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AMOR EN PRIMAVERA

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Blurb

Rubí Mcbeath está cumpliendo su último día como una doncella soltera obligada en matrimonio por una deuda familiar, es considerada la campesina más hermosa de los pastizales, con su cabellera escarlata y su piel pálida, encandece el corazón de los hombres.

En la época Victoriana del siglo XIX, Rubí Mcbeath se considera una mujer desafortunada.

Por orden de su padre se ve obligada a contraer matrimonio con Ferguson Allitsen, el hijo mayor del Lord Allitsen del pueblo de San Paul de Vence, para saldar la deuda establecida por las tierras en dónde habitan, Rubí Mcbeath una humilde campesina, pagará la deuda casándose con el hijo gordo del Lord Allitsen, pero su pesadilla no termina ahí, debido a que termina reclamada el primer día de bodas, por los soldados del Rey de Delacroix.

El general Marcus Thompson ejerciendo el derecho de Prima Nocta, ley establecida por el feudo, en el que un Noble tiene potestad de mantener relaciones sexuales con cualquier sierva de su feudo.

Haciendo que Rubí se encuentre en una situación peligrosa, al ser especialmente de menesterosa procedencia, sin embargo ella se defiende con uñas y garras por mantener su castidad intacta, y de este modo termina escapando de los soldados oficiales del Rey.

Alcanzando escapar, pero no por mucho por qué termina atrapada por la Sra. Montgomery una comercializadora, de esclavos, la refugia y alimenta para solo venderla al mejor precio.

Es vendida a la ama de llaves del castillo, para convertirla en una doncella de servidumbre digna de la princesa Victoria Delacroix.

En el palacio conoce al apuesto hombre , el príncipe Nicolás Delacroix que empieza a colmarla de atenciones de manera descarada.

A los ojos de ella el príncipe es solo otro noble mas que ostenta su estatus social, origen aristocrático y un aspecto que ha logrado que todos sus deseos se cumplan solo con un chasquido.

Cómo hijo del Rey de Francia con linaje real directo, está acostumbrado a vivir una existencia libre y sin presiones.

Su único propósito es el disfrute de los placeres carnales y los beneficios que le da llevar una vida desenfrenada como príncipe.

Su actitud arrogante y su seguridad en sí mismo irán acercando a Rubí Mcbeath en contra de su voluntad.

El corazón de Rubí no está preparada para los envites de un hombre y menos para el príncipe del reino, y su organizada mente que luchará contra ella con todas sus fuerzas.

Por otro lado Nicolás irá descubriendo que detrás de una simple campesina puede estar oculta la más bella de las personas y el amor se irá filtrando en cada uno de ellos sin apenas darse cuenta.

