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Placer Oscuro

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Blurb

Hamilton, un apellido conocido por muchos, relacionado a una cantidad innumerable de halagos y cualidades, donde quiera que vayas todos conocen a los Hamilton, algo que puede ser muy bueno o extremadamente malo.

Él es un Hamilton, pero también es un Pride, Ben, es el hijo mayor de la hermosa Emily Hamilton y el potente griego George Pride, dos personas que han demostrado que el fuego y la pasión pueden marcar las relaciones de una manera inigualable.

Ben es la mezcla perfecta entre ellos, no solo por lo físico, sino también por la personalidad, promiscuo como su padre en tiempos de juventud y fogoso como su madre, nos demostrara que detrás de su cara bonita se esconde un secreto, su mayor secreto.

Él es un Pride Hamilton y es la discrepancia en todos ellos, porque a diferencia de su familia, Ben es capaz de transportarte al placer de formas diferentes, un placer oscuro, su placer oscuro.

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Prefacio
Un año atrás Boston es la ciudad donde pasaré los próximos días, meses, años. El lugar donde mi sueños se cumplirían, sueños de recibirme, de conseguir mi título para llevar adelante la empresa familiar, la empresa que formó mi tío y padre, aquella en la que han puesto años de trabajo, para que hoy en día sea lo que es, la número uno en inteligencia artificial. Observó al grupo de chicos que ahora ríen entre ellos, serán mis nuevos compañeros en toda la carrera, Chase, Mike, Luck, estos chicos alocados que beben cerveza, y ahora se encuentran gritando incoherencias. Nos encontramos en un bar bailable, uno de los mejores de la zona según Chase, el sujeto encargado de nuestra diversión, y que, para ser sincero, no estaba mal. Las luces de colores alumbraban el lugar en distintos sectores, la barra, donde un grupo de chicos y mujeres servían trago, contaba con un juego de luces que variaban del verde al celeste cada una cantidad de tiempo, en el medio de la pista un grupo de gente sudada, bailaba Don’t Be Shy, el Dj, un chico de cabello oscuro movía su cabeza al ritmo electrónico, la luz parpadeante les daba el aspecto de moverse en cámara lenta, volví a mirar a los sujetos que vinieron conmigo. Rio con ellos, es imposible no hacerlo, Chase, un chico de cabellos rubios y ojos cafés no para de contar anécdotas de su antiguo instituto, el sujeto tiene un sentido del humor retorcido. Mike, un moreno con pelo afro y grandes dientes blancos niega divertido, mientras flexiona su brazo súper trabajado, sí, parece salido de catalogo de fisicoculturistas y solo va al gimnasio dos veces por semana y toma alcohol cinco días a la semana, un suertudo. Y por último y no menos importante Luck, un castaño con pecas y gafas de lectura, que cubren dos cejas pobladas y grandes ojos verdes, tiene la típica pinta de chico nerd, hasta que abre la boca y te das cuenta que es todo lo contrario. - Este lugar es increíble, debemos venir los fines de semana – Mike observa todo mientras habla y afirmó con mi cabeza mientras levanto el vaso brindando por ello. – Mira esas mujeres, joder – sigo sus ojos. Las chicas no están mal, la mayoría son de la universidad y para mí tienen un enorme ¡No! tatuado en la frente, no forma en que yo me involucre con alguna de ellas, no puedo, no sería bueno, una mujer despechada habla y cuando hablan los problemas empiezan y no quiero eso, no quiero que mi familia se involucre en estas cosas, no lo merecen. - Este será el lugar de relajación – digo al fin y todos aceptan mis palabras. - Ben – el moreno me llama - Tienes que presentarnos a la chica que sale en tus redes - Mike remueve su mano mientras busca algo en el celular - Está - Sam aparece en la pantalla. Tengo que respirar dos veces antes de contestar, conozco pocos a estos sujetos, pero se lo suficiente sobre ellos como para tener en claro que no los quiero con mi prima, mi hermana, porque Sam era mi hermana y ellos no la tocarían, jamás. - No - mi tono de voz cambio - Ni loco. - estos engendros no van a estar cerca de ella, nunca. - ¿Es tu novia? - negué - Es mi prima, más bien como mi hermana y está prohibida para ustedes - los señale - No sé acercan a ella, al menos que quieran perder una mano - volví a beber manteniendo el mismo gesto serio. - ¿Bromeas? - me mantuve impasible viéndolos a todos - Ok, prima-hermana, prohibida - sonreí satisfecho. - Genial - bufó otro - Eres de esos tipos controladores que no dejan que se acerque a sus familiares - sonreí de lado - ¿Algún otro secreto oscuro? – negué divertido. Si ellos supieran todos los secretos oscuros que tenía, no preguntarían estás cosas, quizás hasta no me miraran igual y no es porque fuera algo extraño, mucha