Prólogo
—Sos distinto mi niño —le susurró mientras lo arrullaba, él solo esbozó una pequeña sonrisa sin comprender realmente lo que decía su madre. Ella le colocó el índice en la palma de su diminuta mano haciendo que el pequeño lo tomara—. Todos dirán que no puedes hacer nada por tus propios medios, incluso vos vas a creerlo, pero vas a superar eso. Vas a superar cualquier comentario que puedan soltar para lastimarte —el pequeño volvió a sonreírle a su madre, aferrándose a su dedo.
—¿Por qué le decís eso, ma? —ella le dedicó una sonrisa cariñosa a su hijo mayor, para luego volver a observar los rasgos de su pequeño bebé.
—Porque eso va a pasar —se sentó junto a su primogénito y dejó que éste pudiese ver a su hermanito—. La gente cree que distinto significa inferior o malo. Lo que nunca piensan es que todos somos distintos de una u otra manera —el infante observó a su hermanito sin comprender a qué se refería su madre; su hermano no era muy distinto a los hermanitos bebés de sus compañeritos del jardín, incluso se parecía mucho a uno de sus primos que había nacido el año pasado, pero si su mamá lo decía, no tenía porqué pensar lo contrario, después de todo, ella debía tener razón.