más pequeñito que ella? —le pregunta a mi padre en un tono meloso que asemeja el siseo de las serpientes, siento que mi padre me suelta para poder girarse y quedar de frente a ella. —Si cariño, ¿No es así Isabella? —asiento con la cabeza y me vuelvo a acostar dándoles la espalda—. Descansa princesa —dice y se agacha para darme un beso en la frente para luego salir con esa víbora de mi habitación. Deborah Black una mujer ambiciosa sin sentimientos que solo busca al mejor postor, aquel que le pueda dar la vida de reina que siempre ha deseado, pero con mi padre Jack Turner un empresario reconocido, se equivocó, viudo y con una hija no le daría un puesto de reina sino de madrastra situación que la asquea totalmente, pero si quería una vida de lujos debía fingir ser la mujer ideal. Hace un mes nació la hija de la esposa de mi papá, quisiera sentir amor por ella, pero la verdad se me hace imposible, esa mujer no ha dejado de ser tan odiosa conmigo, mi padre está cegado por las mentiras que ella le dice, él aún me trata como su princesa aunque cada vez la distancia es un poco más notable entre él y yo, ahora que tiene otra hija se dedica más a ella, el otro día quise entrar en la habitación de mí... de la hija de mi papá, pero Deborah apareció justo en el momento que colocaba la mano en el picaporte de la puerta y enseguida empezó a gritarme a culparme de algo que ni siquiera había pensado hacer, no entendía el porqué de su arrebato de histeria hasta que escuche la voz gruesa de mi papá acercándose a dónde nos encontrábamos y como acto seguido ella se abrazó a él llorando a mares diciendo que yo quería lastimar a Samantha, que me había escabullido sin que nadie se diera cuenta hasta la habitación de su hija seguramente para hacerle algo malo, a quien se le ocurre pensar que una niña de ocho años puede ser tan despiadada para lastimar a una bebé que es su media hermana, en fin el hecho es que mi papá le creyó y yo recibí el primer castigo de mi vida. Papá ha tenido que salir recurrentemente de viaje por asuntos de la empresa y he notado que Deborah se desaparece justo cuando él se ha ido, deja a la niñera encargada del cuidado de su hija y ella se larga para darse la vida quien sabe dónde, realmente no me importa que no esté en la casa de hecho soy muy feliz de que no esté, no hay nadie que me esté haciendo la vida imposible, voy a mi colegio, regreso a media tarde, realizó mis deberes para luego descansar, aún es muy temprano para dormir, pero se siente tanta tranquilidad y paz que me dejó llevar poco a poco hasta los brazos de Morfeo. Hoy es el aniversario de muerte de mi mamá, han pasado diecisiete años de que ella falleció dejándome sola, en un par de meses cumpliré veintidós años, casi termino mi carrera, me he esforzado muchísimo para que mi mamá se sienta orgullosa de mí desde el cielo, creo que soy la única que se graduará de summa c*m laude, no quiero ser mejor que los demás, pero si me he esforzado muchísimo para merecer está distinción que pocas veces se otorga a un estudiante. Desde hace un tiempo no cuento con el apoyo de mi papá, Deborah se ha encargado de ponerlo en mi contra, ahora todo su tiempo y atenciones son para esa mujer y su hija, igual eso no ha sido impedimento para que yo salga adelante, gracias a una amiga conseguí trabajo de medio tiempo en un lunch y algunas veces sirvo como modelo, ahora vivo sola en un pequeño apartamento tipo estudio no tengo las comodidades que tenía cuando vivía en casa de mi papá, pero vivo bien y además ya falta casi nada para por fin tener mi título universitario. Alexander Despierto como siempre a las cinco de la mañana, siento un bulto del lado contrario de la cama y recuerdo a la puta con la que me acosté anoche, está perra sí que es insaciable mi polla se pone dura recordando sus gritos pidiendo más, debería despertarla para darle un aperitivo antes de que se largue, quizás la busque en unas tres semanas para cogerla duro de nuevo, por lo general me despierto a esta hora para salir a correr un poco antes de iniciar mi día de trabajo, soy el jefe, pero igual debo cuidar lo mío, me distraigo un segundo viendo a la mujer que duerme plácidamente a mi lado boca abajo con su culo en pompa, una imagen muy tentadora, mi polla salta exigiendo estar dentro de ella, así que me muevo para quedar a un costado de ella de rodillas en la cama, con mi mano izquierda tomo suavemente su cabello y lo enroscó en mi palma dejándolo a la altura de la nuca, con mi otra mano empiezo a acariciar sus nalgas, siento que empieza a despertar, yo