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Prima Nocta
Cuando eres de una familia humilde y obrera y ademas naces con característica del sexo femenino, entonces tu destino está sellado. Dejas de ser un ser humano, para convertirte en un objeto usado como moneda de cambio y futura exclava del hogar de algún feudal en los mejores de los casos. Tu vida se transforma en un conjunto de reglas y restricciones impuestas. Cada gesto, movimiento, pensamiento son controlados como una muñeca de trapo. También se te impone que desde niña tu destino es él de ser una buena y obediente esposa, Y sin olvidar que debes dar a luz, por lo menos, a un varón. Además con quién te casarás, cuándo y por qué, no son preguntas que puedas responder. Tal vez, después de leer todo esto, creas que nada puede parecer o ser peor para una joven campesina y yo también desearía que así fuera. Lamentablemente, no es el caso. Pues lo verdaderamente malo, llega el día en el que una doncella es unida en matrimonio. Ahí hallará la barbarie en su máxima esplendor: La nobleza, tienen una regla tácita establecida como ley " el derecho de pernada" y jamás deberás osar trasgredir esta norma. Consistía en que un señor feudal desfloraba a una recién casada en su noche de bodas –la "primera noche"– en virtud de una ley o costumbre que se lo permitía ♠ Francia ,1822 ♠ Una pequeña choza de madera y paja construida en tierras feudales, con rebaño de ovejas y animales de granja. Hogar ocupado por un padre viudo y sus dos hijas. Rubí Mcbeath y Elizabeth Mcbeath. Dos doncellas campesinas, hermanas biológicas pero físicamente diferentes, su linda hija mayor Rubí era un ser maravilloso y virtuoso. Era afectuosa, noble y generosa, una dama perfecta, con un cabello rojo como el fuego, tan brillante como el rutilar de la sangre, su piel blanca como la nieve y unos ojos azules cielo, inconfundibles en el pueblo de San Paul de vence. Consagrada como la dama primaveral, por sus hebras rojas que conjugaban con los retoños de las rosas rojas que a floraban en primavera, y en otoño las hojas secas. Al padre le molestaba no tener los recursos para sobrevivir el siguiente invierno. Por otro lado, su hija menor, elizabeth, quien le preocupaba en sobremanera. La joven presentaba un aspecto nada favorecedor, cabello oscuro, tez blanca con ojos color avellana y de estatura media. A pesar desde la muerte de su esposa, no se rindió, las crío y alimento con el sudor de su frente hasta su pubertad. Por lo tanto, allí estaba él, recorriendo los pastizales, arrastrando a sus reacias hijas en el labor de campo. Sabía que ese panorama no sería permanente, que en gran medida sus hijas abandonarían el nido en algún momento. El no podía limitarse a escoger un caballero de su agrado y concertar una unión arreglada para su hija mayor, por qué esta ya estaba proclamada suya, por un "Lord" el mismo que les vendió las tierras dónde asientan y protegen sus cabezas. No obstante, no debía hacerlo, pues había prometido a su esposa en su lecho de muerte, que velaría por la felicidad de sus hijas. Y le juró a su amada que se aseguraría de que las niñas se casaran por voluntad propia. Sin embargo la vida de un campesino era cruel y llena de piedras en el camino. Pesaroso, negó con la cabeza, preguntando al cielo por qué le había tocado esa suerte. Amaba a sus pequeñas, pero, a veces, la situación amenazaba con desquiciarle. Ya estaba mayor para estos trotes; a veces, tan solo quería quedarse en casa. Cuando el momento llego de revelarle a sus hijas, la verdadera deuda familiar que ellas estaban destinadas a saldar, en especial Rubí que cumplirá 16 años este otoño, Elizabeth aún está en estándares de crecimiento por lo que aguardará algunos años más. —Hijas, esperen un momento —dijo Edward con su habitual tono sosegado y amable —Necesito decirles algo importante — Ellas se detuvieron y volvieron a mirarle con caras sorprendidas y curiosas. —Rubi, esta noche quiero que conozcas a un caballero. En seguida te lo presentaré —anunció, centrando su atención en la mayor, quien se tensó de inmediato al oír sus palabras. —¿Es necesario, padre? —respondió Rubí con su dulce voz, encogiendo uno de sus hombros despreocupadamente. —No digas eso, hija. El caballero en cuestión es el hijo del Lord Allitsen —le alentó. —Bien, padre. Como desee —aceptó finalmente, siguiendo a su padre, que había iniciado la marcha en busca del misterioso hombre. Ambas hermanas de pie enfrente de la casa del feudal, esperaron pacientemente por su padre. El ama de llaves de la propiedad, hizo pasar a ambas hermanas por orden de Lord Allitsen. Al entrar a la hermosa vivienda , se le indico esperar en la sala de invitados antes de que la servidumbre se retirara, los ojos de Rubí quedo fascinada por la diversidad de colores que encontraba en esa casa, nunca había estado en la casa de un noble antes, por lo que está experiencia era algo nuevo. Escucharon un ruido proveniente de la habitación continua, contrariadas de que si debía entrar o no. Los gritos de un hombre se hicieron audible. —No me pienso casar con ninguna campesina.