ENAMORADA DE MI PRIMO

La noche está fresca, los árboles y palmeras danzan al compás de la brisa, la luna enorme y brillante, el cielo lleno de estrellas. Estoy feliz, muy feliz, es mi cumpleaños, tengo 17, al fin. — Laura, ¿A dónde vas?, todos esperan por ti. Mamá cuidándome como siempre, sé que quiere que este allá sentada junto a ellos, sonriéndole a todos, aunque la verdad nadie me agrada, ninguno son mis amigos, todos son hijos de los socios de mi padre, mi madre los invito por qué como soy de buena familia debemos ser respetuosos y amables. No es agradable no ser invitado a este tipo de fiestas, me conozcan o no para esta gente es una ofensa. Por suerte la única que está a mi lado siempre es mi mejor amiga, Ariana. Ella es la única en quien puedo confiar, la única que me entiende, la única que esta para mi cuando la necesito y viceversa. — Ya regreso mama, voy a tomar aire fresco, no quiero estar donde no conozco a nadie — la observo molesta, ella sólo me mira en desapruebo; sin embargo decide asentir y no armar un escándalo. — Pero..¿y Ariana?, ¿Donde esta?. — No ha llegado — respondo mientras observo entre la gente, ahora que la necesito no esta. Mi madre seguía ahí de pie esperando si iba con ella, pero ella me conoce tan bien que no volvería acercarme a ese montón de elitistas, me río para mis adentros cuando recuerdo que yo pertenezco a ese circulo social, aunque no del todo, me siento tan distinta, menos exuberante cómo estás personas pretenden ser; en cambio yo me siento como una chica completamente normal de 17 años, no necesito alardear mucho, me visto elegante pero tampoco despampanante y eso es por mi madre, siempre llevo en mi memoria sus palabras ''tenemos una imagen que cuidar''. Como mi padre es un importante empresario y accionista en varias empresas, nuestra imagen tiene que ser integra e impecable, desgraciadamente a la familia de empresarios también los persigue los famosos paparazzi y cada paso en falso es tendencia al día siguiente. en fin, mi caminata termina un poco alejada de la fiesta, demasiado diría yo. me encuentro bajo de mi árbol favorito, lo es por que aquí venimos mi padre y yo, el me lee cuentos y me cuenta historias, aun con la edad que tengo me encantan. Levanto mi vestido largo color rosa que me queda como segunda piel, y me quito los zapatos de tacón, me siento en el césped verde y bien podado, me recuesto al árbol y cierro mis ojos, inhalo y exhalo, en ese pequeño y preciso momento me vino el recuerdo de cuando tenia 5 años, estábamos papa y yo bajo este árbol, el recostado y yo sentada en sus piernas mientras me leía un libro, es un recuerdo muy mío y especial, y para cuando abro los ojos el terror me invade de pies a cabeza cuando un hombre alto vestido de n***o y capucha cubriendo su rostro, me levanta de un jalón. grito e intento liberarme de aquel salvaje hombre, pero es imposible, la música esta altísima, y estoy muy lejos. clavo mis uñas en sus hombros cuando me pone frente a él, no logro verlo, esta oscuro y tiene el rostro bien tapado, en su mano izquierda observo un reloj que parece ser costoso. Gruñe en respuesta y me tira bruscamente al suelo, con su brazo izquierdo me toma de las caderas, me quejo al sentir su fuerte y grande mano apretarme con fuerza para inmovilizarme, me importa ahora menos el dolor, necesito salir de aquí...con su brazo derecho aprovecha y me arranca el vestido partiéndolo desde mis pies hasta mis caderas. lloro y grito desesperada. — ¡Auxilio! ¡Qué alguien me ayude! grito con todas mis fuerzas, y se que son en vano, para mi gran horror, el hombre rompe de un tirón mis bragas dejándome semi desnuda, aun me tiene inmóvil las caderas, maldito hombre tiene mucha fuerza, se abre la corredera de su pantalón y oh por dios, esto no puede ser...