gente lo hacía, muchos practicaban lo que a mí me gustaba, no era el único, era algo común, aunque no aceptado todavía. - Soy un simple mortal - subí mis hombros. - Niño rico modelo y aburrido - subí mis hombros. - Mis padres son chapados a la antigua - este era yo mintiendo, mi abuela seguro me tiraría las orejas. - Tú madre es ardiente - levanté una ceja. - Toda su familia es ardiente, has visto esos genes - Luck mostró la pantalla en su teléfono - Hasta las tías están buenas - Chase se acercó a la pantalla. - Esa es la pelirroja que salió de tu departamento hace unas semanas - señaló a Barbie. - Sí - sonreí. - ¿Incesto? ¿Te tiras a tu prima? - negué. - No es mi prima, su madre es la mejor amiga de mi abuela, mi madre y tíos le dicen tías - explicó. - Bueno no hay sangre, pero está bueno decir que te tiras a tu prima - Mike habló - El sueño de todo hombre - elevé mi ceja y me imaginé a Sam. - No sé con quién te relacionas, pero eso es asqueroso - dije y negué. - Eres asqueroso Mike - Chase negó – Como se te ocurre – un escalofrío me recorrió. No sé cómo se le ocurría esas cosas, jamás podría fijarme en alguien de mi sangre, no es algo normal, no parece normal, pero al parecer pasaba, a muchos. Suspire y mi mente volvió a Barbie, mi obsesión desde chico, ella era como mi fruto prohibido, uno con el que me había deleitado durante meses, donde comenzamos una guerra de poder para ver quien domaba a quien, fue interesante, intenso, pero no era lo mío, porque no me gustaba ser sumiso de nadie, yo mandaba y con Barbie eso no funcionaba. Es por eso, que luego de meses de acostarnos sin ningún tipo de compromiso decidimos dar por finalizada nuestra “relación”, ya no había ningún tipo de compromiso entre nosotros, todo quedo ahí, solo teníamos sexo casual, cuando ninguno de los dos encontraba una pareja. Mis ojos se desviaron a un grupo de chicas, reían y bailaban alocadamente, todas eran lindas, pero una de ellas resaltaba entre todas. Sus caderas se contorneaban al son de Becky G, un reggaetón famoso que ponía a todos locos. Un muchacho de cabello claro apareció en mi visión, sus brazos corrían a las personas mientras se acercaba a alguien entre la multitud, entrecerré mis ojos y agudicé mis sentidos, el sujeto tenia problemas marcado en la frente. Y no me equivocaba, el rubio fue directo a la chica que antes observaba para tomarla por el brazo y zamarrearla, mis amigos observaron lo mismo que yo, pero todavía ninguno decía nada y puede que no sea mi problema, pero a ninguna mujer se la maltrata, me levante tan rápido que cuando quise acordar, estaba moviendo gente y caminando directo hasta los chicos que ahora se gritaban, el tipo levanto su mano como para golpearla y la pare con la mía. - Será mejor que vuelvas por donde viniste – sisee mientras colocaba la chica detrás de mí. - Esto no es asunto tuyo niño bonito – arrebato su brazo con fuerza y me observo. - Resulta que me importa una mierda si es o no asunto mío – me acerque – Como vuelvas a tocarla, te la veras conmigo – río. - No sabes en lo que te estas metiendo – elevo una ceja y dio un paso hacia mí – Es mi novia, así que no te metas – sonreí de lado. - No me interesa que sea tuyo – di un paso – No la volverás a tocar – giro su cuerpo y trato de golpearme, pero lo esquive. - Mira idiota, será mejor no intentes hacer eso, porque serás tú el que salga mal parado – la chica que ayude lloraba mientras sus amigas la sujetaban - ¿Estás bien? – asintió despacio y miro su brazo. - Yo – abrió los ojos como platos - ¡Cuidado! – su grito apenas se escuchó por la música, pero me hizo girar en el momento justo que su puño se estrelló en mi cara. Me tambaleé un poco e hice una mueca, mi ojo dolía, pero ahora me importaba una mierda, porque lo único que quería era acabar con el sujeto frente a mis ojos. Sacudí mi cabeza intentando sacar el mareo y volví a sentir un nuevo impacto en mi boca, me quejé un poco y cerré mis puños, a la mierda todo. Mientras relamía mi labio me prepare para golpearlo, mi pulso se disparo y mis pupilas se dilataron, volvió a intentar golpearme y lo volví a esquivar, no tenía idea de donde se estaba metiendo, pero se lo haría saber, mientras me movía sujete su nuca para bajarla y estrellarla contra mi rodilla, la gente se empezó a corre y yo seguí, derecha, izquierda, mi codo entro en contacto con su nariz, la sangre comenzó a brotar pero no me importaba, porque lo único que quería era verlo sufrir al muy condenado, de esa manera se le quitaría las ganas de pegarle a una mujer. Seguí golpeándolo hasta que unos brazos fuertes me tomaron alejándome completamente del chico ensangrentado, sus amigos me miraban y yo los esperaba con todas las ganas, solo tenían que venir y probarían un poco de lo mismo, puede que sea un niño rico, puede que