Mí reflejo

Suena la alarma a las cinco y cincuenta de la mañana, la apago y la pospongo para que suene dentro de diez minutos, me tapo hasta la cabeza, y sigo durmiendo un ratito más. Odio levantarme temprano, pero lo que más odio es la razón por la cual tengo que hacerlo, que es ir a la maldita cárcel, a la que llaman escuela, y aunque hoy es el primer día no me emociona, odio a aquel que la inventó. Suena otra vez ese sonido infernal, a las seis y la pospongo de nuevo díez minutos más, sí, sí, sé que muchos pensaran que es tonto hacer eso, sería más sensato ponerla a un horario razonable, que suene una vez y me levante, pero les juro que lo haga por el bien de todos, sino hago eso me convierto en una maldita malhumorada, una fiera, que ni yo me aguanto, podría ladrarle hasta mí propio reflejo, es por el bien de humanidad, Suena a las seis y diez, y es hora de levantarse, doy por terminando mi ritual de todas las mañanas, me siento en la cama, y empiezo a cambiarme, anoche dejé todo acomodado y a mano para no andar buscando la ropa y perder tiempo poder dormir. Me pongo el uniforme de la escuela, que gracias a Dios consiste en una chomba blanca con el logo de la escuela en el lado izquierdo y un jeans azúl. Me miro en el espejo que tengo en mi habitación, podría decir que me veo bien con mis noventa sesenta noventa, pero no es así, no tengo cuerpo de modelo, más bien soy rellenita, soy bastante enana con mis uno cincuenta, sí la altura es lo mío, soy más bien un Minions, bueno qué más da, es lo que me tocó. No sé puede hacer nada con los genes. Por cierto soy Katherine Ferrer, Katy para mis amigos. Hoy es el primer día del último año, saber eso es lo único que me pone feliz, lo único que me anima a seguir el día. Voy al baño, me aseo, y cuando salgo voy a la cocina y allí veo a una hermosa mujer preparando el desayuno, obviamente es mi mamá, Mónica, está haciendo el desayuno que consiste en unos mates, y tostadas con dulce de leche, un manjar. —¿Qué hacés levantada a esta hora de la madrugada? —pregunto indignada ella solo me mira. —Siempre me levanto temprano, lo que pasa es que vos siempre te levantas tarde —y eso es cierto como les dije, odio levantarme temprano y odio otras cosas más que se van a enterar con el tiempo —, además tengo que llevar a tú hermano al jardín, hoy es su primer día —explica y me ofrece un mate. —Lo olvidé por completo. Pero él entra a las nueve y son las seis y cuarenta de la madrugada —le señalo el reloj. Seguimos tomando mate y hablando de cualquier cosa. Me gusta conversar con ella. Me despido de mí madre, tomo mi bicicleta para ir a la escuela. Mientras pedaleo me pregunto porque no me habré anotado para ir turno tarde a la escuela, de esa manera no tendría que levantarme tan temprano. Luego recuerdo que tengo las tardes libres, la mayoría en realidad de las tardes, porque tengo educación física, pero es una de las pocas materias que me gusta, sé que se preguntarán, cómo puede ser si soy gordita que me gusta esta materia, será porque hacemos handball o fútbol, es lo único que les puedo decir. Porque hacer ejercicio no me gusta, se nota por mi estado, pero andar en bicicleta no me molesta tanto, esta última es debido a los muchachos beneficios que trae. Cuando estoy llegando, veo lo único que me pone feliz de esta cárcel, están mis mejores amigas esperándome en la esquina, está Rebeca, a la que le decimos Beca, es muy parecida a Becky G, es hermosa, pero lo bello que tiene es que no se la cree, no le da demasiada importancia a las apariencias, y tiene un buen corazón, y aunque podría tener a todos los chicos a sus pies, hay un idiota que la tiene loquita hace no se cuanto ya, perdí la cuenta, y digo que es idiota porque no ve lo hermosa que es mi amiga. También está Micaela que parece dulce con carita de ángel, pero es el demonio en persona, quién lo creería hasta parece tierna que no rompe un plato, y Silvia que es la madura del grupo. Ellas también son hermosas, yo sería el patito feo