¡va a violarme! abro los ojos asustada y con el miedo a flor de piel reacciono rápidamente al imaginar lo que me hará... ¡me va a violar! me remuevo y logro zafarme de su agarre y corro lo mas rápido que puedo, miro hacia atrás y no lo veo, me detengo a recuperar el aliento, cuando me incorporo para correr nuevamente, choco con él hombre, el miedo se apodera nuevamente de mi, me toma de los hombros y me estrella contra otro árbol, me quejo y me dejo caer al suelo. — ¡NO ME TOQUE! por favor, no me haga daño, por favor. Mis suplicas fueron en vano cuando el hombre se tiro encima de mi y lo que mas temía sucedió, entro en mi de una embestida, fue brusco, y doloroso, las lagrimas caían como cascada por todo mi rostro. sentía como mis caderas dolían bruscamente al sentir lo que aquel hombre me hacia, me sentía sucia, quería salir de aquí, huir, necesito... — ¡Déjame! Por favor.. clave mis uñas en el pasto al sentir aquel dolor, este asqueroso hombre me ha quitado mi inocencia, desde ese día no volví a ser la misma. ••• — ¡NOOOOO!, ¡NOOOOO!...¡SUELTAME! — lanzó las almohadas por cualquier lado de mi habitación, y me estremezco del miedo, nuevamente ese sentimiento de asco y repugnancia, ese sentimiento de miedo, de huir... instintivamente me abrazo a mi misma buscando control. mis padres entran corriendo a la habitación y me consuelan. — Laura, hija mía, todo está bien, mama y papa están aquí cariño — me acurruco mas en los brazos de mi madre mientras que lloro en silencio. — Laura bebé, todo esta bien, hija mía, ya paso — musita papa y me besa la frente. — Era él..mama era él, vendrá por mí — menciono con la voz quebrada, mama niega y me besa la frente. — Todo esta bien, pequeña — dice mi madre consolándome. — Carmen, ¡Trae las píldoras! — grita papa desesperado igual que mama. odio ser tan desconsiderada con ellos, no los dejo dormir, ni siquiera comer, hasta despierta se me viene a la mente aquella noche y es tan traumático para mi que no lo soporto, siento que no puedo mas. Tomo las dos píldoras blancas y amargas, las meto a mi boca y las trago de inmediato, hago una mueca y me acomodo nuevamente en la cama. — Tendré que ir con la psicóloga, ¿verdad? — cuestionó, sabía ya cuál era la respuesta, más aún cuando levante la mirada y vi a mis padres muy preocupados, ya esto me ha pasado muchas veces. — Ya van tres veces este mes, mi amor, esto es algo serio — responde mi padre en tono serio. — Entonces me alistare para ir con Carol — ambos asienten y se marchan dándome privacidad. tengo Trauma Post-violación s****l. Aun tengo secuelas de aquella repugnante noche, eso es lo que no me deja dormir, unas veces recuerdo desde que empieza el día de mi fiesta hasta que termina, otras en el momento que ese hombre abusa de mi, otras donde el esta nuevamente violándome en mi habitación, son recuerdos que quisiera borrar para siempre de mi memoria. cuando termine de bañarme, opte por ponerme una falda entubada fucsia, un crop top del mismo color, me puse unas zapatillas de tacón pequeño, me solté el cabello, me maquille poco, tome mi pequeña cartera y me lleve lo necesario. cuando baje al comedor estaban mis padres allí desayunando, papa al verme se puso de pie, negué haciéndole una seña que volviera a sentarse. — No voy a comer, no tengo hambre, nos vemos mas tarde. — Pero hija...cada ves que te pasa esto, no comes nada y te pones extraña — dice mama con el ceño fruncido. — Estoy bien mama, nos vemos después, los amo — me despido de ambos con un beso en la mejilla. me encamino a mi auto, es un audiRS7 blanco regalo de mi padre el día que..me paso eso. Rápidamente llegue al consultorio de Carol mi psicóloga, baje del auto y entre al pequeño local. — ¿Como estas, Laura? — me saluda la morena con una sonrisa. — Por eso vine — asiente ante mi respuesta. Me indica que me siente en el enorme sillón blanco frente a su escritorio, suelto un suspiro y ya sabia a lo que venia, trato de tomar todo con calma porque ya sabia