El Remordimiento del Multimillonario

—¿No te dije que lavaras mi ropa sucia? —afirmó Eva Reed mientras miraba a Ivy, quien estaba ocupada trapeando el piso. Trató de ignorar a Eva, pero esta última le jaló el cabello, haciendo que gimiera de dolor. —¡Si te estoy hablando, deberías mirarme, inútil perra! Ivy cerró los ojos mientras se ponía de pie y se encontraba con la mirada de Eva. —Y-yo ya lavé tu... —¡No! ¡No lo hiciste! —Eva gritó y apretó su agarre en el cabello de Ivy. Ivy quería llorar, pero no podía. No quiere mostrar que siente dolor frente a su suegra. —Puedes preguntarle a la criada... Ya lavé... —Sí, lo lavaste, ¡pero usaste la máquina! ¡Quiero que se lave a mano! Eva apretó los dientes y tiró del cabello de Ivy, haciéndola gemir. Después de eso, la soltó. Ivy arregló su cabello despeinado y suspiró. —Lo volveré a lavar —dijo. Es la única forma de hacer que la bruja deje de enojarse. Eva sonrió. —Bien. Después de trapear el piso, limpia las ventanas y cambia las cortinas. ¿Entiendes? Ivy asintió y después de eso, Eva se fue. Suspiró profundamente. Ha pasado un año desde que se casó con Wyatt Reed, el hijo de Clint y Eva Reed. Está tan enamorada de Wyatt, fue amor a primera vista desde aquella noche. Estaba emocionada cuando Wyatt aceptó casarse con ella, y aunque había condiciones, aún sentía que había logrado lo que siempre había querido desde el principio. Pero con estas decisiones abruptas, abandonó su verdadero yo. Dejó lo que estaba destinado para ella. —¡Eh, perra! Ivy frunció el ceño cuando escuchó esa voz. 'Aquí vamos de nuevo', pensó mientras dejaba el trapo y se giraba hacia su cuñada. —Piper. Piper arqueó la ceja y cruzó los brazos frente a su pecho mientras se detenía frente a ella. —Mis amigas van a visitar la mansión, y quiero que cocines para nosotras. ¿Cocinar? Tienen criadas. Ni siquiera es una criada desde el principio. Ella es parte de su familia. ¡Es la esposa de Wyatt Reed! —P-Per... Pero tenemos criadas... —¿Nosotras? —Piper se burló, sintiéndose disgustada —. Sueña despierta, perra. Nunca serás parte de nuestro círculo y familia. Por Dios, ni siquiera sé de dónde viniste. ¡Wyatt simplemente te recogió en el basurero! —dijo. ¿Basurero? ¿Entonces la consideran basura? ¿Es eso? Ivy respiró profundamente y exhaló suavemente para calmarse. —¿Snacks o almuerzo? —Ambos. —¿Qué quieres que cocine entonces? Piper arqueó la ceja. —¿En serio? ¿Acaso parezco saber cocinar? Ivy apretó los labios para reprimir su sonrisa. Desde el primer día, sabía que Piper tenía un cocote. Es lenta y estúpida, a diferencia de Wyatt. —De acuerdo. Terminaré esto primero... —¿Qué? ¿Nos harás esperar? —Señorita Piper, su madre me da tareas que hacer. Y solo tengo un cuerpo. No puedo partirme en dos y hacer lo que quieres mientras hago lo que ella quiere. Todavía es temprano, y prometo que llegaré a tiempo —interrumpió, sintiéndose un poco irritada. Los ojos de Piper se abrieron de par en par y la miró furiosa. —¡Una cosa que no soporto es cuando estoy hablando y te atreves a interrumpirme! Ivy se inclinó ligeramente y se disculpó, pero no esperaba que Piper le diera un golpe en la cabeza. Ella apretó el puño y no se atrevió a levantar la cabeza. Miró el suelo, en particular los pies de Piper. Esperó a que se fuera, la hija de la bruja. Una lágrima cayó de su ojo izquierdo, y cuando desapareció el aura de Piper, levantó la cabeza e intentó olvidar lo que había sucedido. Cada vez que Wyatt no está en la casa, las dos la tratan como a su criada. Los Reed son ricos. Tienen muchas criadas. Pero esas dos brujas la hacen hacer todas las tareas cuando Wyatt no está. Y cuando Wyatt está presente, actúan como si fueran ángeles, pero la verdad es que ¡son demonios! Para ser productiva y terminar todas sus tareas, Ivy hace todo lo posible para olvidar cada vibra negativa que Eva y Piper le dieron esta mañana. Continuó trapeando el piso, y después de una hora, quitó todas las cortinas grandes, son largas y pesadas, y los Reed generalmente solicitaban un servicio de limpieza para limpiarlas. Después de un par de horas, cuando Ivy miró el enorme reloj cerca de la gran escalera de la mansión, suspiró y se dirigió a la cocina. Estaba contenta de que Piper aún no hubiera regresado. Apuesta que fue a recoger a sus amigas. Sabía que el círculo de Piper nunca iniciaría una visita. Solo lo está asumiendo. Cuando en realidad, sus supuestas amigas solo la usan como si fuera una Reed. —Visita, vaya chiste —susurró mientras hacía algunos snacks y preparaba el plato para su almuerzo. Cuando Piper dice snack, significa que se servirá con su almuerzo. ... —¿Qué demonios?! ¿En serio, Piper? ¿Nos harás comer esas cosas? —afirmó una chica con cabello rubio