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Un matrimonio sin amor.

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Blurb

Había soportado tantas cosas, tenía sólo 18 años cuando me obligaron a casarme con el, lo peor fue que Heisen, mi esposo, me odiaba, el dejo claro que me odiaba por obligarlo a casarse conmigo, que era una interesada, que jamás esperará intimidad con el, lo peor, fue cuando llegue a casa de la empresa, y lo escuché con ella, el podía pagar uno y mil departamentos, pero estaba en la habitación teniendo sexo con esa mujer, lo peor es que las humillaciones apenas comenzaban.

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La Familia Ballesteros.
Mi nombre es Adriana Ballesteros, hija de una buena familia de sociedad, mis padres, Adrian y Bertha Ballesteros, venían de una buena familia que les heredo mucho dinero, cuando niña no los veía muy a menudo, pues viajaban demasiado, me crié con niñeras, que por cierto no duraban mucho a mi cuidado pues mis padres les dejaban por días mi cuidado, todo el mundo tiene una vida, no puedes solo pagarle a alguien para que deje todo por cuidar a una niña, tuve buenas y malas niñeras, algunas se compadecían de la pobre Adriana, pues sus padres no la amaban y no deseaban llevarla con ellos, otras eran crueles y me lo decían, que yo no era amada, que ni mis padres deseaban estar cerca de mi, era horrible. En fin, pues con el tiempo las comodidades de mi hogar fueron mermando, las grandes fiestas donde yo ni siquiera podía bajar de mi habitación se habían acabado, mi padre solía molestarse mucho con mi madre por que ella le reclamaba la mala manera de manejar los negocios, el termino por vender las empresas que habían dejado mis abuelos, y comenzaron los problemas, ya no asistía a los mejores colegios, asistí a la escuela publica, mi madre intentaba acallar los rumores saliendo a beber o almorzar con sus amigas de sociedad, pero es claro que todos los rumores se expandieron, al punto de llegar a oídos de la damas de sociedad, dejando de invitar a mi madre a los grandes eventos de sociedad, a almuerzos, valla ni a fiestas infantiles, fuimos dejados en el olvido, mi madre sufría, ella estaba acostumbrada a muchas comodidades, pero ahora tenia que hacerse cargo de mi, y ella odiaba eso, siempre decía: - Cuando tengas edad suficiente seras la esposa de un hombre muy importante, por lo menos eres bonita, tendrás un buen cuerpo, solo deja de comer tanto, pues gorda nadie va quererte Adriana. Ella media mis raciones de comida, no podía comer pan, de ningún tipo, beber gaseosas, ni siquiera jugo, solo agua y verduras, pero por lo menos ahora disfrutaba de mis padres en casa, aun cuando estaban de mal humor, yo solía preparar te o algo para ellos, aprendí a tocar el piano que estaba en la sala solo con libros de la escuela, pero no era suficiente, mi madre siempre decía que debía mejorar, que era bueno que tuviera algún talento, pues no tenia una buena figura esbelta. Al contrario de mi buen amigo que se preocupaba por mi por que estaba tan delgada que parecía que uno de mis huesos se quebraría. Cuando cambie de escuela, fui mal recibida, era una niña que venia de un colegio muy importante, pero ahora mi familia era pobre, no podían seguir pagando esos lujos, no era solo la escuela, si no los finos uniformes, zapatos, útiles, salidas a lugares importantes, pero pensé que al tener nuevos amigos seria bueno, pero no, me dieron varias palizas las jóvenes de esta nueva escuela, me acusaban de sentirme mas que ellos, pero la realidad era que quizá yo tenia menos que ellas. Un día al salir de clases, una joven me empujo tan fuerte que caí al suelo, me queje por que mi rodilla dolía, me había raspado con el suelo, ella me dijo que era una presumida, que no por que viniera de una fina escuela los humillaría, pero jamas hice algo así, yo apenas si hablaba, pero ella decía que yo me creía mejor que ellos, pero una voz tras de mi me hizo sentir mejor. - Déjala tranquila mereditt, ella no te ha hecho absolutamente nada, por que gozas en hacerle daño? - Ahora tu seras su defensor Grayson, a caso te gusta esta presumida. - Por que la llamas así, si apenas a hablado desde que llego a nuestra escuela, ya déjala. el me ayudo a ponerme de pie, un joven de mi edad, cabellos castaños, ojos color miel, y que a partir de ese día se convertiría en un gran apoyo para mi, y mi mejor amigo, mi querido Gray... Grayson a partir de ese día se convirtió en mi mejor amigo, el venia de una familia media, era el segundo hijo de un matrimonio que se