— —Me temo que debes hacerlo, ningun noble quiere unir sus hijas en matrimonio contigo por tu apariencia y tampoco estás Joven y viril como para realizar peticiones.– exclama Lord Allitsen Ambas murmuramos detrás de la puerta mientras posamos nuestras orejas para escuchar. —Quieres que tú hijo sea el hazme reír del pueblo.—espeta con tono odioso. — Bien no voy a obligarte .— Con el hijo mayor de un Lord, su padre, el cual fue obligado a una deuda de entregar a sus hijas por permanecer en tierras feudales. Pensó por un momento que habría la posibilidad que está deuda no sea saldada y sus hijas quedarán libres de momento. Cuando abrió la puerta y disponía a irse para reunirse en la salida con sus hijas. Ambas chicas cayeron al suelo, por el contrapeso en la puerta. —Pero que significa esto.— exclamó él Lord. — Perdone, aún son jóvenes y traviesas.— respondió en respuesta de sus hijas. Entonces Rubí Mcbeath vió al prospecto de prometido en el cual su vida estaba unida, era un cerdo, un hombre obeso con calva, el rostro tenía un brillo grasiento. Sus dientes eran amarillos apenas sonrió, su aspecto en general era asqueroso, su mirada era tan lasciva. Apenas cruzaron miradas ,Rubí desvió la mirada y se colocó cerca de su padre. Cuando nos disponíamos a retirarnos del lugar, aquel hombre grotesco abrió su boca y exclamó. —Padre creo que he cambiado de opinión, no sabía que el campesino tenia hermosos retoños.— Hace un momento el era él que debatía el no casarse con una campesina y en cuestión de segundos cambio de opinión. Su padre carraspeó a su lado, llamando su atención. —Estas son las personas de las que té hable—dijo, señalando a su derecha. Rubí siguió la dirección de su mano y vio al Lord Allitsen acercándose junto a su padre. —Ya que ambas partes estan de acuerdo, solo debemos empezar los preparativos —Le recordó, el Lord a mi padre. —Lo sé, mi hija mayor estará lista. — replico mi padre. —Puede quedarse aquí desde ahora sí gusta, está es su casa.— espeto el hombre obeso con una malicia. Rubí se tenzo al escuchar esa palabras y tomo la mano de su padre. ¿Su padre quería que se casará con un hombre de esa calaña? ¡No podía creerlo! Ahora sí que no comprendía nada en absoluto, ella no podría quedarse en casa de ese Lord , en compañía de ese hombre que inspiraba repulsión. Algo raro estaba aconteciendo allí. — Dónde están tus modales de noble, todo se hará como es tradicionalmente estipulado, no pienses romper las normas Ferguson.— exclamó él Lord con tono autoritario. Su hijo contrariado, no encontró más alternativa que aceptar. Atónita por la noticia, Rubí Mcbeath no dijo ninguna palabra de regreso a su hogar. Sin embargo su hermana menor de tan solo 14 años entendió la situación e hizo el primer reproché a su padre, apenas llegaron a casa. — Padre, ¿Por qué tenemos que casarnos?— —Es el precio que tenemos que pagar, hija.— respondió su padre con indignación en sus ojos. — ¿Por qué?, ¿ Solo por qué somos campesinos?.— Rubí levanto la voz a su padre ofendida. —Por qué no somos nobles, y tenemos que pagar el precio por las tierras.— explico su padre avergonzado. —Paga con las cabras y las ovejas, pero por qué con tu hija, es injusto que ates mi vida a la de un hombre tan despreciable.— Primera vez que Rubí se revelaba contra su padre, ella no quería casarse con el hijo del Lord Allitsen. Pero no había otra opción, la ley era clara incumplir una deuda, se saldaba con sangre. Aún más si se trataba de una familia feudal, Lord Allitsen, estaba entre la baja nobleza como un burgués propietario de casi el 40% del pequeño pueblo de San Paul de vence. A la mañana siguiente las noticias de la boda del hijo del Lord Allitsen se había propagado rápidamente como pólvora y la siguiente noche de luna llena, Rubí Mcbeath sería desposada por ese asqueroso hombre. Ella no podía soportarlo, pero si no lo hacía su familia era la que sufrirá las consecuencias. Mientras caminaba por el pueblo cargando la lana de las ovejas para venderlas , en este invierno venidero. Un batallon de caballeros de la realeza montandos a caballo, pasaron cerca de su