que nuevamente esos recuerdos romperían con todo aquello que yo pensaba haber logrado olvidar, todo lo que me había costado salir de ese hueco en el que sentía que estaba. Intento calmarme y explicar con detalle lo que soñé esta vez. — ¿Y que pasa después? Suelto un suspiro. — Entonces despierto, y se siente horrible. — Como ya te había dicho las pesadillas son una manera de revivir la experiencia real, es de esperarse. — Lo sé, solo que se habían ido por un tiempo y no sé porqué regresaron — espero con pesadez. — Laura esto tomará tiempo, y lo estás haciendo muy bien. Piensa que él es solo un fantasma para ti, lo atraparon y lo encerraron para siempre ¿Comprendes? — sonríe y asiento convenciéndome de sus palabras. — Solo que creí que ya se habían acabado — insisto encogiéndome de hombros. — Los traumas psicológicos suelen regresar en época de transición y no necesito decirte que tu vida está en transición, terminaste la escuela, vendrá la universidad, es la incertidumbre que conlleva hacerse adulto. Explica lentamente asegurándose que entienda la información, vuelvo a respirar hondo. — Los recuerdos de esa noche vendrán y se irán con el tiempo pero tú jamás los olvidarás — asiento. — Lo sé y aún así no dejo de sentir miedo, mucho miedo. — ¿A que tienes miedo? — cuestiona mientras observa mis movimientos, cruzada de piernas y escribiendo en su cuaderno, añadiendo más información en mi historial. Gracias a ella tuve un gran avance, ha sido un apoyo fundamental en mi proceso, me ha ayudado a salir poco a poco del abismo evitando el temor que me carcome día y noche, sobre todo de noche por las horribles pesadillas. — A que vuelva y me lastime. Creo que no podría soportarlo, preferiría morirme — intento seguir pero se me hace un nudo en la garganta, mis lagrimas no tardan en salir, siento un remolino de emociones en mi interior. — Tienes que ser fuerte Laura, no puedes dejarte llevar por esos malos recuerdos. No dejes que ese pasado arrastre con tu felicidad, no te permitas ser infeliz. — No sabes el miedo que tengo cada vez que salgo a la calle.. y luego en las noches es horrible — mi pulso se acelera y de repente siento ganas de vomitar. — Tranquila, todo va a estar bien, no lo olvides. Agradecí su tiempo y me despedí con un abrazo, me dirijo al estacionamiento mientras que tomo las llaves de mi auto en mi bolso, aprieto el pequeño botoncito que le quitaba el seguro, me subí y conduje lo más lento posible, quiero pensar, pasar tiempo a solas, así sea conduciendo. Houston estaba calmada, el día estaba soleado, la gente iba y venía, pase por la gran empresa donde mi padre es accionista. Suelto un suspiro, y me dirijo a casa, allí es donde tengo que estar. Derrepente se cruzó una pareja, tomada de la mano, la chica muy guapa, el chico muy guapo, sonrientes, felices... ¿Estaré yo algún día así? ¿Seré feliz con alguien? Dios mío son tantas preguntas, no sé si seré capaz de llevar una relación estable con alguien, tal vez mi miedo es estropear todo el día que me enamore y quiera entregarme a esa persona no pueda por ese maldito miedo que llevo conmigo, imaginando que ese hombre abusando de mi. Al llegar a casa, Nana está afuera para recibirme. — ¿Cómo te fue mi niña? — dejó mi bolsa en la mesa del recibidor y voy corriendo a saludar a mi nana. — Bien Nana, todo igual, creo que...podré sobrellevarlo. — Todo estará bien, tienes que ser feliz Laura — dice apapachándome como cuando era una niña. Me despiezo para ir por mis padres, ya sabía que papá no estaba, y mi madre no se donde andaba; sin embargo voy a buscarla. — En el estudio — una de las empleadas se me cruza en el camino. — Gracias — sonrió en agradecimiento, rápidamente voy al estudio y para mi suerte mi madre esta ahí. Voy hasta ella y beso su frente. — ¿Cómo te fue? — Bien, lo mismo de siempre, Carol hace un buen trabajo — asiente. Tengo que esforzarme a