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Por tus mentiras fui feliz.

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Blurb

Estaba de pie frente a la ventana, observando la nieve caer, esa pequeña habitación que alquilaba no me cubría de la extensa y helada nieve que caía con fuerza, sentía el duro frío de diciembre calar en mis huesos.

Acaricie mi vientre y le dije a mi hijo, haré lo que sea por ti, te juro que lo lograremos.

Aun que yo misma no sabía como lo lograría, era increíble como hacía unos meses era la mujer más feliz del mundo, tenía todo a manos llenas, pero los descubrí esa noche, mi mundo colapso por la traición.

- Esta ingenua se creyó que necesitaba el riñón, está dispuesta a dármelo.

- Gracias cariño, salvarás mi vida, pero...

- que sucede hermosa, al fin podremos ser felices.

- No, ella jamás te dará el divorcio.

Las palabras de mi esposo me llenarían de miedo, lo desconocería.

- La asesinaría si con eso podemos estar juntos.

Su amante era quien necesitaba el trasplante, por ello se portaba bien conmigo, no me amaba, y lo más triste es que después de irme huyendo sin nada más que mi billetera con 500 dólares, descubriría que estaba esperando un hijo suyo, mi esposo me había sido infiel, y yo descubrí que solo me utilizaría para salvar a su amante, además si no le daba el divorcio él me asesinaría, quizá lo tiene planeado, y después de quitar mi riñón le pagaria al médico para que jamás despertara.

Me juraba a mi misma y a mi hijo que nos salvaría, él no nos haría daño, aun cuando pasaba hambre, penurias, sabía que tenía que ser fuerte, y luchar, jamás dejar de hacerlo, pues un día regresaría para demostrarle que lo había logrado....