amaba, sus padres siempre se preocupaban por el, Grayson era un niño amado por su familia, su hermana mayor Angela, asistía a la misma escuela que nosotros, bueno por poco tiempo, ella era un año mayor que Gray, era muy dulce, amable, una verdadera maravilla, habría deseado tener una hermana como ella. - No te preocupes ella odia a todo el mundo, siempre ve cosas donde no las hay, mi nombre es Grayson Divann. Al verlo siento que de verdad es amable, su voz es dulce y gentil conmigo. - Gracias por ayudarme, mi nombre es Adriana Ballesteros. - Bien Adriana creo que hoy te ayudare a llegar a casa, te parece bien? El se ofrece a acompañarme, pero no deseo dar molestias, quizá sus padres lo reprendan. - Yo, no deseo que tengas problemas por mi culpa, quizá tus padres se molesten, yo no... El sonríe amable, y me dice que no me preocupe, que mi casa queda de paso de la suya, que solo esperemos a su hermana, y así lo hacemos, el toma su botella de agua, y un poco de papel que lleva en el bolsillo, y limpia mi herida. - Sabes lo que haces Grayson. - Si no te preocupes, me gusta patinar y me hice varias de estas, así que solo necesitas limpiar para que no se infecte. El parece amable y por primera vez siento que alguien se preocupa por mi, es algo extraño. - Listo Grayson! Escucho una voz tras de nosotros, Grayson se gira y sonríe a una joven casi de nuestra edad. - Si, solo ayudaba a mi nueva amiga, Meredit la empujo y lastimo, pero la ayudaba a limpiar su herida. La joven se acerca y revisa mi rodilla, ella saca algo de su bolso, y me coloca una bendita en la parte cortada, ella me sonríe y guiña un ojo. - Estarás bien, no fue profundo, pero deberías decirle a algún maestro si ella sigue molestándote, nadie tiene el derecho de hacerte daño, mi nombre es Angela, soy hermana de Grayson. Ella es tan bonita, se parece a Grayson mucho. - Mi nombre es Adriana, y muchas gracias por ayudarme. Mis lagrimas corren por mis mejillas, pero no es por tristeza, si no por el gesto de estos hermanos que sin conocerme me han ayudado. - Le comente a Adriana que la llevaremos a casa, vive poco antes de nuestra casa. - Bien, vamonos, mamá espero, sabes que no le gusta que lleguemos tarde. - Si, vamos. Grayson me ayuda con mi mochila, pero a medio camino le digo que estoy bien, es injusto que cargue con tantos libros. Ellos me hacen preguntas sobre mi, donde estudiaba, y por que el cambio tan radical d una escuela tan importante a esta. - Mi padre antes tenia mucho dinero, pero los negocios fueron mal, y ahora pues, ya no tenemos mucho, mi madre cuida el dinero, y dice que no podemos pagar una escuela tan cara. - Debe ser difícil para ti? Tener una vida llena de todo, de cosas buenas, y ahora no tener. - Pues no es tan malo, ahora mis padres están en casa, antes no los veía casi nunca, así que no es tan malo, prefiero tenerlos cerca de mi, a tener dinero y que jamas los vea. - Supongo que tienes razón, en casa mi padre trabaja, y mamá siempre esta a cargo de nosotros, no imagino una vida en la que ellos no estén nunca, pues siempre se dan tiempo de estar con nosotros, de ayudarnos con alguna tarea complicada, supongo que no hay dinero que compense el tiempo con ellos. - Esta es mi casa. - Es bonita, mañana espera por nosotros, para que no vallas sola a la escuela. Yo acepto, pues me da miedo andar sola, ya he recibido ataques al llegar a la escuela, así que gustosa acepto la compañía de estos agradables hermanos. - Bien, entonces nos vemos mañana Adriana. - Si, gracias por todo a ambos. Ellos se van y de pronto me veo reprendida por mi madre, ella me dice que no debo llegar tarde a casa, hay cosas que hacer. No hay servicio, así que me toca hacer limpieza, y ayudar con la comida, pues mi madre no sabe cocinar muy bien, yo por lo menos aprendí por que había niñeras que no preparaban comida y si no aprendía moriría de hambre. Preparo la comida mientras mi madre prepara la mesa, cuando todo esta listo se sientan a esperar que les sirva comida, voy con los tazones y comemos, al terminar lavo los platos dejo la cocina bien limpia, después hago la limpieza a la casa, ya que mi madre me dejo eso como trabajo para mi, ella solo lava la ropa, pero me encargo yo de planchar, cuando termino ya son las 9 de la noche, la cena esta lista, cenamos y al terminar dejo la cocina limpia, voy a mi habitación y hago mi tarea, a las 11 me doy una ducha y voy a la cama, estoy agotada, ese es mi día a día, pero por lo menos ahora veo a mis padres todos los días, y eso lo val

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