Ella no es mi maldita hermana

Avertencia Cabe resaltar dar una gran advertencia antes de que empiecen a leer esta obra. Puede que a muchos les choque tal vez el modo de ser del personaje principal, que en definitiva estoy segura de que no es similar a ninguno que ustedes hayan visto antes. Él tiene un modo bastante errado y tal vez digamos, “psicótico” de ver el mundo, vive bajo principios absurdos que él mismo se creó y que busca a todo modo de imponer, cosa que le cuesta y que jamás conseguirá, lo cual no hará más que frustrarlo. Cabe hacerse una pregunta: ¿exactamente cómo es este chico con pensamientos tan turbios? Si bien sabemos, en todo momento, en casi todos los lugares a los que frecuentamos, nos relacionamos, vemos a alguien que nos irrita, pero lo ignoramos, seguimos; y alguien hace algo que realmente nos molesta: tal vez pueda ser un comentario desagradable o algo que nos parece una estupidez y esto lo callamos por miedo a ser imprudentes o por herir los sentimientos del otro, como se dé el caso. Gravísimo error, ¿crees que él va a tolerar eso? ¡primero muerto! ¿creen acaso que los sentimientos de otros pueden ir sobre sus propios principios? ¡no! Esta novela es sobre un personaje que no se calla estas cosas, de hecho, no se calla nada, llegando a niveles inconmensurables de cinismo o descaro que nadie parece creer hasta que lo conocen y ven que sí es posible que existan personas así. Sí, sería exactamente alguien a quién odiarías sin pensarlo. Él siempre quiere que todos sepan lo que él piensa y no le importa si hace sentir mal a la otra persona; mientras que él esté bien, todo está bien y su bienestar claro que está por sobre todas las cosas. Primero él, segundo él y tercero él, por supuesto. Tal vez hayas leído por ahí en algún lugar alguna novela sobre el típico galán al que todas las chicas caen rendidas a sus pies. Tal vez pueda ser el capitán del equipo de fútbol (cliché), o puede ser sobre el tímido de la clase, algún millonario, el jefe rudo, malo o el nerd que sufre un cambio radical que a todos deslumbra, pero aquí claro que no, eso jamás pasará. Este es un personaje completamente diferente: no es tímido en lo absoluto; no es un marginado, pero sí es bastante inteligente, el mejor de su clase, pero no se asemeja a los típicos nerds de televisión estadounidense, ¡es que esto es Colombia! tampoco es el mariscal de campo (porque aquí eso no existe, es Latinoamérica) o el atleta que estamos acostumbrados a ver y no, no es un tipo mal parecido. De hecho, es muy hermoso y lo peor es que está consciente de ese hecho casi desde que nació y eso, sumado a su inteligencia y demás cosas, lo ha hecho una persona extremadamente egocéntrica, incapaz de demostrar afecto a alguien más que a el mismo, orgulloso, egoísta, grosero, irritante, etc. Esta novela se empezó a escribir su mayor parte en el 2014, pero nunca vio la luz. Por eso verás situaciones que hoy en día ya no suceden, r************* y demás. Espero les guste y que no nos odien, a este chico y a mí. Un beso y que disfruten esta aventura. Bienvenidos sean todos a: Ella no es mi maldita hermana, edición 2022. Preámbulo ¿Qué puedes hacer cuando todo en tu mundo se ha roto en forma definitiva? ¿Cuándo todo dejó de importarte? ¿Cuándo todo carece de sentido alguno ahora que ella no está? A veces miro atrás, aún cuando me fuerzo a no hacerlo, pero me pregunto tal vez, ¿pude haber hecho las cosas de modo diferente? ¿pude haber evitado que nuestra historia tuviese un final tan catastrófico? Es que mi mundo se encontraba hecho pedazos y no habría nada que pudiese recogerlos, el daño estaba hecho y no quedaba nada más que el olvido, tratar de continuar, aún cuando sabía que no había nada que arreglar. A veces pienso en ella y en la forma tan bizarra en que empezó todo entre nosotros. Apenas vi su rostro por primera vez, un odio enorme empezó a crecer en mí y todo se volvería errático desde aquel día por mis acciones, que tal vez no habría podido evitar con mi forma tan delirante de ser, en que estoy consciente de lo complicado que puedo ser con los demás y en