Capitulo 1. El principio del final
EPÍLOGO.
La lluvia caia sobre los cientos de cuerpos tendidos en la tierra húmeda, el aire llevaba consigo un aroma a nostalgia ...
-No!! - grito Sori mientras se lanzó a tomar su cuerpo que estaba cayendo de los aires y abrazarlo con fuerza contra su pecho la sangre de Edrielle salía de su vientre lastimado, la herida estába demasiado grande y profunda ya no había manera de sanarla, ni siquiera la magia de Sori podría salvarla de las garras de la muerte... - no te vayas, no te vayas...por favor quédate aun conmigo- Edrielle le regaló la última sonrisa que podía darle, su corazón latía cada vez menos, Sori podía sentirlo - quédate una vez mas a mi lado- Edrielle perdió el brillo de sus ojos su pecho dejo de respirar Sori busco con la mirada a Zaiya quien desde lo lejos solo lo miraba con un pesar en su mirada ella sabía que este momento era inminente y que esto pasaría tarde o temprano y que aunque Sori se lo rogara y lo implora ella ya no podía hacer nada...
***
Era una noche helada dónde el frío espeso avisaba que el invierno ya estaba a la puerta, de repente la torre vigía hacen sonar el cuerno, todos los soldados salieron con las armas en posición de defensa y aún adormilados.
- Toque de guerra, todos a sus lugares- dio la orden el rey Zhedrick mientras se dirigía al recinto de su pequeña hija- Edrielle no salgas de tus aposentos, tu único deber es contínuar con mi legado.- la miro firmemente a los ojos para que su hija obedeciera su orden ya que sabía lo obstinada que era ella.
-Pero... padre..- musitó la pequeña princesa sabiendo que si padre faltaba el pueblo se levantaría en armas contra ella, le arrancarían la vida.
-He dado una orden y lo menos que puedo esperar es que por primera vez hagas caso, quédate en el palacio y no salgas- le dijo su padre nuevamente mirándola de una manera desafiante mientras cruzaba la puerta y se dirigía a recibir la visita inesperada.
Todos seguían con las armas listas para atacar pero al abrirse las puertas de la fortaleza se alcanzó a divisar a lo lejos a un solo hombre con apariencia muy extraña había algo inusual en ese hombre, sus cabellos eran color plata y llevaba una capucha que impida ver su rostro.
-Asi recibes un viejo amigo Zhedrick- pregunto Sori con un tono de voz indiferente.
-No me invitarás a pasar? no me invitarás aunque sea un trago?- pregunto nuevamente esa misteriosa voz.
-Todos, bajén las armas!- el rey dió la orden a sus soldados presentes todos obedecieron a una sola voz.
Los sirvientes abrieron las enormes puertas de madera del palacio que tenían el símbolo representante de la familia real y condujeron a los hombres a la salon principal, una vez ahí los sirvientes ofrecieron todo tipo de bebidas.
-El té está bien- respondió cortésmente el hombre.
- Ha que has vendido?- pregunto el rey con voz temerosa.
-Sabes a lo que he venido, bien sabes por qué estoy aquí- contesto Sori con voz firme. se escucho al rey tragar saliva -he venido a cobrar mi deuda- el silencio invadió la salon y se miraron fijamente a los ojos el rey se quedó helado.
-Me diras que no hay nada de valor que no me puedas ofrecer? - pregunto insistente Sori.
- No he dicho eso, tengo tierras al este del país, son tuyas- contesto con voz temblorosa el rey zhedrick.
-No me interesa tengo más de las que puedo conseguir, de verdad no hay algo de más valor que puedas ofrendar- seguia insistiendo aquel hombre.
-Mi señor, es lo único que tengo...- hizo una pausa por un momento- ya sé!- exclamó - te entregaré mi corona-
Se dibujo media sonrisa de aquel hombre. -Hay una doncella que continuará con tu legado, no es así?-
-No es así mi señor, mis esposa murió hace ya varios años y como bien sabe nunca puedo concebir- contesto el rey tembloroso.
-De acuerdo, entonces habrá una guerra-sin decir más el hombre se levantó de la silla y a antes de llegar a la puerta escucha gritar a la sirvienta que le sirvió el té.
-Si hay una mujer su majestad! - le dijo mientras se mantenía en el suelo dando una reverencia e interponiendose en su camino.
El rey quedó atónito ante sus palabras, no imagino cuánto era el odio que le tenían a la princesa, por qué se empeño en protegerla y ocultarla de el enemigo.
-Calla!!- se escuchó el cristal de la copa de vino que sostenía en su mano chocar contra el suelo luego se escucho gritar al rey desde la punta de el comedor gigante. -aquello no es verdad -
-Puedo ver el miedo en tus ojos y puedo leer tus mentiras, pero no volvere a insistir si has mentido fue tu decisión, espera a mis tropas mañana - le dijo Sori mientras avanzaba hacia la puerta.
-Cuelguenla- ordeno el rey a su séquito de guardias que tenía a su lado una vez que el hombre haya abandonado el salón, dio la orden con un miedo notable en sus ojos.
mas tarde el rey subió a los aposentos de la princesa edrielle.
-Se aproxima una guerra que no podremos ganar, quiero que huyas del palacio en cuanto los rayos nacientes del sol salgan- le dió un beso en la frente a su hija y la abrazo fuerte.
-Padre, yo...- titubeó la princesa.
-No digas nada y huye sin que ningúno de los sirvientes sepan de tu paradero, hasta aquí a llegado la promesa que le hice a tu madre- el rey seco sus lágrimas y salió.