presencia. Las miradas pesadas pasaron por su hombro pero ella no hizo aporte de atención. Todos se instalaron en una taverna de mala muerte, donde trabajan cabareteras que entregaban placer a los hombres a cambio de dinero. Unas monedas de platas pagaban noches de sucio placer...claro la castidad en una mujer era invaluable mayoritariamente en la familia de los nobles. Era una desgracia que una joven no llegará virgen al matrimonio, las que no lo hacían no eran bien vistas en el pueblo o terminaban como prostitutas en esa taverna. La pureza de una joven traducía el honor de la familia que te criaba y repercutía en la vida de todos. Sin embargo el general del batallón y primo segundo del principe, Marcus Thompson, posó su mirada en la bella joven campesina que le pareció extraordinariamente hermosa. Claro, no le conocía en persona, pues solo la había visto por segundos cortos mientras cabalgaba en el pueblo, los suficientes para que marcaran su mente. El hizo sus averiguaciones en la taberna por la bella joven de hebras rojas como la llamarada flameante de una antorcha. —¿Quien es esa Jóven?.— le pregunto al cantinero. — Ella es Rubí Mcbeath, hija de un campesino y ovejero del pueblo, además futura esposa del hijo de Lord Allitsen.— —Futura esposa, dices.— repitió –Asi es.– asintio el cantinero. Cómo una de las grandes casualidades de la vida, al mismo tiempo el hijo del Lord Allitsen, estaba tomando algunos tragos en la taberna en celebración de su matrimonio. Su padre desaprobaba ese comportamiento, pero a él le importaba poco. No era alguien a quien invitaran a eventos decentes. su reputación le precedía, su fama adornada de hombre poco agraciado se escuchaba en cada rincón de la imaginaria e estructurada centenaria aristocracia. Ese hombre y su vergonzosa apariencia vivían en boca de, prácticamente, todos los habitantes del pueblo de San Paul de vence . Así que era una gran sorpresa escuchar que la jóven más hermosa del pueblo se casaría con el gordo del pueblo. El alto hombre y fornido en armadura se limitó a esbozar una semi sonrisa. Llevando su cerveza a la boca, limpio la comisura de sus labios húmedos y se propuso a seguir a la campesina en el pueblo, Marcus dejó a su batallón en esa taverna para que probaran los deleites del alcohol y rameras que pululaban por todo el pueblo. Sin que ella se diera cuenta el la siguió toda la mañana , disimuladamente como si hiciera alguna ronda... estuvo pegado a su sombra tanto hasta que llegó a un pequeño lago de agua dulce, algo alejado,el agua era transparente y cristalina. Marcus la observó desvestirse , con una mirada evidentemente maliciosa. Te haré mía, pensó el , mientras visualizaba cada pedazo de piel descubierta de esa jóven. Lo estaba provocando , tanto que apretó su entrepierna hinchada. Ella era blanca... Como la nieve en invierno, un éxtasis afloro de entre sus piernas. Al imaginar que había más allá de sus muslos, pero la joven solo se dejó la camisa de lino que se transparentaba a medida el agua la humedecia. Con mucho esfuerzo, logró contener su impaciencia . Marcus continuaba observando a la mujer con ojo crítico, examinó su apariencia, esa ropa marcaba unos senos voluminosos y tiernos, el pezón era evidente de ver, rosas como el nectar de una flor, no podía no imaginar amamantandolos, su figura era hermosa, el cual lo dejo cautivado y extasiado. Cuando decidió por fin salir de los arbustos para forzarla y someterla a sus deseos lascivos, la voz de un campesino resonó muy cerca haciendo que el se alertara y continuará escondido. —Hija, qué hora son estás para estar dandote un baño en el lago.— grita el padre de la otra orilla. — Ya vendí toda la lana, padre.— —Apresurate, ayúdame a hacer la cena , no puedes seguir comportandote así una vez que estés casada.– Ella salio del agua y tomó su ropa, empezó a vestirse , sin embargo lo presentía... Se sentía observada por qué continuaba viendo a su alrededor escudriñando a algún espía oculto. Se apresuró y rodeó el lago al encuentro de su padre. Marcus era un caballero de la corté, de la alta nobleza y con alto cargo y riquezas. Valiente y aguerrido sin embargo estás no eran las características que sobresalían en el, ni tampoco sus actos heroicos. Era inescrupuloso, mentiroso,manipulador y sobre todo traicionero... Estaba cubierto de malas acciones, hasta la coronilla. Él pensó en una de las acciones más viles y atroces para hacerse dueño de esa jóven que encendió sus pasiones. Por lo que decidió establecerse en el pueblo esa semana hasta que pase la luna llena.

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