en el momento en que se sirvió la comida y las criadas abrieron la tapa una por una. Ivy, quien estaba escuchando detrás de la pared, rió entre dientes. —No hay forma en el infierno de que vayamos a comer eso. ¿Qué tipo de comida es esta? ¿Anguilas? Cangrejitos, espinacas cocidas en exceso... ¡qué mierda, Cath! ¡Deberías habernos advertido que querías que comiéramos basura! Piper quedó sin palabras, se sintió humillada frente a los demás. Luego, ella recorrió con la mirada y buscó a esa persona. Pero Ivy sabía que Piper la buscaría, así que subió apresuradamente las escaleras y entró en su habitación. Se lanzó a la cama y sonrió ampliamente mientras miraba el techo. Se siente genial. Pero, por supuesto, siempre hay consecuencias. Bueno, ¿qué hay de nuevo? Ella hará todo lo posible por soportarlo... por Wyatt.  Las lágrimas de Ivy caían por sus mejillas mientras se miraba frente al espejo. Podía ver los arañazos que le hizo la malvada Piper en los brazos. Dos eran cortes profundos. Esto no es nuevo para ella. Cada vez que se enfrenta a las dos, la lastiman. Pero eso no le preocupaba en ese momento. Wyatt llamó anoche e informó que iba a volver a casa. Sí, su esposo regresará y debería estar feliz... está feliz pero nerviosa al mismo tiempo. No quiere que vea esos arañazos. Necesita esconderlos. Aunque solo haya cinco, dos son profundidades y necesita poner cinta sobre ellos. Suspiró profundamente y se limpió las lágrimas. Supongamos que debe usar mangas largas y corrector para ocultar su herida. Ivy sabía que, aunque Wyatt regresara a casa después de su viaje al extranjero, la dejaría nuevamente después de dos días. Ya conocía el horario de su esposo. Es un hombre ocupado, pero como su esposa, ella lo entiende. Lo está haciendo por su familia. "Pero nunca por ti", gritó la otra esquina de su mente. Sacudió la cabeza y se arregló. Necesita bajar y prepararse para chocar con esas brujas. Eva le indicó que comprará comestibles hoy, y aunque su cuerpo le dolía por no haber descansado adecuadamente, aún así obedecerá. —Esas personas son increíbles. Limpié la casa hasta la noche, con esos arañazos de Piper, ¿y aún así no quieren que descanse adecuadamente? —reflexionó mientras salía del baño.  Aunque Wyatt no parece estar muy enamorado de ella, nunca la trata como basura, a diferencia de su madre y su hermana. Pero, aunque está pasando por estos sufrimientos, aún puede soportarlo todo y, en la medida de lo posible, no quiere contarle a Wyatt sobre sus dificultades. Cuando Wyatt está cerca, ella siempre le da una sonrisa alegre como si todo estuviera bien. Juró ser su esposa, después de todo. —Amigo, las existencias en el mercado para el nuevo negocio están aumentando. Realmente eres un genio —afirmó Duke Elrod con alegría mientras caminaba por el avión privado de Reed. Wyatt sonrió. —En los negocios, todo se trata de tomar riesgos —respondió.  Duke sonrió. —Sí, claro. Me pregunto cuántos ceros hay en tu cuenta bancaria. —Muchos. —Arrogante. De todos modos, ¿cómo ha sido tu vida matrimonial? Sé que estás tratando de mantenerla en secreto tanto como sea posible, pero no sabes cómo los medios se abalanzan sobre este tipo de primicias. Wyatt frunció el ceño y miró a Duke. —Puedo controlarlo. No te preocupes. De todos modos, llama a Alice por mí y verifica si está tomando sus medicamentos... —No soy tu asistente, amigo. ¿Por qué no le dices a Ken? —Él tiene tareas que hacer. Hazme este favor. Yo compensaré —dijo Wyatt, haciendo que Duke sonriera. —Claro, entonces. Y tú sabes lo que quiero —respondió Duke, y después de eso, entró en el automóvil que estaba estacionado cerca del avión. Cuando Wyatt está de viaje, el médico de Alice lo llama y le informa acerca de su estado, y él está un poco ansioso al respecto. Pero se sintió aliviado cuando preguntó a su esposa acerca del procedimiento que se suponía que se había cumplido y nunca se retrasó. —Estoy bien, Ken. Puedo arreglármelas —dijo Ivy al asistente de Wyatt, quien estaba tratando de ayudarla con las compras.  Según la solicitud de Eva, debe hacer la compra sola. Pero cuando salió de la mansión, Ken la vio y le pidió un aventón. —Pero señorita, el señor Reed podría... —Estoy bien. Tomaré un taxi y regresaré de inmediato. Solo por favor, no me lo pongas difícil. Los ojos de Eva están en todas partes, Ken; necesito tener cuidado. Wyatt estará aquí en una hora y no quiero causar problemas —sonrió —, si él regresa y aún no llego, solo infórmenle que fui a comprar algunos productos, que me ofrecí a hacerlo sola. Ken suspiró profundamente, rindiéndose. Sabía que no podía insistir en lo que quería, así que asintió. —Sí, señorita. Cuídese.  Ivy sonrió ampliamente. —Lo haré. Gracias —dijo y se alejó.