me preparo, cuando creo que se ha despertado lo suficiente le propinó una fuerte nalgada que la hace chillar y brincar al mismo tiempo por la impresión, sin darle tiempo a procesar lo que sucedió sigo descargando una serie de nalgadas mientras la sujeto fuerte del cabello haciendo que echa la cabeza hacia atrás y poder ver las muecas de dolor en su rostro, ella solo se aferra a la cama y grita más por dolor que por placer y eso me vuelve loco, su piel ha tomado un color rosa perfecto que me encanta, detengo mis azotes para introducir un par de dedos en su interior comprobando su humedad, estás más que lista. La tomo por las caderas y levantó aún más su trasero, me posicionó detrás de ella y de una sola estocada se la meto toda, la sujeto fuerte para que no se mueva hacia adelante, la tomo nuevamente por el cabello y halo hacia atrás mientras me muevo dentro de ella sin contemplación, cuando ya se ha acostumbrado a mi v***a dentro de ella empieza a gritar de placer y pide más como la zorra que es y quién soy yo para negarle algo, suelto su cabello y la tomo por los brazos para levantarla mientras sigo follándola, cuando siento que estoy a punto salgo de ella con brusquedad, para poder terminar follándole la boca, ella entiende el mensaje y enseguida se coloca de nuevo en cuatro con la boca abierta hacia mí y yo la tomo sin contemplación, no sé cuánto tiempo pasa y explotó enterrándome hasta su garganta dónde depósito todo mi líquido espeso, la embisto un par de veces más para terminar de vaciarme por completo. Salgo de la cama sin mirarla y me meto al baño, vaya esta sí que fue una buena cogida, fue mejor que salir a correr, tardo unos veinte minutos en mi rutina de aseo, cuando salgo la encuentro a ella aún acostada, bueno la verdad no sé puede ir sin asearse antes. —Cuando salga del vestidor no te quiero en este lugar, dile a mi chófer que te lleve a dónde le digas y que vuelva de inmediato —Entro al vestidor sin darle tiempo a responder, escucho como se encierra rápidamente en el baño, pasan unos 15 minutos y cuando estoy colocando mi corbata escucho la puerta de la habitación ser cerrada, perfecto se ha ido. Ninguna mujer merece consideraciones, todas son iguales solo buscan beneficios y a cambio te ofrecen su cuerpo, cosa que yo aprovecho al máximo, termino de alistarme y salgo de la habitación para dirigirme a la cocina donde mi ama de llaves ya tiene el desayuno listo, veinte minutos después ya voy camino a mi empresa, poseo varias a nivel nacional y dentro de poco abriré una más en el extranjero, eso me recuerda llamar a Kenya, la gerente de recursos humanos necesito saber si ya me consiguió una asistente capaz de asumir el puesto, necesito a alguien totalmente competente para que me lleve el ritmo, solo espero que no sea tan sexy para que no se repita lo de la asistente pasada, solo fue una cogida rápida en la oficina y ya quería que la llevara al altar, por Dios que estúpida fue, jamás tomaré en serio a ninguna zorra. El semáforo se pone en rojo haciendo que detenga mi marcha, escucho que suena el móvil y lo coloco en el manos libres para poder contestar. —Dime Kenya —le contesto a mi gerente de recursos humanos Kenya Barbera, es una morenaza alta, cabello n***o largo perfecto para enrollarlo en la mano y darle duro por detrás, extrañamente es una de las pocas personas con la que mantengo una relación relativamente agradable, el hecho de que aún trabaje para mí se debe a qué es homosexual, no tengo nada en contra de eso siempre y cuando no afecte la imagen de la empresa. —Buenos días, Alex, te llamo para recordarte que hoy viene las aspirantes al puesto de asistente, necesito que estés presente para que des el vistazo final —mientras escucho a Kenya algo capta mi atención, solo fue un simple reflejo, pero como la curiosidad es una necesidad tan humana volteo a ver de qué se trata, una cabellera rubia medio ondulada y una piel que a simple vista se ve perfecta acaparan totalmente mi atención y dejo de escuchar a Kenya, desde esta distancia puedo apreciar unos labios carnosos perfectos para una buena mamada mi polla reacciona en respuesta a mis pensamientos, el sonido de los cláxones me trae de vuelta a la realidad, apartó con pesar la vista de esa mujer tan tentadora y me pongo en marcha nuevamente—. ¿Alex me estás escuchando? —recuerdo que Kenya está en la línea. —Disculpa me distraje un momento, ya nos vemos estoy cerca —corto la llamada para poder pensar en esa mujer tan... ¿Cómo decirlo? ¿Tentadora?.

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