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Un Matrimonio Desgarrador
Hoy iniciamos con una nueva historia hermosas, espero la disfruten y me comenten como siempre, sufriremos y nos enamoraremos de cada personaje de la historia, comenzamos!! Capítulo 1 Clara estaba de pie frente a la ventana de aquel pequeño piso que apenas la cubría del clima tan duro del exterior, observaba con tanta tristeza la nieve caer, y no precisamente porque no le gustara, si no por el frío que calaba hasta sus huesos, una de esas heladas tan fuertes y extensas que no permitía salir a la calle con normalidad, pues ni siquiera se podía ver bien. La nieve caía con fuerza, como si deseara cubrir el mundo de blanco, Clara acariciaba su vientre crecido como si deseara hacerlo entrar en calor, era una de esas nevadas de diciembre que te dejan clara la fragilidad del ser humano ante las inclemencias de la naturaleza. Acariciaba su vientre mientras le dedicaba unas palabras a su hijo, que estaba a pocos días de llegar al mundo. - Haré lo que sea por ti, te juro que lo lograremos. Pero ni ella misma sabia como lo haría, hasta hacía unos meses tenía lo que creía era la vida perfecta, un esposo que la amaba, una vida llena de opulencia, las cosas y obsequios más ostentosos eran lo que tenía, su perfecto esposo la cuidaba con tanto amor, cuidado, que ella se sentía tan feliz por tener la Bendición de haber encontrado a un hombre como él. Pero como siempre sucede no todo es lo que parecía, ese perfecto esposo era solo una fachada, una mentira que se le había hecho creer a Clara por una razón. Nathan Forbes era un hombre tan apuesto, un bronceado maravilloso que dejaba a las mujeres asombradas, una mirada fiera con esos ojos tan profundos color n***o, esa cabellera que era n***o azabache, tan alto y musculoso, brazos llenos de tatuajes que aun Clara no sabía que significado tenían. Él era distinto con ella, siempre todos temían dirigirle siquiera la mirada, pero ella tenía la confianza con el joven Forbes, pues él le había dejado claro que la amaba. Nathan se había convertido por deseos de su padre en el presidente de Hache, una empresa que se dedicaba al modelaje de diseñadores de casa como ellos le llamaban, un hombre ocupado que aun así tenía tiempo para su esposa, para mimarla, cuidar de ella. Clara despertó por la noche y no lo sintió a su lado, ella preocupada por la enfermedad que le habían diagnosticado semanas antes se puso de pie para ir en su búsqueda. Camino hacia la cocina, la sala, pero no había señales del joven, Clara se preocupaba pues no deseaba que el hombre al que amaba con el alma pudiera estar desmayado en algún rincón de la mansión Forbes, una mansión que parecía haberse quedado en la antigüedad, aun que su estado era perfecto, tenía la modernidad y antigüedad unidas haciéndola el lugar más perfecto para vivir, frente a la playa, en un lugar tan exclusivo y de enormes jardines. Recordar lo que sucedió esa noche aún le dolía, sus dedos entumecidos por el frio acariciaban su mejilla para quitar las lágrimas que se derramaban, estaba tan sola en estos momentos, y esa vida feliz solo era un triste recuerdo de su ingenuidad. Clara camino hacia la habitación en la planta baja, donde en ocasiones Nathan pintaba algún cuadro pues ese era su pasatiempo, lo único que hacía que podía relajarle en el día más complicado, para su esposa él era el mejor artista, en alguna ocasión Clara le pidió que le hiciera una pintura de ella, pero Nathan se negó, le dijo aquel día que ella era tan hermosa que cualquier pintura no le hacía justicia a su belleza, Clara no insistió más, pues se había quedado tan feliz con aquella respuesta, su esposo la veía como el ser más hermoso de la tierra. Ella se acercó y antes de abrir la puerta escucho unas voces. - Esta ingenua se ha creído que yo era quien necesitaba el riñón, esta dispuesta a dármelo porque me ama, y hará lo que sea por mí, te lo dije, se ha creído el cuento de mi amor por ella, no cabe duda que no es tan inteligente como mi padre me decía cada vez que tenía la oportunidad... La voz de Nathan le quitaba la sonrisa en un segundo, Clara no quería ni siquiera pensarlo, pero estaba muy claro que hablaba de ella con alguien más, su voz era distinta a la que ella había escuchado antes, él le hablaba con tanto amor, como si fuese lo más importante para él, pero quizá se había equivocado, había creído ciegamente en él. - Gracias cariño, salvarás mi vida, pero... Se hace un silencio y Clara no puede ni siquiera mover sus pies para alejarse de ese lugar, pues dentro de su corazón sabe que lo que sucederá a continuación no le gustara, y la lastimara de una terrible forma. - Que sucede hermosa, al fin podremos ser felices, mi padre ya ha hecho la sucesión, me divorciaré de ella una vez que te den su riñón, por fin podremos ser felices, como debió ser desde un principio. Clara se da cuenta de quien esta con Nathan, ella es Lana Faressy, la supuesta exnovia del joven, se suponía habían terminado antes de que Nathan le propusiera matrimonio aquella noche a Clara, pero parece que solo fue una mentira, pues ellos parecían felices y convencidos de que Clara no sabría nada del acuerdo que tenían ellos dos. - Ella jamás te dará el divorcio Nath, jamás nos dejará ser felices mientras pueda, sabes que tiene el apoyo de tus padres, y que a mí no me quieren cerca de ti cariño, ella siempre será un peligro para nosotros, y sabes que con mi enfermedad no podría superarlo, terminaría por asesinarme si se entera de lo nuestro, ella no es la persona que todos creen, solo se ha aprovechado de la culpa que sienten tus padres por lo que sucedió hace años. Clara escucha con tristeza la conversación, sin poder creer aun lo que las dos personas dentro decían sobre ella, pero una duda se asomaba, porque sentirían culpa los padres de Nathan por el accidente de los suyos. Pero aun más duro fue escuchar lo que su esposo, al que tanto amaba pensaba hacer con ella. - La asesinaría si con eso podemos estar juntos Lana, tú eres la mujer a quien amo, lo que más deseo en el mundo, ella solo fue mi esposa porque mi padre me obligo, lo sabes, pero si intenta