bc

El hilo rojo

book_age16+
858
FOLLOW
3.4K
READ
fated
mate
sporty
comedy
bxg
humorous
childhood crush
school
gorgeous
seductive
like
intro-logo
Blurb

Para la mayoría esto es una simple leyenda, pero para Carriette esto se hará realidad.

Un hilo rojo que los ata. El destino que los une. No podemos escapar de la persona que nació para amarnos; sin embargo, depende de ellos permanecer juntos.

Carriette Pemberley es una chica que no creía en el amor, no estaba interesada en formar ningún tipo de relación, mucho menos creía en el destino ni esas cosas. Hasta que alguien interesante se cruza en su vida; alguien que cree haber visto, alguien que cree conocer; sin embargo, al mismo tiempo, no recuerda dónde lo ha visto antes. Tras muchísimos encuentros casuales entre ambos donde parece ser causado por el destino, pronto Carriette descubre que, efectivamente, el chico con el que se topa por todos lados lo conocía desde hacía mucho tiempo, pero el recuerdo de él fue como si hubiese sido borrado de su memoria.

chap-preview
Free preview
Capítulo 1
“Lo que está destinado para ti, tarde o temprano llega a tu vida”. Mis pies se mueven a una velocidad tan rápida, que incluso Flash se queda perplejo delante de mí. En un movimiento rápido reviso el reloj de mi muñeca, y la hora marcada ahí solo me hace palidecer en ese instante. Es todo. Me van a matar... No literalmente, claro. Ya han pasado veinte minutos desde que la primera clase empezó, y es obvio que la profesora Miller no me dejará entrar al salón. La última vez lo dejó claro, si volvía a entrar tarde llamaría a mis padres para avisarle de mis retrasos, y si ellos se enteran que he llegado tarde estos días: adiós celular, adiós computadora, adiós vida social y hola castigo por semanas. Me detengo de golpe. Ya no vale la pena seguir corriendo como loca en los solitarios pasillos de la preparatoria. Un suspiro cansado sale de mis labios. Y, por un solo instante, le permito a mi cuerpo relajarse. El último año de preparatoria se está haciendo una pesadilla, y lo único que deseo es terminar con esto pronto. Aún faltan dos meses para graduarme e ir a la universidad, pero se siente tan lejos y tan cerca, como enero y diciembre. Me quedo unos segundos estática en mi lugar sin moverme. Ahora, después de quedarme parada en el pasillo con la mirada perdida en un punto en el suelo, comienzo a acomodar los libros que traigo entre los brazos para poder meterlos en mi mochila, ya que salí tan rápido de mi casa que ni tiempo me dio de meterlos. Acto seguido, hago mi camino hacia la cafetería para poder comprar algún jugo o algo para pasar las dos horas de la clase de matemáticas que me toca. Resoplo. Mientras ningún maestro o el director me encuentre todo estará bien para mí. Luego de comprar mi licuado de piña colada me dirijo hacia el exterior del edificio. Con un poco de suerte podré pasar desapercibida acá afuera que allá dentro. Camino hacia una banca que está a unos cuantos pasos de distancia de la entrada y que un árbol frondoso cubre dándole sombra y a la vez lo ocultan. Entonces, me acerco hacia allí para sentarme. Una vez ahí trato de sacar los audífonos de mi teléfono para poder distraerme un poco mientras tomo mi licuado; de no ser por los sonidos de una voces —que parecen estar discutiendo— yo habría pasado un buen rato aquí. Las voces se escuchan a un punto detrás de mí, así que giro un poco la cabeza para poder ver bien de qué se trata. Bueno, sólo es para distraerme. Cuando los veo tengo el repentino impulso de rodar los ojos al cielo, y no lo reprimo. Son un chico y una chica, seguramente una pareja discutiendo. Qué cliché. Me giro para poder sentarme de frente