El guardaespaldas de mi hermana

Capítulo 1 Vete de aquí Derek Las palabras de Priscila aún resuenan en mi mente, junto con ese video, recordándome la cruel verdad detrás de lo sucedido. Observo a las dos figuras idénticas que se enfrentan, ambas portando el mismo rostro que alguna vez consideré familiar. El desconcierto se refleja en mis ojos mientras intento asimilar la revelación de que Sol tiene una gemela, una hermana idéntica que hasta ahora había permanecido en la sombra. «No confió en mi.» —Por favor, escúchame. —Una de ellas se acerca, con una supuesta angustia mientras la otra sugiere desplazarnos a un lugar más privado para hablar. Sol, o quienquiera que esté frente a mí, intenta explicarse, pero sus palabras suenan lejanas y confusas. La única verdad ahora es que no he conocido verdaderamente a la chica que creía amar. —¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué jugaron conmigo de esta manera?, fue demasiado tiempo. —mi voz, cargada de dolor y frustración, se eleva en un intento de obtener respuestas. Una de las gemelas se mantiene firme, enfrentándome con una mirada intensa que parece buscar compasión en mis ojos, pero la otra no ha dejado de llorar. —Derek, esto es complicado. Déjanos explicarte. —su tono es calmado, el de la chica llorona, pero mi corazón late con una furia que amenaza con desbordarse. Necesito respuestas, pero no ahora, no aquí. —Por favor, yo te lo explicaré todo, lo digo en serio, podemos ir al parque. —Sonrío apenas ante esa sugerencia, parece que es ella con quien me reuní en ese lugar, entonces a veces estaba con una de ellas y otro dia con la otra —Esto es ridículo. —Volteo a modo de marcharme, no crearé más escándalos en este lugar; ya he arriesgado demasiado. —Señoritas, no puedo dejarlas ir, mi trabajo es traerlas al instituto, lo lamento señorita Luz y Sol. —Esos nombres no los podré olvidar nunca; ambas se burlaron de mí y de mis sentimientos. Caminé en cualquier dirección; ese golpe que le di a uno de los hijos de un importante político me traerá problemas. «Dejaré esta maldita tontería de estudiar becado en un lugar como este». Uno de mis anhelos consistía en ir a Italia a estudiar y convertirme en chef; quedarme haciendo panes y postres no era lo que añoraba, quiero hacer algo más grande, reinventar este negocio familiar. Deseaba abrir un restaurante de comida italiana, incluyendo los panificados. «¿Por qué me hiciste esto, Sol?» Fui a un gimnasio en remodelación detrás del instituto; los guardias me conocen y me dejan pasar. Es el lugar donde me alejaba cuando quería matar el tiempo antes de las clases de las tardes. Golpeé una bolsa de arena sin utilizar los guantes correspondientes; los nudillos de mis dedos quedaron rojos después de que mis golpes se hicieron más rápidos. —Derek… —Me detengo al escuchar esa voz, pero decido ignorarla. —Dijiste que me escucharías, lo prometiste. —Recuerdo esa petición. —¿Y cuál de las dos eres? ¿Quién eres tú? Aunque no tiene caso que me lo digas, eso ya no importa. Espero que se hayan divertido lo suficiente. —Trato de controlarme, pero definitivamente no es una buena idea tenerla cerca, quisiera decirle las peores palabras que me vienen a la mente, pero ese no sería yo. —Yo soy Luz, estudio en otra escuela. Era yo a quien veías todas las tardes desde la segunda semana que iniciaron las clases de refuerzo. ¡Por favor, solo dame una oportunidad! —Ella me toma del brazo; aparto sus manos con fuerza, la alejo para luego ir hacia ella con pasos firmes. —Seas quien seas, no cambia nada; ambas solo quisieron reírse. Pensé que eras… Olvídalo, déjame y no vuelvas a acercarte a mí. —Ella insiste de nuevo. —¡Yo te amo, Derek! Estoy enamorada de ti. Soy yo a quien invitaste a tu casa. Te lo iba a decir, pero esto fue sorpresivo, y Sol es mi hermana. No quise traicionarla tampoco… ¡De verdad te quiero! —Una furia que no había sentido antes se apodera de mí; era como una llama que recorre mi cuerpo sin control alguno. —¡Cómo puedes decir que estás enamorada o que sientes amor! Te presenté a mi familia, a mi madre que es lo más sagrado que tengo en la vida. Te confesé mi amor, no oculté nada, me mostré como soy delante de esa chica a quien ahora no logro reconocer. Ya no mientas, ya estas dentro o tu hermana entró a ese equipo, y yo soy la burla de todos… ¿No es suficiente? ¡Qué más quieres de mí! —Le grito, como ni siquiera había gritado mientras discutía con mi padre. —Me rompe el corazón todo esto, de verdad jamás quise lastimarte, era yo, siempre fui yo… —Solo busco lastimarla también, y le digo lo primero que se me ocurre. —¿Eras tú a quien veía en las tardes? —Ella asiente al respecto. — Entonces eres una chica muy aburrida, significa que no haces nada de lo que hace tu hermana. —Una vez ella mencionó que sus hermanos y ella eran muy diferentes, ahora entiendo que se refería a ella misma cuando dijo que no hace deporte alguno. —¿Qué quieres decir? —Ella pregunta con su voz casi inaudible debido a sus lágrimas. —Eras la chica perfecta porque teníamos todo en común, pero ahora veo quién eres o lo que aparentas. Primero me fijé en ti por tus cualidades, y resulta lo contrario. —Su mirada se posa en mi rostro. —Dijiste que te gustaba compartir momentos conmigo, esa persona se trataba de mi. —Acomodo la bolsa de arena. —Porque era más llevadero saber que no eres una holgazana para lo mismo que me gusta. Vete de aquí, eres una desconocida… ¡Largo! —La llevo hasta la salida, la dejo afuera de la entrada principal y cierro la puerta. Ese día destrocé todo lo que había a mi alrededor; jamás me habían humillado de esa manera, y jamás había confiado tanto en alguien, siempre fui solitario, desde pequeño. Mi teléfono no dejaba de sonar, cuando me fijé en los arrobas, todo empeoró… «¿Dos millones de reproducciones?...» El mundo entero se dio cuenta de esta burla.