y gordo del grupo. Tengo mis encantos, yo sería la bromista del grupo, la que le levanta el ánimo a todas, la que llevo el termo y el mate para los recreos, bueno algo es algo. ¿No?. Llego y las saludo con un beso y un abrazo, porque en Argentina que es dónde vivo, no respetamos el espacio personal, más bien lo invadimos. —Hola horribles —las saludo. —Te estamos esperando para entrar, ni el primer día podés llegar temprano, siempre sobre la hora —espeta Silvia molesta reprendiendo. —No, eso va contra mis principios, no quiero perder la costumbre. Además no hay nada importante en esta porquería para hacer semejante sacrificio, aparte de ustedes obviamente —ellas niegan con la cabeza, y hacen una sonrisa en sus labios, y se escucha el timbre que anuncia que lamentablemente hay que entrar a este horrendo lugar. ¿Por qué tuvieron que terminar las vacaciones? Tendría que ser más tiempo de vacaciones y menos de clases. Eso sería ideal. Un sueño. Como todos los años nos hacen la bienvenida en el patio de la escuela, menos mal que estamos en marzo y hace calorcito, nos tienen parados en el medio del patio. Le dan la bienvenida a los de primer año, y pienso en darles mis condolencias, recién empiezan, les falta seis años para dejar éste lugar. Y no sé en que momento mi mente empieza a divagar, pensando del porqué no me comí esa última tostada con dulce de leche, y a qué hora va a terminar esto, ya me duelen las piernas de tanto estar parada, cuando todos aplauden salgo de mi transe aplaudiendo como todos los demás, hoy es el primer día del último. __________ Llegamos al salón de clases, y como todos los años, Silvia se sienta con Mica y Beca conmigo, ellas adelante y nosotras atrás, el resto de mis compañeros, la verdad no lo sé, y no me importa donde se sientan. Nos llevamos bien con la mayoría, había algunos que mejor evitar, pero nosotras con mis amigas Siempre juntas. Llega el profesor saludamos, y empieza a hablar como todos los años del primeros días de clases, de lo que se espera, de cómo se evaluará, bla bla bla, no me importa todos los años lo mismo, si no presté atención los años anteriores este no iba hacer la excepción, se que debería porque no soy inteligente, me cuesta matemáticas, física y química, en las evaluaciones tengo que estudiar para aprobar, pero tengo unas magníficas amigas que son inteligentes, y les va bien en esas materias, que me explican cuando no entiendo, nunca repetí de año, porque entiendo que si repito, pasaría otro año en ésta cárcel, y tampoco me llevo materias porque tendría que sacrificar días de vacaciones, no seré inteligente pero no soy estúpida. Mientras el profesor mira el techo, porque como todo primer día de clases no se hace nada, yo estoy hablando con mis amigas, cuando de golpe miro y hay alguien parado en la puerta, me quedo como idiota mirando con la boca abierta, por Dios ese chico si que es bello, tiene el pelo corto con ondas, mide como uno setenta y cinco, como voy a saber su altura exacta no tengo un centímetro para medirlo, es alto, bueno convengamos que cualquiera es alto al lado mío. Cuando mis amigas se dan cuenta que no les presto atención para nada, dirigen sus miradas a la dirección donde estoy mirando y lo miran también, el profesor se percate que hay alguien parado en la puerta, se para se dirige hacia él y le pregunta el nombre, le dice que se llama Mateo Martínez, el profesor lo invita a pasar dándole la bienvenida, él se dirige hacia la mitad del salón donde hay una silla vacía, cerca de las chifladas, ellas son Laura, lía y Karla, mis enemigas. Yo lo sigo con la mirada hasta sentarse, y de pronto él mira para nuestro lado y fija la mirada, me encantaría decirles que es a mí a quién mira, pero no, mira a mi amiga que está sentada a mi lado, se queda viéndola embobado sin poder sacarle la vista de encima, no es culpa de mi amiga ser tan hermosa y llamar la atención de los chicos. Y si él se había fijado en ella yo no tenía ninguna oportunidad. ___________________