para verlos mejor, mientras le doy un sorbo a mi licuado. A la chica la conozco, ella comparte algunas clases conmigo. Es Kim. Pero la verdad al chico no lo logro reconocer, cabe decir que todos los rostros de la preparatoria Russo los conozco, pero él no se me hace familiar en lo absoluto. «Seguro no estudia aquí». Pienso. Sí, debe ser eso. Obvio, es lo más lógico. Entonces, Kim le da una bofetada al chico, tan fuerte, que pude escucharlo desde donde estoy sentada. El rostro de él se gira con brusquedad por lo fuerte del impacto. Abro la boca conmocionada. «Hasta a mí me dolió». —Eres un cínico de lo peor, Dylan —Kim exclama, y puedo notar el tono furioso y la mirada desencajada que le dedica al chico, que al parecer se llama Dylan. Esto está más bueno que el programa de Laura. Le doy un sorbo a mi licuado, mientras observo como Dylan observa a Kim con severidad. —Terminamos —dice ella, con voz fría y distante, mirándolo directamente a los ojos. —Por mí está perfecto —responde él, como si no le importase en lo absoluto—. Así no tengo que aguantar tus berrinches estúpidos por todo. Turn down for what! Kim lo fulmina con la mirada, pero él parece no inmutarse, así que ella se gira sobre sus talones para comenzar a caminar en mi dirección. En ese instante las alarmas se encienden en mi sistema, y lo único que me queda por hacer es bajar la mirada rogando volverme invisible. Y al parecer funciona, ya que Kim pasa de largo sin notar mi presencia. Un suspiro de alivio se me escapa en ese momento al verla caminar al interior del edificio donde suelo estudiar. Entonces, vuelco mi atención nuevamente al chico que está a unos metros de distancia delante mío. Y sólo porque sí, me permito examinarlo un poco. Su cabello es n***o, y su piel es tan blanca que hace resaltar, hasta donde estoy, el color grisáceo de sus ojos. Aunque realmente no estoy muy segura si ese sea su tono, bien podría ser azul o algo parecido. Su cabello está ligeramente despeinado, y sinceramente, eso de alguna forma lo hace ver extremadamente guapo. Dylan no es feo, para nada. Es el típico chico que le roba suspiros a las chicas. No sé cuánto tiempo pasa, que me quedo aquí observando sus movimientos. Observarlo caminar con gesto desesperado alrededor del vehículo estacionado alado de él. Y entonces se detiene. Lentamente, su mirada se posa en la mía, quien no ha dejado de verlo ni un segundo. Toda la sangre de mi cuerpo se me agolpa en los pies, y siento como mi estómago cae en picada. La vergüenza quema en todo mi sistema, pero ni siquiera así quito mi mirada de encima de él. Y me quedo aquí, observándolo como pendeja, mientras que él me mira con el ceño fruncido en confusión. —¡Carriette! Entonces, siento unas manos tocarme repentinamente los hombros, haciendo que mi corazón se salte un latido y dé un respingo en mi lugar, al tiempo que ahogo un grito de horror. —¡Hija de tu...! —cierro los ojos con fuerza, al tiempo que me trago mi insulto y presiono las palmas de mis manos contra mi rostro por el susto—. ¡Michelle no hagas eso! —le doy una mala mirada, y una sonrisa inocente es su respuesta. —¿Por qué no entraste a matemáticas? —interroga mi mejor amiga, al tiempo que frunce el ceño y se sienta a mi lado, para tomar un sorbo de mi piña colada. Hace una mueca de desagrado—. Qué asco. Odio la piña. —Pero bien que el otro día te comías la mitad de la pizza con piña tú sola. —Porque tú me obligaste a comerla. —Y tú bien rogada, ¿no? —alzo una ceja. —No me cambies la conversación —me señala, y ruedo los ojos al cielo, mientras que una sonrisa divertida se pinta en mis labios—. Ahora mismo me vas a decir, jovencita, por qué no entraste a la aburrida