algo te aseguro que no me detendría, la mataría para ser feliz contigo hermosa, eres la única mujer a la que amo... Esa noche algo se quebró en el pecho de Clara, la venda que llevaba en los ojos se había caído, sabía que su esposo, ese hombre del que se había enamorado no la amaba, y aún peor la asesinaría por su amante, él le había mentido tan descaradamente que no podía creerlo, las palabras que Nathan había dicho estaban en su mente, las procesaba una y otra vez sin poder evitar sentir tanto dolor. - La asesinaría... Dijo Nathan, él no parecía sentir arrepentimiento ni temor por sus palabras, parecía que la vida de Clara no tenía valor alguno para el hombre, quien estaba dispuesto a matarla por Lana, la había engañado porque su amante necesitaba su riñón para vivir, que ingenua había sido, que ni siquiera se dio cuenta de que cuando a ella le hicieron las pruebas jamás vio que a Nathan le hicieran una extracción de sangre, ahora que lo pensaba jamás vio enfermo a su esposo, ahora quedaba claro que no era verdad, y ella cegada por el amor que sentía por él no se dio cuenta, confió en él, ¿Por qué no lo haría? Si él era su amado esposo. Clara como pudo comenzó a caminar hacia su habitación aquella noche, tomo su bolso que llevaba 500 dólares, dejo tarjetas, pues sabia que él la encontraría rastreando sus compras, ella solo pensaba en huir tan lejos para no ser la víctima de ese malvado hombre, no seguir siendo la esposa falsa, aquella que había sido feliz por sus mentiras. Clara tomo tanto valor como pudo, camino entre las sombras, escucho ruido de cosas caer en la habitación donde estaba su esposo y su amante, quizá el ahora le hacía el amor, sin poder evitarlo sus lágrimas se derramaban recordando aquellas noches, todos los besos y los te amo que le decía mientras la hacía suya, cuanto se habrán burlado de ella, que cayo en sus mentiras. Huyo de la ciudad de Liverpool hacia Manchester, en un ferry pues era la manera más económica, tomo solo sus joyas, ninguna de las que su esposo le había obsequiado, pues sabia que al ser tan costosas podría fácilmente rastrear a Clara sin problemas. Cuando por fin sintió que estaba lo suficientemente lejos pensó en lo que debía hacer, buscar un empleo, pues no tenía dinero ni nadie que la apoyara, regresar a su hogar no era una opción, el hombre al que amaba la había engañado, seguía teniendo una relación con su amante, y aun cuando sus suegros habían sido tan buenos con ella sabía que jamás pondrían a una mujer como ella antes de que a su propio hijo. Clara consiguió un pequeño lugar con el dinero que aun tenía, la joven tenía una carrera en mercadotecnia, pero pensó que si conseguía un empleo con sus documentos Nathan la encontraría, y la obligaría a darle el riñón a su amante, después de no necesitarla la asesinaría, era un hombre importante, ahora comprendía por qué sus empleados le tenían tanto temor, ellos si sabían de lo que él era capaz, pero Clara se lo había negado tanto tiempo, que lo creía el hombre perfecto. Comenzó a trabajar en una fábrica de metales, se encargaba de meter a una máquina pesadas láminas de aluminio, era lo único para lo que le dieron oportunidad, pues sin documentos era como si fuese una ilegal en el país. Cada mañana despertaba a las 3 am, iba caminando hacia la fábrica que estaba a 13 calles de donde alquilaba ese frío y pequeño cuarto donde vivía, en ocasiones el frío era tan duro que se cubría con su ropa además de las mantas. Lo que ganaba apenas le daba para comer y pagar el alquiler, así que sus ropas eran usadas del mercadillo callejero que había cerca del barrio donde vivía. Una noche se sentía tan mal que utilizo el dinero que tenía para alimentos en ir al médico, los servicios de salud eran costosos, así que no sabría como le haría para pasar la semana, pero el malestar era muy duro, náuseas, dolor de cabeza, mareos, creyó que quizá era algo grave, el médico le dijo con una gran sonrisa - Esta usted esperando un hijo, en hora buena!! Pero el mundo se derrumbó para Clara, como era eso posible, se habían cuidado con preservativos porque Nathan había dejado claro que aún no deseaba una familia, después de pasar tiempo a solas con ella sería lo ideal, quería llevarla a conocer el mundo primero, ahora Clara sabia que no era verdad, que solo no quería que quedara embarazada para que pudiese donar el órgano para Lana. Clara se quedó en silencio por unos minutos asombrada, el médico le dijo que ese empleo que tenía era muy complicado para ella, pues con el embarazo debía de cuidarse, no cargar cosas pesadas, comer bien, pero Clara debía trabajar para poder pagar el alquiler, comida, esto era una noticia que le había caído como una cubeta de agua fría, pero no era una opción volver con Nathan, pues si el sabía que ella esperaba un hijo de el era capaz de hacer que se lograra deshacer del bebe, que al final no tenía la culpa de nada, Clara sabia que iba a ser complicado, pero tenía que buscar la solución y salir adelante, pues ya no sería solo ella, si no un bebe que llegaría en unos meses, tenía que prepararse para lo que se avecinaba, no tenía a nadie a quien acudir, además si se exponía él podía encontrarla, tenía que mantener un perfil bajo, y seguir como hasta ahora, luchando. La vida fue complicada para Clara, que termino en esa pequeña habitación embarazada del hombre al que amaba, el hombre en el que confío, aquel que le juro ante Dios amarla y protegerla cada día de su vida, sabía que si no tenía miedo de una deidad no tendría temor a nada. La pobre Clara jamás imagino hace unos meses que esto le sucedería, que la cómoda vida que tenía, el amor de un buen esposo, terminarían por ser su peor enemigo, que ahora estaba tan sola que era duro verle el lado positivo a la situación, se aferraba a la idea de que quizá con un bebe en sus brazos las cosas cambiarían, ella tenía tanto miedo, no sabía como iba a mejorar su situación, solo se decía a sí misma que todo iba a mejorar y que un día regresaría siendo una mujer más fuerte, aun que no sabía como lo lograría se esforzaba en aferrarse a eso para superar cada día...

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