ser libre por fin, a no traer esos malos recuerdos de nuevo, sonreí por qué se que sí me lo propongo lo logro, además que no quiero darle más preocupación a mis padres, ellos están muy ocupados en sus asuntos como para venir yo a estropearlo todo. Soy hija única, vivimos en Houston-Texas, un lugar tranquilo y soleado. Tengo familia en muchas partes del mundo, me encanta viajar, conocer gente. E incluso a veces viajó con Ariana y tomamos muchas fotografías por qué esa es la pasión de ella, la fotografía y es que lo hace de maravilla. Ella me toma de modelo por qué dice que tengo un perfil hermoso y un buen cuerpo, yo no le prestó atención a eso, soy una simple chica como cualquier otra, apenas mido 1.60, soy delgada (lo normal), mi cabello es castaño claro y largo que me llega hasta las caderas, de ojos color verde. — Hija esta tarde iremos al club, vamos a cenar con los socios de tu padre — asentí. No quería negarme, la verdad quería distraerme con mi familia, casi no estoy con ellos y quería relacionarme un poco más. — Otra cosa hija...en una semana estarán aquí tus tíos, Chris y Sofía, van a quedarse por unos días. — ¿Es enserio? Creí que se habían olvidado de nosotros, hace mucho no nos visitan. — Desde tus 17 — mi sonrisa se borró y ella lo nota, suelta un suspiro y me sonríe—. Pero también viene tu primo, Christian, está muy emocionado por verte. Fruncí mi entrecejo, la última vez que vi a Christian tenía 19, no lo recuerdo muy bien ya que yo apenas era una niña, mi madre me habló mucho de él, solo sé que es un gran empresario y se desvive por ello. Nuevo día, anoche no tuve pesadillas gracias a Dios, dormí plácidamente, mamá estuvo pendiente de mi y papá igual, se tranquilizaron al ver que todo marchaba bien conmigo. Bajé a desayunar y allí estaban mis padres sonrientes esperándome como siempre. — Buenos días a todos. — Buen día hija — responde mi padre. — ¿Cómo amaneció la princesa de la casa? — dice mamá, sonrió y tomó lugar en la mesa. — Bien mamá, mucho mejor. — Poco a poco hija, sé que puedes — me anima mi padre. Hoy no tenía nada planeado, mi mejor amiga me tiene abandonada, tenía pensado viajar a los Hampton pero ir sola no era buena idea, no me gustaba estar sola en una casa tan grande. — Me retiro, necesito ver a Ariana. — No vayas muy lejos, cariño. — Papa, yo sé, tranquilo. — Voy asignarte un guardaespaldas — dice, me detengo de golpe y lo encaro.— No puedes hacerme eso. — Cariño no creo que sea lo indicado, ella ya está grandecita, hay que darle más confianza — menciona mi madre encogiéndose de hombros, mi padre me observa por un momento y asiente en silencio. Tomo mi celular y lo primero que hago es llamar al número de la ingrata de mi mejor amiga. — Yo aquí, ¿Quién allá? — típico de ella contestar así, por su tono de voz ronco debe estar durmiendo aún. — Me sorprende que estés durmiendo aún Ariana, despierta ahora mismo. — No, déjame dormir más tiempo Laura, ayer trabajé hasta las dos de la mañana, creo que me lo merezco — suelto una carcajada haciéndola gruñir en respuesta. — Son las 10 de la mañana, vamos ¡arriba! necesito verte — escucho un gruñido y una mala palabra de su parte. — ¿Sabes que te odio por esto, verdad? — reí y negué para mí misma. —nTe espero en 10 en mi casa. — Ven por mí, mi auto está en el taller por una maldita falla, casi me muero. — Ok, ok, no seas tan paranoica amiga, todo bien, ¿Vale?, Voy por tí — colgué antes que pudiera decir algo. Tomé mis cosas y de inmediato fui a buscar a la loca de mi amiga. El día estaba nublado, y la verdad no quería que lloviera, amo los días soleados. Al llegar a la enorme casa de Ariana ella ya está afuera, se ve cansada ahora sí me maldigo interiormente por levantarla, sé que está preparando una exposición fotográfica para en pocos días, por supuesto estoy invitada y por supuesto que compraré algunas cuadros para mí habitación.