especial ella, porque jamás iba a tolerar que llegase una intrusa a reemplazar un lugar que no le correspondía, ni por naturaleza, ni por una mierda. No la quería en mi vida, compartiendo mi mismo techo, mis cosas, mi espacio y menos, que acaparara la atención que en realidad debía ser para mí y sólo para mí, pero en mi afán de ahuyentarla, recibí un castigo divino y fui víctima de mis propias palabras, castigado con algo que me pesaría tanto porque se escapaba de todo lo que estaba acostumbrado, a enfocarme sólo en mí y en las cosas que quisiera, como mis tontos planes de conquistar el mundo, (de forma literal eso sí), pero todas estas cosas tontas, todo lo que quería pasó a un segundo plano desde el primer momento en que la vi a ella. Aún recuerdo cuando todo se empezó a complicar entre nosotros, al descubrir esos sentimientos prohibidos y no, no tanto por mis padres, más por mí mismo, porque no podía permitirme enamorarme y perder así el control cuando se suponía que yo mismo siempre sería lo más importante, pero todo se empezó a salir de control y estaba seguro: haría lo que fuera para alejar a esa chica de mi vida y no me importaba si la lastimaba, debía alejarla y no importaba nada más, así que entonces empecé a hacer cosas tontas, planes absurdos para alejarla que resultaron todos mal, al menos para ella. Empecé a actuar de modo cruel, horrible, con actos que ameritarían una buena paliza con justa causa. Por eso creo que cuando papá me estrelló su puño en mi rostro fue totalmente merecido y no hice mayor escándalo, pero mis acciones no solo repercutían negativamente en ella, sino que estaban haciendo tambalear mi relación con mamá, quién estaba muy afectada con todo lo que hacía, pero no es como si pudiese detenerme. Jamás lo haría, yo jamás descansaría hasta lograr mis objetivos. Aún recuerdo cada mala palabra que te dije, cada insulto que no era insulto en realidad, pero decía cosas que sabía que podían herirte y al conocerte tanto, sabía exactamente qué decir que pudiesen destrozarte y no dudé ni un poco en usar esas palabras hirientes para hacerte daño. Recuerdo cada mal rato que te hice pasar, cada broma de mal gusto, que resultaban satisfactorias para mí, pero sólo conseguía hacerte llorar y sentir miserable. Pero, ¿qué más daba? Mis sentimientos siempre irían primero que los tuyos y muy tarde me di cuenta de eso, de cuán miserable fui y luego, cuando no pude más y me rendí ante ti, sabía que había pecado, que había errado en mis acciones porque ahora no podría detenerme. Actué muy tarde, después de meses de malos tratos y cuando por fin lo hice teníamos el tiempo contado. No alcancé a disfrutar de ti, ni de besar tus labios unas mil veces como ahora habría deseado, ni de acariciar tus manos, tus dedos, tu pelo largo, tus mejillas, todo, todo, pero… ahora no puedo hacerlo y estos son ahora recuerdos de lo que alguna vez fue y no volverá a ser. De haber sabido que te tendría tan poco tiempo, te habría raptado en cualquier lugar del mundo para al menos haberte besado un poco más, es que amaba tanto tus besos, ¡los amaba tanto por dios! Pero ahora, el hecho de que sean solo recuerdos me destroza y trato de no pensar en ello, pero es imposible, me cuesta, me destruye por completo el hecho de no tenerte, el no poder tocar tus manitos, tus brazos, tu piel, pero… probablemente ahora mismo ni siquiera me recuerdes o desees extinguir cualquier recuerdo nuestro, cosa que yo mismo debería hacer, pero no, no puedo, jamás te olvidaría, Carla. Tal vez esté pagando. Tal vez esto sea mi culpa y el universo me castigue por la horrible persona que he sido. Tal vez todo esto sea cierto y me toque pagar mi vida entera por mis malas acciones, pero solo espero, que donde quiera que te encuentres, estés bien y sigas igual de espléndida, bella, tierna y preciosa, porque sí eras preciosa, ¡eras hermosa! Y yo… tal vez nunca logre verte de nuevo. Espero que Dios se apiade de mi alma y de este ser pecador, y me permita al menos una vez, así sea una sola vez el verte una vez más y mi alma encontrará el descanso antes de descender al infierno.