clase de matemáticas a la que nadie quiere asistir porque la profesora se la pasa hablando de temas que ni al caso, que según ella nos servirá algún día en la vida. —Llegué tarde —digo—. Y sabes cómo es la profesora en ese asunto. —Pudiste haber entrado por la ventana —resuelve. —¿En un segundo piso? ¿En serio, Michelle? —entrecierro los ojos en su dirección. —Difícil, pero no imposible —dice ella, y vuelve a darle un sorbo a mi licuado, mientras hace otra mueca—. Recuérdame decirte que no vuelvas a comprar esto. Ruedo una vez más los ojos, al tiempo que niego con la cabeza. —¿Por qué estás aquí, y cómo fue que me viste? —pregunto, después de un rato de silencio. —Supongo que la maestra se aburrió de darnos clases y nos dio esta y la siguiente hora libre —dice, y se encoje de hombros—. Y que cómo te vi, es muy fácil. Desde la ventana te podía ver —una sonrisa burlona se asoma en su rostro, y yo palidezco al instante. Oh, Dios mío. Espero que la profesora no me haya visto. Cierro los ojos con fuerza, mientras le ruego al cielo por ello. —Por favor dime que la maestra no me vio —musito, al tiempo que miro a Michelle con súplica. Ella se pone en una pose pensativa. —No lo sé —dice, con aire relajado. Pero eso solo hace que mis ansias aumenten—. Quizás... —¡¿Qué?! —Quizás por eso nos dio la hora libre, y antes de ir a la dirección me preguntó por ti y yo le dije: "No sé, bueno sí sé pero no se lo voy a decir". Me está jodiendo. Quito mi cara de asustada para fulminarla con la mirada, y darle un pequeño empujón en el hombro. Su respuesta es una risa casi escandalosa. —No te vio, tonta —dice, una vez que se ha recuperado de su repentino ataque de risa, pero yo no puedo dejar de sentirme molesta por su tonta broma que casi me saca el corazón—. Ella piensa que no viniste a la escuela. —Mejor así —suspiro con cansancio. Por instinto, volteo a ver donde antes el chico de nombre Dylan estaba, pero ya no está. Se ha ido. Ni él, ni el coche —que deduzco como suyo— están donde los vi hace un momento. Y el sentimiento de algo extraño y profundo se instala en mi pecho, pero realmente no sé qué podría ser. —Y Chloe está buscándote, porque asegura que tú sí llegaste a la escuela y no te quedaste dormida por desvelarte viendo Teen Wolf —Michelle habla de nuevo, captando mi atención—. Y ni me niegues que sólo la ves porque Dylan O'Brien sale ahí. «Dylan...» —Así como tú ves Los caballeros del zodiaco solo porque Manigoldo sale ahí —bromeo. —¡Niegame que está guapo! —¡Él ni siquiera existe! —Y Dylan O'Brien no va a casarse contigo —ataca, y llevo mi mano hacia mi pecho dramáticamente al tiempo que abro la boca indignada. Entonces, me tiro al suelo mientras hago como si no tuviese ambas piernas. —¡Eres un monstruo! —dramatizo, mientras trato de reprimir la risa que trata de saltarme. Michelle se pone de pie, y me mira desde ahí con gesto arrogante, mientras alza su mentón. —Aquí el único monstruo eres tú. Entonces comenzamos a reír con fuerza. A Michelle le queda muy bien el personaje de Lord Farquaad por su corte de cabello. —¿Qué hacen? —escucho la voz de Eleanor en un punto a mi costado derecho, y me obligo a dejar de reír para responderle. —Haciendo una escena de Shrek —digo, y ella comienza a reírse por verme tirada en el suelo como la galleta de gengibre. Aunque en dos meses cumpliré dieciocho, muchos podrían decir que aún no maduro. Pero, ciertamente, es mi forma de ser. Me levanto del suelo, con ayuda de Eleanor y Michelle, para sentarnos en la pequeña banca donde estaba. Y a lo lejos puedo ver caminar a Jack, Chloe, Erwin, Susy y Charlie hacia nosotros. Y eso son solo unos cuantos de nuestro grupo de amigos. —Hola —saluda