sea conocido, pero nadie toca una mujer sin su consentimiento delante de mí, ni ahora, ni nunca. Los guardias llegaron para sacarnos y contra todo pronostico la chica que acababa de “salvar” se colocó frente a mí y levanto las manos, ella hablo algo con el guardia y este afirmo antes de darse la vuelta y sacar al chico golpeado y sus amigos. Su mano tomo la mía y tiro de ella, la mire incrédulo, sin saber que quería, pero ella solo sonrió un poco y me indico que la siguiera con la mano. Todavía no hablaba, nos conocíamos las voces por ese pequeño instante, pero nada más, paro para hablar con unas de las mozas y continúo conmigo de la mano hasta la parte de arriba del lugar. Una serie de habitaciones, suponía que era eso por las puertas se presentaron, pero no entramos hasta llegar a la última. Mis ojos se abrieron cuando un cuarto en tonos rojos y negros se hizo presente, un sillón de tela roja formaba un semi circulo frete a una mesa ratonera, la música acá era distinta, más lenta y erótica, la mire sin entender que carajos hacíamos aquí. - ¿Qué se supone que hacemos aquí? – dije al fin cuando mis ojos se desviaron a la derecha donde una cama con sabanas negras se hizo presente. - Voy a curarte las heridas – me llevo hasta el sillón y volvió a la puerta. - ¿Por qué aquí y no abajo? – me quede quieto observándola. Su cuerpo estaba cubierto por un jean blanco tiro alto y un body de encaje n***o que dejaba al descubierto su piel blanca como la nieve, su cabello de un tono rubio rojizo estaba semi recogido y con algunas ondas desarregladas, giro para mirarme, su cara estaba cubierta de pecas y dos grandes faroles turquesas aparecieron, ladee mi rostro y ella el suyo, su labio superior era más fino que el inferior, que se veía carnoso que invitaba a cualquiera a mordisquearlo. - Porque quiero agradecerte y abajo no me ibas a escuchar – sonrió descubriendo unos dientes blancos. - ¿Cómo te llamas? No pude responder ya que se giró y recibió un botiquín de primero auxilios, saludo a la chica y volvió hacia mí cerrando la puerta en el transcurso. Era bajita, seguramente media lo mismo que mi madre o Sam, quizás que Molly, se sentó a mi lado y abrió el botiquín dándome un perfecto ángulo de sus pechos, esta chica gritaba lujuria por todos lados y estaba dispuesto a dársela sin problema. - Y – sacudí mi rostro. - Y… ¿Qué? – sonrió, mierda, lo que haría con esa boca. - ¿Cómo te llamas? - Ben Pride – entrecerró los ojos. - ¿Qué ocurre? - Eres el hijo de Emily Hamilton y George – afirme. - ¿Los conoces? – negó. - Compro la línea de ropa de tu madre y bueno salen por todos lados – hice una mueca – Es feo, te entiendo. - ¿Por qué me entiendes? – elevo una ceja y me observo. - ¿No sabes quién soy? – negué. - Vaya, eso es bueno – volvió a sonreír – Luna Wembley – relamí mi labio y me quejé por el dolor. - ¿Británica? - Mi padre, madre estadounidense – puso desinfectante en un algodón – Dolerá – me aviso antes de acercarse y colocarlo en mi ceja. - ¿Por qué debería conocerte? – me miro mientras seguía limpiando mi herida de la ceja. - Mi padre es dueño de la mitad de los club nocturnos de la zona, además de ser dueño de una cadena de casinos, al igual que tú, salgo en la televisión al menos dos veces por semana – rodo los ojos. - El problema de los padres famosos – murmure. - El problema de ser rico – cambio el algodón por otro y fue a mi boca. – En fin, es lo que nos tocó. – afirmo. - ¿Estudias aquí? – quiero follarme a esta chica, no importa cuando, solo quiero hacerlo. - Sí, administración de empresas, segundo año – mierda, iba a mi universidad y era más grande, aunque eso me excitaba más. - Lindo novio tienes – negó. - No es mi novio – suspiro – Es mi ex y es un imbécil, salimos porque nuestras familias tienen negocios juntos y papá insistió, pero la realidad es que es un cavernícola de primera y muy agresivo, no me gusta esas cosas – hice una mueca – Perdón – no fue de dolor, esta chica no podía ser para mí bajo ningún aspecto. - Ahora tu padre se enterará y lo querrá golpear – me miro. - Seguramente – ambos reímos – Bueno Ben Pride, estas listo – se levanto – Gracias por salvarme del imbécil – me levante tranquilo y la mire. - No es problema – nos miramos – Espero verte de nuevo Luna Wembley – sonrió y movió su cabello. - Espero lo mismo. Me despedí con la mano y salí, esta mujer era prohibida todo en ella gritaba amor, rosas y pasteles, no podía darle eso, no había forma en que yo le ofreciera aquello que quería, ni ahora, ni mañana ni nunca. Me despedí con un gusto amaro en mi boca, no solo por la sangre, también por aquello que no iba a poder hacer, no con ella. Así que ahora no solo necesitaba follar, también sacarme a la pequeña pelirroja de mi cabeza.

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