Jack, y se acerca a Eleanor para besar su mejilla, seguidamente lo hace conmigo y por último Michelle, para luego sentarse a su lado. —¿No tienen clases? —interrogo a Chloe y Erwin. Se me hace extraño, porque ambos van en diferentes grupos por sus edades —Chloe tiene dieciséis y Erwin quince— y solo Susy, Jack y Charlie comparten la clase de matemáticas con nosotros, los lunes. —¿Y tú no entraste a matemáticas? —pregunta Chloe, alzando su ceja. Entrecierro mis ojos en su dirección. Buena jugada. Entonces Happy y Alex aparecen junto a nosotros también. Bueno, creo que ya estamos completos. —Buenas noticias —anuncia Happy—. El profesor de química no vino, así que tenemos esta hora libre. —¿Qué hacemos mientras tanto? Nosotros también tenemos libre esta hora —oigo decir a Eleanor. —Juguemos Era tan inocente que... —propongo, y todos asienten, pero Erwin y Chloe fruncen el ceño. —¿Cómo se juega eso? —interroga mi hermano menor. —Es algo así como Yo nunca, nunca. Pero distinto —explica Alex—. Por ejemplo yo digo: "Era tan inocente que, no sabía para qué servían los condones de sabores si total nadie se los iba a comer". —Inocencia al mil —bromea Charlie, y suelto una carcajada sonora—. Este juego no es acto para mentes inocentes. —Ah, o sea que ya todos están pervertidos —dice Chloe. —Nosotros le decimos de otra forma —responde Charlie, mientras se pone en pose pensativa. —Bueno, empecemos —habla Susy—. Comienza Carriette —me alienta, y dejo de reír para limpiar una lágrima que se salió de mi ojo. —Bien —me incorporo—. Era tan inocente que, cuando una amiga dijo que se había mojado por ver a Christian Grey creí que se refería a que se había hecho pipí. Todos sueltan carcajadas sonoras. Y es que esa historia está basada en hechos reales. —Eso sí ya es pasarse de inocente, Carriette —dice Jack, en medio de risas. —Es que en realidad no sabía a qué se refería —me justifico. —Acompáñame a ver esta triste historia —bromea Michelle, y no puedo evitar reír con fuerza. —Voy yo, voy yo —ahora habla Susy, una vez que ha dejado de reírse, y todos posamos nuestra atención en ella—. Era tan inocente que, cuando escuché a alguien hablar sobre un orgasmo creí que hablaba sobre un "órgano" del cuerpo. —O sea que, cuando dijeron "orgasmo", ¿creíste que había dicho "órgano"? —cuestiona Alex. —Sí —asiente Susy—. Y yo de pendeja dije que también tenía uno. Estallo en carcajadas ruidosas que bien pueden escucharse hasta j***n. Ya me imagino a la persona hablando sobre que tuvo un orgasmo y Susy diciendo: "yo tengo uno". Llevo mis manos hacia mi estómago porque siento que va a estallar de tantas risas. —¡Basta! —pido, tratando de parar y recuperar el aliento. —Era tan inocente que —continúa Eleanor—, cuando sacaron 50 sombras de Grey, creía que se trataba de maquillaje o algo así. Hasta que leí que una señora se había masturbado en el cine mientras la veía e, igual no entendí qué era "masturbar". —Seas mamona —Charlie entrecierra los ojos en dirección a Eleanor y suelta una pequeña risita. —Ah, ¡ya entendí! —exclama Erwin, y todos posamos nuestra atención en él, y yo paro mis risas incontrolables—, esto es como confesiones para reírse como locos. —¿Y qué te ayudó a llegar a esa conclusión? —bromeo. Mi hermano me saca la lengua. La madurez es de familia.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

AMOR CON ODIO

read
13.0K
bc

Efimero (Devil's touch)

read
372.9K
bc

En los Zapatos de Renatas

read
1.4K
bc

Casado con la ¿Gordita?

read
313.0K
bc

UN TOUCHDOWN A TÚ ❤️

read
225.9K
bc

Mi jefe esta paralitico

read
3.2M
bc

Una esposa de mentira. Saga familia Duque.

read
8.6K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook